Cómo conocí a mi mejor amigo

Capítulo 3

Cuando me incorporo para bajarme unas manos me tapan los ojos y una voz que reconozco a la perfección pregunta − ¿Quién soy?

– 73 – respondo.

Se oyen las risas de Marc y Alex.

– Tenías razón no es una fan normal – le dice Alex a Marc.

– Sigo aquí – digo haciendo aspavientos con los brazos.

− ¿Alex puedes hacerme una foto con la moto de Marc? – pregunto.

− Claro.

− Gracias − digo sonriéndole – Ahora tú ven para acá – digo señalando a Marc.

–No es una fan normal – le dice ahora Marc a Alex. A mí me dice – Mandona – sonriendo.

Nos hacemos una fotos junto a la moto y nuevamente me dirijo a Marc con cara angelical y le pregunto mientras señalo a Alex – ¿Crees que me dará permiso para subir en su moto?

– Marc, ¿le dará permiso? − se pregunta – Yo creo que sí – se autoresponde.

– Claro que puedes subirte... − dice Alex a la vez que pregunta mi nombre.

– Gracias Alex – digo agradeciéndoselo a la vez con una gran sonrisa.

– Se llama Clara – dice Marc.

– Adoro esta moto, pero me gustaría bajarme para subir a la de Alex, al ser posible sin caerme, ¿me ayudas? – digo haciendo una mueca.

– Pensaba que ella era tu amor platónico y ahora la cambias por una moto que ha ganado Moto3 – dice fingiendo sentirse ofendido y haciendo un puchero. Alex, por su comentario le da un golpe en el brazo.

– ¡¿Perdona?! ¡No te metas así con tu hermano! Él demostró a toda España y a todo el mundo lo que yo ya sabía. Qué es un gran piloto – me giro y señalo a Alex – Y tú, ni se te ocurra hacérmelo pasar tan mal, otra vez. Cada curva, cada adelantamiento... ¡fue horrible!

– ¡Hey!, ¡que gané!

– Puff... No me refería a eso. Lo que era horrible era la sensación de mí estómago y de estar haciendo cálculos todo el rato. No te puedes imaginar el chillido que pegué cuando acabó la carrera y te proclamaste campeón de Moto3. Este año también lo has hecho muy bien en Moto2 – digo con orgullo, el orgullo que siente un hermano mayor cuando su hermano pequeño logra lo que está buscando – Con el chillido asusté a mis padre que vinieron corriendo al salón a ver que me pasaba –ponen una cara extraña al escucharme decir esto.

− ¿No estaba viendo la carrera contigo? – pregunta hablando a la vez.

− Mi familia no es aficionada a las motos – respondo con toda la calma que puedo.

– ¿¡Qué!? – repiten a la vez, nuevamente.

− ¿De dónde te viene a ti tu afición, entonces? – pregunta Marc contrariado.

− Si te soy sincera, no tengo ni la más remota idea – digo riendo.

La cara de Alex sigue siendo un poema, su mandíbula cuelga como si estuviera alucinando.

− Es decir, que los adultos y la niña pequeña que hay fuera son tu familia – pregunta Alex.

− Sip – respondo diciendo la p.

− Pues entonces, tu madre me ha mirado raro.

− Le sonará tu cara, pero no sabrá de que. También le ha pasado con Marc – digo riéndome levemente.

− Clara, ¿tú no ibas a hacerte una foto en la moto de Alex?

− ¡Sí¡ Pero no quiero caerme al suelo, aunque el suelo no esté muy lejos – digo casi citando sus palabras.

Marc se acerca a mí y me explica brevemente como bajarme sin tirar la moto. Me agarra la mano y bajo. Me dirijo a la moto de Alex

− ¿Necesitan ayuda para subir? – pregunta Marc.

− No soy tonta, ya he aprendido. Ves – digo una vez que ya me he subido.

Alex se coloca a mi lado y Marc no saca un par de fotos. Me bajo yo solita de la moto y nos saca un par de fotos más.

− ¿Cómo has logrado que tus padres te traigan a Cervera si ellos no son fans de las motos? – me pregunta Alex.

Me rio al recordarlo – Bueno... digamos que básicamente he tenido que suplicar muchísimo – digo sonriendo.

− ¡Queremos detalles! – dice Marc

− Vale...

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