Capítulo 56

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  ¿Ahora que debía hacer? Estaba tan confundida y asustada. Por Dios... tengo diecinueve años y estoy embarazada. No tenía ninguna lágrima para llorar y estaba bajo la maldita presión de no contarle absolutamente nada a Kendall y lo peor es que no podía esconder nada, mi vientre crecería enormemente para poder ocultar.
Que estúpida fui al no cuidarme, era obvio que Kendall no querría ponerse un maldito látex. La idea que Kendall se enterara me aterraba, arruinaría su carrera por completo y eso era lo que menos quería, estaba feliz y en la cima de todo, tenía dinero y fama, una familia y personas que lo apoyaban, pero no podría cargar con un hijo mucho menos a sus veinte años. Joder, esto se estaba poniendo cada vez peor.
Agarré el test y lo metí todo a la basura para que no quedara rastro alguno y me fui directamente a la cocina a comer helado de la nevera mientras me tiraba en el sillón para ver algo y distraerme pero eso era imposible ¿Qué debo hacer? Los problemas al contarle eran inimaginables. Debía acudir a alguien y yo ya sabía a quién... mi madre. Estaba segura que no contaría nada a nadie por la confianza que tomamos con el paso del tiempo.
Quería esconderme y no volver a ver la luz del día nunca más, pero eso era realmente imposible. Asentí en silencio para calmarme y tomé el teléfono mientras marcaba al número de teléfono de mi madre.
Pero cuando empezó a dar tono la puerta se abrió y rápidamente solté el teléfono para dejarlo sobre la mesa y seguir comiendo el helado como si nada hubiera pasado, como si nada estuviera pasando ahora mismo.
Unos brazos envolvieron mi cuello con dulzura y unos labios se posaron en mi mejilla, cerré los ojos y suspiré al sentir que un nudo en la garganta atravesaba todo mi cuerpo, por Dios esto es mucho más difícil.
—Pequeña— dijo mientras se sentaba junto a mí y se recostaba en mis piernas.
— ¿Cómo te fue? — susurré tocando sus sedosos cabellos, y rezaba en silencio para no romperme.
—Muy bien— sonrió pero al ver mi rostro se sonrisa se distorsionó— ¿Estabas llorando, princesa? ¿Está todo bien? Sabes que puedes decirme lo que sea...
Como si eso fuera tan fácil decírtelo todo.
—Sólo vi una película— dije sonriendo— Titanic
Deberían darme el premio a la gran mentirosa del año
—Está bien cariño, ¿quieres ir a dormir? — preguntó parándose mientras se estiraba.
—Sí, claro— dije para tomarle la mano e irnos a nuestra habitación.
Apagó las luces y se quitó la remera, y los pantalones para quedar en bóxer, yo me quité mi ropa y agarré una camiseta grande de Kendall y ambos fuimos a dormir, en "cucharita". Su respiración chocaba en mi cuello y poco a poco él se fue durmiendo hasta quedar en un profundo sueño.
Después de tantas emociones, la noticia de hoy, las lágrimas subieron nuevamente quemando mis ojos y párpados. ¿Cómo tenía tanta agua adentro? Mi mente se perdió buscando soluciones en vano, ninguna podría ocultar mi embarazo... Hasta que una desgarradora idea atravesó mi mente haciéndome llorar más aún en silencio. Debía ir con mi madre al pequeño pueblo de Texas y desaparecer de la vida de Kendall, sin rastro, sin nada para que él siga con su carrera y... me olvide a mí y a la pequeña personita que llevaba dentro de mí.  


Gritos Silenciosos (Kendall Schmidt)Where stories live. Discover now