20.- Conmigo

12.8K 855 230
                                    

(Años atrás)

Mi relación con Megan no podía ir mejor. Amaba a la chica de ojos negros con todo mi corazón. Sin siquiera saberlo ella era la personificación de lo que siempre busqué y añoré toda mi vida. Aun siendo muy jóvenes sabía que quería pasar el resto de mis días con ella; me hacía sentir libre y sabía que podía ser yo con ella. No tenía que esconderme, ni fingir, podía ser autentica con ella de la misma forma en que ella lo era conmigo. Estábamos por cumplir ocho meses juntas, no lo podía creer, la chica perfecta me seguía eligiendo a mí después de todo este tiempo.

Pasé las noches anteriores en vela y no necesariamente estudiando, sino que no sabía qué hacer para ella o que darle. El mes pasado habíamos ido de campamento un fin de semana, ya que ella nunca lo había hecho antes. Ya habíamos cocinado juntas, dormido en la playa, ya habíamos hecho muchas cosas y aún así no era suficiente. Pensaba hacerle una enorme carta diciéndole lo que significa para mí y cuanto la amaba, pero faltaba más. Necesitaba ayuda. El día casi terminaba, eran pasadas las ocho de la noche y no tenía nada para el día siguiente. Segundos después mi teléfono comenzó a sonar.

Amiga, te necesito ―se notaba estresada.

―¿Dónde estás, Helen?

Cerca de tu apartamento, llego en un rato.

―Está bien. Te espero ―sin esperar más colgó.

Helen había estado resistiendo bien las terapias; Megan creía que su madre simplemente estaba exhausta de tanto trabajar, aunque intuía que algo más pasaba. Aún no le decía nada y tenía la horrible sensación de que sería yo la encargada de hacerle saber la condición de su madre. Me aterraba, no quería que me aborreciera por mantenerle esto en secreto tanto tiempo. Realmente espero que sea mi amiga quién lo haga. Minutos después tocaban la puerta de mi apartamento, prácticamente corrí a abrir; una cansada mujer estaba en el umbral.

―Tenemos que hablar.

―Pasa, por favor ―caminó directamente al comedor―. ¿Quieres tomar algo? ―negó.

―Estoy muriendo ―puso en la mesa un sobre. Lo abrí y era un TAC, vi el tumor que ya conocíamos, en su mama derecha. Pero lo que me asustó por sobremanera fue ver otro tumor cerca de su hígado y otro más en su colón. Mis ojos se llenaron de lágrimas y aventé el sobre tan lejos como pude―. Voy a dejar el tratamiento.

―No. Podemos hacer algo aún.

―Tú mejor que nadie sabe que no hay nada más que hacer. Por eso quiero tu ayuda.

―Lo que sea.

―Pídele que se venga a vivir contigo ―soltó con impresionante calma.

―¿Y dejarte sola? ―levantó la mano para detenerme.

―No quiero que me vea como una enferma, quiero que sea feliz y que me recuerde siendo funcional y con vida. Voy a morir y estoy bien con eso. Sólo quiero asegurarme de que queda en buenas manos. Sé que la amas, pero también sé que a veces tienes dudas de lo que ella siente por ti. No temas, ella te ama con la misma locura con la que tú la amas a ella. Hablen, comuníquense y no dejen de enamorarse cada día. Son perfectas juntas y nada me hará más feliz que irme sabiendo que siempre se tendrán la una a la otra ―silenciosas lágrimas corrían por mis mejillas.

―No es justo ―susurré.

―No te enojes con Él; todo tiene un propósito. El mío fue cumplido, dar mi testimonio y juntarte con mi hija.

―No quiero perder a otra mamá, no por cáncer de nuevo. No lo voy a resistir ―sus ojos se llenaron de lágrimas.

―Nunca me vas a perder, hija. De alguna manera voy a estar contigo y con Megan ―me eché en sus brazos―. Todo va a estar bien, te lo prometo ―ella moriría y era la que me daba esperanzas y ánimos para no dejarme caer. Era mi pilar y gracias a ella me pude mantener en sobriedad todo este tiempo.

Mareas del TiempoWhere stories live. Discover now