Capítulo veintiséis

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Desperté oliendo un fuerte perfume de hombre. Al abrir los ojos la cabeza me estalló. Tampoco había bebido tanto, ¿no?

Me quedé paralizada al ver lo que tenía en frente. Louis, con los ojos cerrados, la boca entreabierta y el pelo despeinado dormía ante mí. Una de sus manos estaba prácticamente en mi trasero, mientras la otra descansaba sobre el muslo de mi pierna derecha, que yo tenía sobre su cadera. Mis manos reposaban sobre su pecho desnudo. El corazón me empezó a latir. Me separé bruscamente de él. ¿Qué había pasado? Levanté las sábanas y miré mi cuerpo. Estaba vestida. Noté su mirada clavada en mí. Le había despertado.

-Nunca te habría hecho nada estando borracha…- murmuró con voz pastosa.

Parecía triste, decepcionado, ante mi duda.

-Yo… Lo siento.

Él negó con la cabeza y se levantó de la cama. También parecía contrariado de haber despertado junto a mí.

No mediamos palabra mientras desayunamos. Los dos parecíamos incómodos por lo ocurrido en la habitación. Yo no dejaba de pensar en la canción que Harry había escrito para mí. Hacía que se me desgarrase el pecho.

Decidí mandar un mensaje a mi hermano.

«Mañana trataré de coger un vuelo para Madrid, ¿va?»

«Cuanto antes. Mamá y papá están insoportables

Alcé la mirada hacia Louis que daba vueltas a la leche con cereales que había en su bol.

Al notar que le observaba dijo sin mirarme:

-Tengo que ir con los chicos a un hospital a visitar a unos niños como acto benéfico, les llevaremos regalos y estaremos con ellos… Volveré después de comer- aquello sonaba a “tú no puedes venir”-. Lottie tenía que venir a Londres y la he dicho que de paso podíais pasar el día juntas. Estará al llegar. Podéis ir de compras, ayer te quejaste de que habías traído poca ropa…

No recordaba haber dicho aquello. Hablaba acelerado, como si estuviese nervioso, y a decir verdad yo tampoco me encontraba cómoda con él. Lo que empezaba a sentir cada vez que me miraba era extraño para mí.

-Está bien…

Me cambié rápido después de darme una ducha. El timbre no tardó en sonar, haciendo que una preciosa rubia de ojos azules entrase por la puerta. Me saludó con un abrazo cuando bajé las escaleras y me indicó el taxi que esperaba fuera.

-Divertíos- dijo Louis sin mucho ánimo.

Ni siquiera le miré para despedirme.

La mañana no estuvo nada mal. Lottie tenía el humor de su hermano, y con ella nunca faltaban ocurrencias. Después de probarme varias prendas que, he de decir, me quedaban genial, comencé a hacer sumas de los precios. Aún tenía que tener dinero suficiente para el viaje…

-Paga Louis- se apresuró a decir Lottie al averiguar mis intenciones sacando unos billetes de su cartera.

La miré avergonzada sintiéndome descubierta.

-No puedo permitirlo. Ya ha hecho mucho por mí.

-Me dijo que ibas a ser testaruda respecto a eso, pero que no permitiese que pagaras.

Se apresuró a posar el dinero en la mesa de la cajera.

-Pero…- la miré con el ceño fruncido.

-A mí no me digas nada… Échale la bronca a él.

Por supuesto, lo haría.

La mañana de compras y el almuerzo con Lottie me recordaron a Eleanor. No había vuelto a saber de ella desde que la había dicho que finalmente iría a Londres, pero sinceramente no me sentía con fuerzas. No estaba enfadada con ella, pero me costaba hablarla después de lo mal que lo había pasado Louis. Y creo que ella se lo imaginaba.

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