Capítulo 10

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Jacob

Desde que presencié el asesinato del cazarrecompensas, mis pensamientos se quedaron en esa escena, tenía mucho interés en el pasado de Joseph Long, pero sus registros no existían, a pesar de la cantidad de trabajos que encontré bajo su nombre. Me intrigaba la historia que escondía y su interés en Katherine. 

Sus últimas palabras apuntaban a que se sentía acechado por ella, pero es imposible que ella lo asesinara, estuve completamente atento a su estado de salud todo el tiempo. Nada de esto tenía sentido, y cada vez que indagaba mas a fondo, volvía a encerrarme en el mismo laberinto.

Todo continuo de la misma manera hasta la mañana siguiente. Ian me informó que Katherine se encontraba estable y la llevaría al cuarto que preparé para ella, me sentí muy aliviado y feliz por su recuperación, pero aun no podía visitarla después de que le prometí que la dejaría descansar, además no hubiera podido manejar una conversación con lo poco que conocía sobre los años que desapareció. 

Decidí darme un respiro del caso de Katherine, tenía que cumplir con algunos pendientes de mi trabajo con la hermandad, dispuse mi tiempo en un grupo de contrabandistas que cambiaban constantemente de ubicación y por tanto era imposible detenerlos, hace poco se descubrió que secuestraban constantemente extranjeros para venderlos al mejor postor, eran muy cuidadosos con sus clientes y sus movimientos.

Viajé hasta la última ubicación de la que se tenía registro, estaba a las afueras de Londres, donde el tránsito era mínimo. 

Miré la fachada exterior de la edificación, por las fallas que tenía era un lugar perfecto para ocultarse. Luego decidí revisar el interior, al entrar analicé el cuarto principal, estaba lleno de basura, pero por los retazos de la bandera que encontré en el piso reconocí el sitio casi al instante, era un antiguo cuartel de los blighters, la antigua banda que estaba a disposición de Starrick, la extinguí junto con los Rooks hace varios meses, y los cuarteles que no contaban con una ubicación adecuada para nuestros propósitos, los abandonamos.

Caminé al siguiente cuarto, ahí encontré algunas botellas y un rastro de hollín, alguien había encendido una fogata recientemente, no debían estar tan lejos.

Estaba buscando un poco mas de pistas para poder buscarlos, pero escuché varias voces acercándose a mi, me escondí en un lugar estratégico utilizando un mueble casi desecho. En medio de varias burlas y comentarios un poco fuertes pude escuchar la palabra "paquete". Concluí que eran ellos cuando dejaron a una mujer sobre el piso, sus manos estaban atadas y su boca amordazada.

—El carruaje está apunto de llegar, quiero que la preparen, no puede vestir esos harapos

—Será un placer. —Dijo uno de los hombres, él mismo que acarició la pierna de la mujer.

Solté un suspiro, no podía permitir que le hicieran algo pero eran demasiados para que pudiera actuar en su contra en un lugar tan pequeño, podían hacerle daño. Antes de proceder, primero definí a los objetivos, tenía frente a mi a ocho sujetos de una contextura regular y cuatro un poco fuertes. El momento mas oportuno que podía esperar para salvarla era secuestrando el carruaje, pero sería un viaje rudo para la dama. 

Me escabullí por uno de los arcos de la ventana para impulsarme hasta el techo de la edificación, pasaron unos minutos hasta que miré en el horizonte un carruaje que se acercaba lentamente. Me puse la capucha de mi gabán, bajé del tejado por la cornisa lateral, utilizando las sombras a mi favor para ocultarme, desde ahí esperé el momento adecuado para enfrentar al conductor, mientras tanto, el líder acompañado por dos de sus secuases se reunió con el conductor, llevaba en sus brazos a la joven.

—Me gusta ese vestido. —Sonrió de forma cínica el líder del grupo. —Seguro nos darán un buen dinero por ella.

—Es una pena, hubiera querido que pasara unas cuantas horas mas aquí.

Me dio un escalofrió escuchar esas palabras, pero me concentré, tenía que matar al conductor antes de que se volviera a subir, no quité mis ojos de él y en cuanto la joven estuvo dentro del carruaje, avancé por el lado izquierdo eliminándolo con un corte limpio en la garganta, ocupé su puesto y azoté a los caballos poniendo en marcha el carruaje, sin darles tiempo de reaccionar, los gritos de la banda detrás de mi hablaban por si solos, luego me ocuparía de ellos ahora que sabía como actuaban.

Avancé algunos metros, voltee para asegurarme que no me perseguían, pero una pequeña "caravana" iba detrás de mi.

Al poco tiempo tenía a un par de sujetos sobre el techo de mi carruaje, intentaban dispararme y hacerme perder el equilibro, al mismo tiempo dos coches se pusieron en mis flancos, querían detenerme presionando mi dirección, no tenían planeado que chocara tratando de proteger a la mujer, pero esto me permitió tomar curvas un poco intensas, así conseguí liberarme de los matones del techo y alejar al resto de coches. 

Llamamos demasiado la atención, la policía empezó a seguirnos, en este momento me sentí presionado, necesitaba liberarme pronto así que tomé mi propio revolver, apunte a la rueda de un carruaje enemigo, estando en movimiento era difícil apuntar, pero luego de dos disparos logre darle con precisión, este se empezó a tambalear, se volcó y obstruyo el paso tanto a la policía como a la banda.

Aproveché la conmoción para desaparecer por las calles aledañas y ligeramente mas transitadas, me mezcle con los ciudadanos, cuando todo estuvo en relativa calma preferí detenerme varios metros mas adelante, en un lugar lo suficientemente apartado para que la mujer pudiera tener espacio para recuperarse.

Me detuve y me bajé, abriendo la puerta casi de inmediato, la mujer del interior estaba sollozando, no la culpo, tuvo un viaje bastante largo, primero la desaté, ella se retiró la mordaza y entró en un repentino estado de alerta. 

—¡Aléjate de mi!.—Me pateo, pero detuve su pierna antes de que me golpeara.

—¡Vaya!, eres fuerte.—Solté su pierna lentamente, dejando que comprendiera mis intenciones. —Confía en mí, sólo quiero ayudar.

Cuando comprendió que yo la rescaté, se abalanzó sobre mi y empezó a llorar, la abracé de la misma manera, era una mujer muy atractiva, tenía el cabello rojo, sus facciones eran muy delgadas, parecía una pequeña muñeca de porcelana, definitivamente era el blanco perfecto para cualquier grupo de contrabandista y extorsionadores.

—Disculpe, señorita, me gustaría conocer su nombre, así puedo llevarla mas pronto a su hogar.

—Samantha Gallagher.—Dijo temblorosa.

—Tiene un lindo nombre.—Me separé un poco y le limpié las lágrimas. —No vale la pena que siga llorando, conmigo está a salvo.

—Gracias, usted es mi héroe señor.

—Llámeme Jacob, por favor.

—Te agradezco mucho, Jacob. Te lo voy a recompensar.

La dejé de abrazar y la invité a salir del carruaje, necesitaba asegurarme que en esa posición tan incomoda no se hubiera lastimado, pero no pudo ponerse de pie, la mantuve con mis brazos y la invité a que se quedara conmigo el resto de día, ella accedió y se veía mas calmada, me comentó en el camino que vivía sola y no había nadie que velara por ella porque era extranjera. 

Lo sabes muy bien Jacob Frye, las damas en apuros son tu debilidad. 

No me olvides [En Edición]Where stories live. Discover now