1. Libreta azul celeste.

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Capítulo 1: Libreta azul celeste.

Dylan.

Tenía un año planeando esto, y por fin llegó la hora de mostrarlo.

Me moría por acercarme a ella, hablarle, hacerla sonreír, pero cuando me acerco sale huyendo. ¿Es una nueva reacción en las chicas que no tuve en cuenta cuando hice los experimentos?

Tu hermano te matará por hacerle eso a su novia... Valió la pena, Dylan JJ, calla.

La cara de Alessa parece por fracciones de segundos en total confusión, para segundos después tornarse rojo vivo. Está completamente avergonzada.

Podemos tachar un objetivo de la lista...

Por puro placer, miro de reojo a la mesa de jardín de James O'Donelle.

Él me declaró la guerra cuando me dijo todas esas cosas al encontrar mi cuaderno. ¿Que no podía acercarme a hablarle a Alessa, porque simplemente "no estaba a mi altura"? ¡Él no estaba a la altura de ella si ni siquiera se atrevía a dirigirle la palabra!

Observo como James esá molesto. Más que eso, ¡enojado! ¡Oh, no, espera! ¡Furioso! Está rojo, con los puños apretados, e intendo que la mandíbula no se le rompa por apretarla tanto. Sé que voy a recibir una paliza después de esto, pero Alessa lo vale.

Puedo esperarme cualquier cosa de James O'Donelle; menos lo que hizo.

Se levantó de su mesa de piedra, lo que hizo que las cien miradas que estaban concentradas en nosotros (que hermoso suena eso) se dirigieran a James echo furia hacia nosotros. El chico de acercó y besó la mejilla de Alessa inesperadamente.

—Cariño, ¿te está molestando? —le pregunta él. Ella lo mira extrañada, como si se hubiese vuelto loco. ¿Qué le pasaba?

¿Podría ser que ellos...?

—¡Aléjate, James! —la rubia se levanta de repente de la banca dejándome apreciarla por completo. Suspiro mentalmente.

Es tan hermosa.

—¡Aléjense todos ustedes de mí!

Quizá fue mi imaginación o una ilusión mía pero antes de que Alessa se fuera, me miró. No tuve tiempo ni para ver qué significaba esa mirada, pero sentí revolotear mi interior y una sonrisa surcó mis labios.

Definitivamente estaba enamorado.

Pero Alessa simplemente tomó su mochila, la colgó sobre su hombro y salió corriendo del jardín. Salió pero con estilo, dejando a todos los chicos babeando —incluyéndome— al ver cómo movía sus caderas.

—¡¿Y tú qué crees que estás haciendo?!

Ay, no, ahora sí que lo he hecho enfadar. Alzo el rostro y me encuentro con el furioso James mirándome con los ojos entornados.

—Alessa no es tuya...

—¡Ni tuya! —me responde con un grito.

—Alessa no es un objeto, no es de nadie. Ella es de ella misma. Yo no quiero tenerla, yo quiero ser parte de ella.

Sé que lo he dejado callado y también sé que está furioso porque no tiene nada que decir sin quedar él como mal. Se acerca más a mí y me dice con voz amenazante:

—Está bien, niño. Pero que te quede claro que no te la voy a dejar tan fácil.

Me encojo de hombros y tomo mi mochila, de la misma manera que hizo Alessa, pero yo fui del lado contrario, con mis dos amigos fieles siguiéndome.

Alessa, no otra típica rubia [ANOTR].Where stories live. Discover now