Lecciones de confianza

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La Interhigh estaba a punto de comenzar y ya estaban perfilando los últimos detalles del equipo, aunque lo cierto es que no tenían una primera ronda excesivamente complicada.
-La cosa se complicará más adelante.- le explico Momoi, ambas jóvenes estaban en la casa de la pelirosa estudiando vídeos de sus oponentes.- claro que los grandes choques son los de la generación de los milagros.
-Seirin, Touo, Shutoku, Rakuzan, Yosen y Kaijo- recitó los nombres de memoria.- Eso ya lo sé...
-Nuestro objetivo es analizar a cada jugador, y usar nuestra intuición femenina para poder prever lo que van a hacer.
-Muy bien. ¿pero que tiene de divertido saber lo que el rival va a hacer?- preguntó extrañada.
-Y además debemos preparar comida para los jugadores- ignoró lo último que dijo.
-Entonces más que ganar vamos a acabar todos en urgencias con lavados de estómago- pensó, pero claro para decírselo a Satsuki.
-Muy bien, mientras tu analizas, yo...
-Mejor analizas tú y yo cocino.- la corto antes.- ya sabes tienes más experiencia que yo y hoy me he levantado con ganas de cocinar.
-Vale, si insistes- asintió Momoi.

-Leyna- dijo Wakamatsu- después de esto te montaremos un altar.
- Tampoco te emociones que yo de comida oriental ni idea. Seguro que la he cagado en el algo- dijo suspirando, había tenido que cocinar leyendo un libro de recetas y disimulando que sabía lo que hacia, para que la pelirosa no se le ocurriera la genial idea de ayudarla.
-Esta bueno- dijo Aomine- teniendo en cuenta que lo has hecho tú.
-A la próxima enveneno el tuyo.
- Aomine-kun no seas así esta muy rico- la felicitó Satsuki.
-Chicos concentración, tenemos que empezar bien en la Interhigh. Momoi.- y la pelirosa se puso a explicar toda la información recolectada del equipo contrario.
-¿Has abandonado a Mai-chan?- le preguntó Leyna a Aomine, ya que la chica que había en aquella portada no era la modelo de grandes pechos.
-En la vida abandonaré a Mai-chan- contestó el moreno- pero no esta de más ver a otras.
-Infiel. ¿No deberías escuchar a Momoi?- preguntó.
-No necesitó que me diga lo que tengo que hacer, además yo solo me basto y me sobro para destrozar a ese equipo.- dijo orgulloso.
-Daiki.- le quito con suavidad la revista, él no hizo nada más que mirarla fijamente- Confían en ti...- todos estaban tan atentos a la explicación de Momoi que ni se dieron cuenta de que esos dos hablaban- yo confío en ti- miro a la mujer que salía en la revista en una pose bastante provocativa- pero tú no lo haces en nosotros- lo miro con seriedad.- es un juego de equipo y eso significa que tienes que confiar en los demás.
Se quedo mirándola a los ojos, y acabó perdido en su mirada sino llega a ser por Satsuki estaba seguro que podría haberse quedado allí mirándola durante horas, como si fuera la foto más erótica de Mai-chan, con la excepción de que ella estaba delante de él y con toda la ropa puesta.

El partido no fue excesivamente complicado, pero para sorpresa de todos Daiki no se marcó uno de sus partidos con una cantidad exagerada de puntos anotados, donde sí destacó fue en asistencias.
Nadie puede entrar en la mente de alguien, pero si lo hubieran podido hacer y hubieran entrado en la del moreno habrían descubierto que ni siquiera estaba concentrado en el partido, que cada movimiento que hacia era algo mecánico, lo que había captado toda la capacidad mental de Aomine era la chica que se encontraba en el banquillo, aquella peliblanca con la que podía compartir sus revistas, ya que nunca lo juzgaba, podía jugar con ella al baloncesto en un 1vs1 en igualdad de condiciones, con la que había llegado a compartir siestas en las azotea y en la que no podía dejar de pensar desde que se perdió en aquellos ojos.

-¿Y Leyna?- preguntó, habían ganado y estaban ya disponiéndose para volver a casa.
-Su madre la ha llamado.- contestó Satsuki- necesitaba que comprara algunas cosas en el centro comercial.
-Ya veo...

Nada más poner un pie en el centro comercial vio a cierto peliverde mirando un escaparate, tenía dos opciones ignorar el hecho de que lo había visto e ir a comprar lo que le habían encargado o molestarle, que narices, lo primero estaba más que descartado.
-Shin-chan- de un salto se montó en la espalda del chico, que soltó su objeto de la suerte del día para agarrar las piernas de la chica y evitar que se cayera al suelo.-Buena atrapada.
-¡Si no te hubiera cogido te habrías caído!- le regaño el peliverde que estaba sonrojado a más no poder debido a dos buenas razones.
-Venga Shin-chan- Leyna apretó más aquellas razones contra la espalda del chico- sabía que me ibas a coger, aunque eso significará que tuvieras que soltar tu objeto de la suerte.- ambos miraron al peluche de león que acompañaba a Shintaro.- Confiaba en que lo harías- sonrió y a continuación bajo de la espalda del chico para recoger el muñeco y dárselo.- es muy mono.
-¿Qué haces aquí?- cambió de tema.
-Venía a comprar algunas cosas- le dijo sonriente, el sonrojo aun no se le iba- ¿me acompañas?
Asintió y siguió a la chica, el tema de conversación era el partido que acababa de disputar Touo, un tema que logró que Shin-chan se relajará aunque la chica dejo caer alguna broma del tipo " en tu próximo partido me visto de animadora y voy a animarte " que eran respondidos con un "idiota" del chico.
Acabó de comprar todo lo que su madre le había pedido, y estaban a punto de despedirse cuando Haizaki Shogo salía de las máquinas recreativas.
-Anda mira Shogo- sonrió con una sonrisa que no podía ser nada bueno.
-Hola Leyna, Shintaro- miro al peliverde y luego a la chica que tendía la bolsa.- ¿Por que tengo que llevarlas yo?
-Trabajo en equipo yo las compró y tu las llevas- hizo un gesto con los hombros.- en las buenas familias funciona así. O mejor dicho como no lo hagas olvidate de que te cubra más.
-Vale, vale- cogió las bolsas.- bruja...
-Mira eso nos pone en el mismo nivel.- se dirigió a Midorima- somos hermanastros.- le explicó con rapidez- y bueno gracias por acompañarme y adiós- dio tres pasos.
-Leyna- la llamó y la chica se volvió hacía él con cara de confusión- Toma- le tiro el peluche- dijiste que te gustaba y no creo que me pase algo malo al volver a casa.- tsundere de nuevo.
-Muchas gracias, Shintaro- le sonrió y se puso en marcha para alcanzar a Haizaki.
-Te ha regalado su objeto de la suerte, lo próximo sera que Atsushi comparta sus chucherías.- dijo asombrado.
-¿Atsushi no suele compartir su comida?- Shogo la miro perplejo, y luego sonrió.
-Me da que pronto voy a tener que preparar las palomitas.
-¿Para qué?- preguntó extrañada.
-No lo entenderías.
-Soy el doble de lista que tú, así que lo que debes decir es "no quiero que lo sepas"- imito la voz del chico- y ya yo me monto mis películas mentales.
-Las palomitas son para el día que vengan los del manicomio a por ti, películas mentales.- lo último lo dijo poniendo voz aguda.
-No sirves como imitador buscate otro curro.
-Observador- sonrio- ese es mi curro actual.
-Raro....- miro al peluche y la verdad es que sí era jodidamente adorable.

I Can't Be TamedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora