5. Noah Woods

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Y así mismo la tan esperada fecha había llegado. Jeff estaba nervioso, y pensaba que en cualquier momento caería desmayado en el suelo. Sin embargo permaneció serio, tragaba saliva de vez en cuando y se dedicaba a limpiar el sudor de la frente de Debie.
La muchacha gemía en voz baja, los músculos de su vientre se contraían con mucho dolor, y su espalda sentía un dolor semejante al de millones de cuchillas clavándose en ella. Debie sabía que muy pronto su corazón ya no resistiría esto, y que quizás moriría antes de poder conocer a su pequeño hijo. No se sentía bien, pero al menos confiaba en el pelinegro que estaba a su lado. Sabía que él lo haría genial... Ella confiaba en eso. Sin duda el dolor de abandonarlos a ambos la consumía por dentro, y por unos segundos se negó a creer que este era su parto, lleno de medicamentos y agujas.
Sí, quizás ella moriría. Pero a su paso uniría un lazo que nunca nadie podrá romper. El lazo entre un padre y su hijo.
De pronto Debie se exalto al sentir una terrible pulsada cruzar su pecho... Su corazón. Grito. Fue lo único que pudo hacer. Debie moría lentamente, y esto sólo era el inicio.
Jeff trago saliva y sujetó la mano de la muchacha, le dio un ligero apretón y la miro antes de que su barbilla comenzara a temblar. La estaba viendo morir. Debie se le iba de sus manos. Los doctores se apresuraron, dejaron de prestarle atención a Debie y se enfocaron en sacar a aquel pequeño humano de su cuerpo. Jeff observo como Debie trataba de respirar, observo como gritaba y se lamentaba. No sabía con exactitud si era un parto o una muerte. Estaba confundido.

Jeff había matado a mucha gente antes, y se negaba a creer que esto lo perturbaba. Soltó la mano de Debie... Él estaba muy nervioso. Retrocedió de la camilla y sintió como el sudor frío bajaba por los costados de su cara. Los latidos de su corazón lo hacían sentir vivo, una mezcla de miedo corrió por su cuerpo, Jeff sólo quería salir de ese lugar.
Pero entonces pensó en el, en ese bebé que estaba por salir. De pronto Debie había quedado en el olvido, él sólo quería que aquel pequeño humano saliera de ahí. Temía que muriera dentro de su madre. No. Eso no iba a suceder.
Luego vio la sangre. Era mucha, estaba acostumbrado a ver sangre, inclusive a llenarse de ella, pero esta vez tenía miedo, temía que esa sangre fuera del bebé. Quiso vomitar.
Un minuto más tarde Debie había dejado de pujar y de gritar. Vio como su cuerpo caía relajadamente en el respaldo de la camilla, y como de inmediato sus ojos marrones habían perdido el brillo. Sus labios habían quedado ligeramente abiertos y su mirada caía en él. Como si ella lo estuviese mirando. Las manos de Jeff empezaron a temblar al igual que sus rodillas, Debie había muerto... ¿¡Pero, en dónde estaba el bebé!?
Ahí. Ahí estaba. Lo escucho llorar. Un lloriqueo fuerte que le paralizo el corazón. Jeff The Killer, aquel malvado asesino, había caído de rodillas directamente al suelo. Sintió como todo ocurría en cámara lenta. Esa fue su primera impresión al ver a su hijo.
Jeff había caído al suelo cuando lo miro por primera vez. Un cuerpo tan diminuto lleno de sangre, llorando y moviendo sus manos con desesperación. Viviendo apenas los primeros segundos de su vida. Y su padre estaba allí, llorando por un sentimiento que ahora se aferraba a entrar en su corazón.
Así mismo, por increíble que pareciera, por primera vez en años Jeff deseó abrazar a alguien con todas sus fuerzas. Y ese alguien era su hijo. Su pequeño Noah Woods.
Sonrió con lágrimas en los ojos.
—Bienvenido al mundo, Noah.

Cuando un asesino se convierte en papá |Jeff The Killer|.Where stories live. Discover now