Capítulo 2 : " Una gran idea "

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" Dos cuerpos totalmente diferentes pero dos almas unidas que cuando se miran conectan como si se conocieran desde siempre.
Desde antes del primer latido.

Y era maravilloso.

Estatura diferente, mirada oscura contra mirada azabache, estaturas distintas, manos completamente contrarias pero, diseñadas para estar entrelazadas hasta el final.

Hasta más que el final. "

Cerré aquel viejo libro de tapas oscuras y forrado de piel, alzando la mirada hacia el frente donde estaba él.
No pude evitar sonreír como si fuera un deber y me levanté del sofá que siempre estaba situado junto al gran ventanal del dormitorio.

Esos siete cortos pasos me separaban de la persona que más quería en este universo y aunque estuviera en el mismo lugar que él, no soportaba estar a unos cuantos centímetros de su cuerpo.

Otra sonrisa más y estaba hecho.

Como una semana atrás, Michael estaba con la mirada fija en la preciosa figura de nuestro pequeño bebé.

Michael.
El segundo Michael de mi vida.

Sus grandes manos estaban apoyadas sobre los extremos de la cuna y sus ojos se centraban en nuestro pequeño.
Era lo más bonito que había visto después de Michael.
Sus ojos eran oscuros, de color café como su padre, y sus pocos mechones que cubrían su pequeña cabecita eran negro azabache. Nuestro Michael de tez clara tenía unas manos pequeñas con las que a veces nos agarraba los dedos o la cafena que llevaba colgando de mi cuello.
Era tan magnífico que no podía apenas hablar cuando le acunaba. Era tan impactante saber que tenía en mis brazos una parte de Michael y otra de mi que aún no podía creer que fuera mio.
Michael me lo recordaba cada vez que se sentaba a mi lado cuando tenía al bebé dormido entre mis brazos.
" Es nuestro, Michelle. Me conviertes en mejor persona. "

Sin poder remediarlo, pasé mi mano por su brazo y dejé que mi frente descansara en su hombro.
Miré la cuna y allí le vi.
Sentir que era parte de Michael era mejor que maravilloso.

Parapadeé un par de veces y sonreí otra vez.
Era por culpa de ellos.

- No puedo dejar de mirarle. - Dijo de repente.

Observé el perfecto perfil de Michael y al ver su amplia sonrisa de padre primerizo, mi corazón dio un pequeño brinco que me hizo sonreír a mi también por pura felicidad. Jamás había sido tan feliz.
Me miró justo cuando estaba mordiendo mi labio inferior para así poder evitar que las lágrimas recorriesen todo mi rostro.

Michael rodeó mi cintura y acercó su boca a mi frente para dejar un beso en ella.

No podía estar mejor.

- ¿Has vuelto a coger mi libro? - inquirió justo antes de que le mirase.

- Mm...

- Michelle...

- Lo siento, es que no puedo evitarlo. - Dije riendo tapando mi boca con mis manos. - Lo que escribiste mientras estaba en el hospital... - Me interrumpió.

- Me vino a la mente, amor. Pero no dejas de leerlo. Y vas a gastar las hojas - dijo riendo.

- Te aseguro que puedo escribirlo otra vez, me lo sé de memoria.

- Me lo creo.

El llanto del pequeño Michael nos hizo mirar hacia la cuna, inmediatamente pasé mis dedos por la mejilla de mi hijo y sonreí.

Michael se calmó.

- Es increíble. - Dijo su padre haciendo que le mirara a los ojos. - Simplemente con rozarle, consigues calmarle.

" Un solo reflejo " - 3a. Temporada.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt