Capitulo 25

3.3K 252 32
                                    


- L... ¿La fiesta? - Alec parecía preocupado. Jaco sonrío maliciosamente, y abrió la puerta del loft, empezó a entrar mucha gente, Cada cual más extraño que el anterior. Vampiros, hadas, hombres-lobo... en fin, todo tipo de subterráneos. 

Magnus parecía tan sorprendido como su pareja, pero a fin de cuentas, él era El Gran Brujo de Brooklying, y como no, le encantaban las fiestas, así que sacudió al cabeza y con un chasquido de sus largos dedos, el loft ya parecía preparado para un fiesta, con música y decoración. 

Alec parecía perdido, pero Magnus lo cogió de la cintura, y ambos comenzaron a bailar una lenta en la pista de baile que había aparecido mágicamente. El nefilim se tranquilizó en brazos de el que mañana se convertiría en su esposo, y cerró sus ojos, disfrutando de estar por fin en brazos de Magnus. El brujo, por su parte, besó a  Alec en la cabeza, y sonrió para si. Dioses, no podía creerse que al fin había encontrado al amor de su vida,y de que mañana se encontrarían en el altar. Era feliz, sabiendo de que a partir de mañana, vería los maravillosos ojos del nefilim todos los días al despertarse, y de que se acostaría a su lado todas las noches. 

Sabía que en algún momento aquella felicidad acabaría, y que Alec, su Alec, moriría. Y en aquel momento comprendió porque Tessa no se arrepentía de haberse casado con Will. El amor podía doler, pero recompensa. Tarde o temprano, recompensa. Porque la felicidad que Magnus sentía en aquel momento no se podía comparar a nada de lo que había sentido nunca. 

Todas las malas experiencias que había vivido con Alec no eran nada comparadas con las buenas .

Recordó la primera vez que lo vio en aquella fiesta, la primera vez que lo besó... La primera vez que su nefilim le dijo te quiero, como si fuese el mayor tesoro del universo. Todas las risas, todos los llantos, su corazón roto... y como volvió a repararse.  Merecía la pena. Claro que merecía la pena.

Y al acabar la canción, cuando las notas dejaron de sonar y acabó el último compás, cuando ambos se pararon en medio de la pista de baile, con los ojos, azules como  el zafiro, de Alec brillaban como supernovas, Magnus no pudo evitarlo. Lo besó.

-Te amo. - Le susurro al oído. Y Alec, con las mejillas teñidas de rojo y los labios brillantes, le respondió.

-Yo también te amo.




Malec fanfic (Editando)Where stories live. Discover now