La llegada

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Tras despertar Rin y encontrarse a Sesshomaru y haberse entregado a él en cuerpo y alma en un espacio tiempo distinto, en el que solamente se encontraban ellos dos salieron en busca de todos aunque a Sesshomaru no le agradara reconocerlo había aprendido a querer a su hermano y a todos los que pertenecían a su vida cotidiana aunque no por ello lo demostrara ni lo reconociera abiertamente, salieron de la casa buscando a los muchachos no estaban por ningún lado así que Sesshomaru busco el olor de alguno de ellos con su olfato desarrollado y asi supieron que estaban en el rio asi que sin entretenerse mas fueron al rio.

-Rin pero que hermosa como has cambiado...-dijo Kagome sin darse cuenta que la que más había cambiado era ella no por su cambio a yokai sino por el cambio de su hijo a eso mismo tenia una barriga mas característica de ocho meses y medio que de cuatro meses que era de lo que estaba realmente.

-Pero Kagome como puedes decir eso cuando tu... tu...-esta con la boca abierta miraba a Kagome a su cara y desviaba a su barriga y así continuamente acompañado de su índice extendido hacia el gran bulto de su barriga.

-A lo dices por mi pequeño bebe es que al hacer el cambio a yokai crecen antes aunque reconozco que esto me entristece ya que me hubiera gustado disfrutar un poco más.-decía la miko acariciándose su abultado estomago con una sonrisa maternal.-La verdad es que desde que me desperté los siento muy agitados.-decia mientras Inuyasha se ponía a su lado asustado con lo que acababa de decir la miko.

-Es normal Kagome no te preocupes...-dijo Izayoi con una sonrisa enternecedora-es normal mi niña los yokais crecen rapidos hasta llegar a la adolescencia ahí su crecimiento se ralentiza.- cuando interrumpio hablando el gran perro comandante, el padre de los dos yokais de ojos dorados y pelo plateado, el gran Inu no Taisho.

-Nos mantendremos en la aldea por tres días más para recuperarnos todos y después nos dirigiremos al palacio.- no era una sugerencia ni mucho menos era una imposición cuando miro a Totosai y a Myoga con una mirada fría y asesina estos intentaron largarse pero los atraparon antes de que lograran sus intenciones.

-Ahora ustedes me van a explicar porque nunca me contaron que yo iba a ser uno de los protagonistas de la profecía si ustedes lo sabían.-dijo dándole un coscorrón a cada uno antes de que pudieran hablar o defenderse Sesshomaru y Inuyasha siguieron a su padre con lo cual a los dos ancianos se le veían tres chichones en la cabeza.

-Miroku me da a mi o son los tres iguales- le dijo sango a su marido con la boca abierta y mirando a padre e hijos.

-Si Sango exactamente iguales.-decia el monje moviendo la cabeza de un lado a otro don forma de resignación al fin y al cabo eran familia se debían de parecer.

-Dejad que los ancianos se defiendan.-dijo Kagome acercándose a Myoga y Totosai al igual que Izayoi y Rin se pusieron para proteger a los ancianos estos contentos por que aquellas chiquillas les defendiesen si no con aquellos tres brutos no sabían como se iban a defender.

-Mi señor comandante no le dijimos nada Totosai y yo, porque no nos lo permiten vinimos para recibirlos como se es debido.-dijo este saltando al hombro de Inu no Taisho acercándose a su cuello para absorber sangre cuando este se despego y dijo.-Mi amo sigue teniendo usted la mejor sangre.-cuando el gran comandante dio un guantazo a su cuello aplastando a Myoga que cayó al suelo.

-Gran comandante abra su boca.-se acerco Totosai con un gran artilugio en las manos con la intención de quitarle un colmillo.

-Ni se te ocurra Totosai o te matare.-dijo este con la mirada fría al igual que su voz.

-Necesito uno de sus colmillos para hacerle una espada ya que colmillo de hierro y celestial están en mano de sus hijos y usted después de hace varios años haber sellado a colmillo nublado en el inframundo no porta ningún arma y para la gran batalla lo necesitaran.-todos miraban a Totosai como si de un bicho raro se tratara esta vez las cuatro mujeres miraron a Totosai con una mirada fría y tenebrosa preguntando.

La Gran ProfeciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora