Ginna se pregunta por qué debe crecer.
Los adultos nunca se toman un tiempo para dibujar o beber jugos de frutas. Ni para tomar el té con sus empolvados peluches, ni bailar melodías pegajosas.
Los adultos trabajan como si no hubiera otra cosa más que hacer.
Como si no hubieran paredes en las cuales pintar o jugos deliciosos que tomar.
Como si los peluches no estuvieran esperando ser alimentados con riquísimas galletas de chispas y un poco de té de manzanilla. O también, como si la música no existiera para bailar alegremente.
A Ginna le parece muy triste que ese tipo de cosas no estén en las agendas de las personas adultas.
