20 me carcome por dentro

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Scarllet.

Al despertar, me encuentro en mi habitación, no me acuerdo de haber llegado aquí, seguro me quede dormida con el y me trajo hasta aquí, me entran unas ganas infinitas de llorar, con solo pensar en esto.

La habitación está a oscuras, por las cortinas que cubren las ventanas.

Me levanto y decido inspeccionar la habitación, abro gavetas, el armario... Todo, está lleno de ropas, joyas, zapatos.

Esto debe de ser broma, el está loco si cree que lo aceptaré.

decido ducharme.

Ya limpia decido vestirme con un suéter de lana blanco, llega hasta mis rodillas casi, así que sólo me puse esto y unas bragas, coloco unas medias rositas que encontré y me dedico a peinarme, no sé que hacerme así que sólo decido pasarme las manos y ya.

Estoy muy blanca, supongo que es por desnutrición o algo, estoy sonrojada y mis labios están extra rosas.

(la descripción de siempre de su cuerpo).

Me observo bien en el espejo, no debí haber ingerido su semen, engordar, debí engordar...

Tenía que vomitar, que estúpida, intento aguantar las lágrimas y lo consigo victoriosa, lavo mi rostro y me dirijo a la puerta.

Salgo de la habitación y me dirijo a el 1er piso, al llegar observo a Ryder en el desayunador de espaldas a mi, charlando animadamente con la cocinera.

Al acercarme, el lo nota, me observa de pies a cabeza y dice:

- buenos días ¿como despertaste?-  sonríe levemente.

- bien- le miento.

- estás mas delgada- dice levantándose y dirigiéndose a mi, se acerca mucho, al estar con nuestros cuerpos rozando, el dice:

- ven a desayunar- me ordena, creí que haríamos otras cosas...

- ok- no tengo hambre.

- lo que desees- besa mi cabeza y se dirige a el desayunador, lo sigo y me dirijo hacia el frigorífico.

Tomo un tazon con frambuesas, moras, frutillas, cherry's y uvas africanas, tomo un baso de agua y me coloco a su lado, empiezo a comer, como muy lento, pero y qué, eso es bueno para la digestión...
Está preocupado, no comprendo porqué, al menos estoy comiendo.

- es un progreso al menos- dice intentando calmarse.

- si...- digo entrando una frambuesa a mi boca y el ríe.

Esto es una tortura, no puedo comer, engordaré, pero nada, vomitaré, lo vomitaré todo.

- ¿cómo pasaste la noche?- dice serio, esto me provoca un nudo en la garganta, me dan ganas de recostarme en el suelo a llorar como niña pequeña, pero no lo haré, el no debe enterarse, debo ser quien necesita, quien el necesita que sea- ¿qué pasó?- dice frunciendo el seño, algo preocupado.

- nada yo solo... Yo... Estoy bien, todo bien- pero en las cuatro últimas palabras se me quebró la voz.

¿Por qué no puedo disimular? ¿por qué tengo que ser tan débil?
¿por qué?
¿por qué no vomité anoche?

Quiero ser fuerte, poder contra los desafíos y poder fingir mis ataques de pánico, tristeza y ansiedad.

La señora sale de la cocina y se encamina a las escaleras, supongo que no quiere ver a "la furia" desatada.

Mis pestañas empiezan a cargarse de lágrimas; lágrimas retenidas que no quiero dejar caer, me arden los ojos, no puedo permitir que el me vea llorar, empiezo a sentir ansiedad, mis labios tiemblan, mis manos y mis piernas.

Mi Playboy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora