☆No Lo Respires☆ Loki Y Tú

Venenosa

Quinta Parte

Eran labios como la seda, su sabor dulce con un toque agrio. Resistías cerrar los ojos, era la única forma en que tu mente ponía resistencia. Él tampoco se entregaba del todo, pero te veía como si por un momento él dejara de ser el centro del universo y ahora lo fueras tú. Sus orbes con un tono mágico color verde agua. Con pausas y entrecortados movimientos dudosos, llevó una mano a tu mejilla y la otra el abrazo a tu cintura, aun te dolía el cuerpo, pero no te quejaste. Tus brazos, como si tuvieran mente propia, rodearon su cuello a pesar del yeso. Ya sabiendo que no había manera de parar, cerraste tus ojos, no importaba si Loki no. Duró apenas unos siete u ocho segundos, más el tiempo era más lento en tu cabeza, como si el mundo dejara de girar.

-¿Me perdonas?- susurro Laufeyson abrazándote, apoyaste tu frente en su hombro.

-Eso creo- No tenías una noción de por qué lo perdonabas, es y sería un tonto hasta el día en que muriera, pero estaba más cerca el día en que eso ya no te importase.

-¿Te molesta si me quedo mientras te duermes?-

-No...- te ayudo a recostarte y se recostó a tu lado, casi por un instinto te acomodaste apoyando la cabeza en su pecho, y él te rodeo con los brazos. De esa forma perdiste la conciencia esa noche.

Algo te despertó cuando apenas aparecía el sol, lentamente viste lo que era, Loki que ya se estaba despidiendo, no podía dejar que lo vieran ahí. Se fue cruzando la puerta, más cuando por mera curiosidad lo seguiste, ya no estaba en el pasillo. Cuando algo más de claridad llegó, las enfermeras llegaron a despertarte, cambiar de sábanas y darte tu desayuno. Estabas aburrida tras un rato, sin tu celular ni nada, así esperarte a que llegaran tus amigos, y ni bien comenzó la primera hora de visita Steve y Loki nuevamente estaban allí, no parecían llevarse bien, pero tampoco parecían odiarse.

-¿Cómo dormiste Aleth?- Steve siempre tan amable.

-bastante bien, gracias...- En lo que respondes sonriendo ligeramente Loki se sentó a tu lado, sin pena alguna tomo tu mano y no dejaba de verte. Muy por encima de la situación en que se encontraban enredados ese comportamiento no era muy usual.

-Bueno... hay algo que quería preguntar...- Por primera vez desde que llegaron ambos, Loki lo vio a los ojos. -Sobre la poción y todo eso que dijiste Loki... ¿cuándo hallaron la cura?-

-Capitán Rogers, pediré que no nos dé prisas, es algo que no entiende ni le incumbe- El pelinegro era intimidador, especialmente volviendo a usar su tono orgulloso. Steve iba a replicar, pero en eso llegó Tony sacándolo de equilibrio y haciendo que ponga de un peor humor.

-¡Como va todo!- se acercó a ti, ignorando a Loki por unos instantes para darte un cálido beso en la mejilla. -Y hola cuernitos- le dijo después de unos segundos al molesto Dios junto a ti. Tony traía un peluche de oso color azul claro y un ramo de flores, te los entrego. -Regalos para la dama, para que se mejore rápido y por agradecer la cuenta de hospital más barata que he visto tras un accidente así- Luego de eso se paró junto a Steve quien se negaba a observarlo, haciendo como si realmente no estuviera ahí.

-Gracias... ¿Tú estás pagando mi hospitalización?-

-Bueno, el seguro que ofrece la compañía a todos lo financio yo de hecho, así que si, ah pero esto no son todos los regalos que traje, la verdad no sabía que comprarte así que tome todo lo que me gustó- de inmediato sacó la cabeza por la puerta de la habitación y llamo a alguien. Unas cuantas chicas, parecían secretarias o asistentes, llegaron cargando cajas de regalos, diferentes peluches y tarjetas de muchos tamaños.

-¿Stark no crees que te excediste?- Rogers no tardó en regañarlo, teniendo razón en esta ocasión, la habitación estaba completamente llena de regalos.