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Dos días desesperadamente lentos pasaron, Ciel creía que enloquecía encerrado en el cuarto. Paseando de un lado a otro y nadando de vez en cuando. El clima había vuelto a cambiar haciendo el estar ahí fuera sofocante, no corría nada de aire y el calor calentaba el suelo y paredes de mármol. Ciel incapaz de permanecer dentro del baño por la humanidad asfixiante se asomó a la ventana del cuarto intentando encontrar aire en baño pues parecía que en aquel lugar no había la más mínima corriente de aire. El menor jadeaba desesperado buscando aire fresco intento abrir la puesta del cuarto pero tenia el seguro echado.
- Sebastián...Seb... as... - el sudor cubría todo su cuerpo y sin apenas percatarse su vista se nubló dejándolo recostado en la ventana al sol abrasador.

Sebastián no había bajado al menor asta ahí por gusto, lo había hecho por la advertencia de Undertaker
“No descuides al Conde, según el registro de shinigami le quedan 3 meses de vida. Nadie puede eludir la muerte, ni siquiera con un demonio de su lado”
La sola idea de perder al menor otra vez lo angustiaba demasiado por lo que había tomado todas las medidas de seguridad posibles, a cierta manera si era como una mascota encerrada en su jaula. Podría haberlo transformado en demonio pero solo pensarlo le traía recuerdos de aquellos horribles momentos que lo hicieron estremecer y de momento lo aterraba lo suficiente como para no hacerlo. Se reprocho a si mismo porque sabía que ganaría el desprecio del menor, todavía no había conseguido hacerlo sonreír, no lo había visto sonreír desde 1891. Estaba claro que no sería tarea fácil, cada vez que parecía ir a sonreír acababa haciendo una mueca indescifrable que seguramente era un baño esfuerzo de contentar a Sebastián.
Sebastián arreglaba el castillo para que Ciel pudiese pasear por el sin acabar asustandose, aunque antaño había sido un castillo del dolor y lujuria y por lo cual solo habian instrumentos de tortura y sexo ahora debía parecerse más a la antigua mansión Phantomhive. No quería que Ciel se asustase por nada, tampoco quería ningún sirviente con forma demoniaca, todos devian lucir humanos. Su idea era que Ciel no pudiese descifrar nada del pasado de Sebastián que pudiese dar pie a que se hiciese ideas equivocadas, o peor aún ideas acertadas.
- Lord, todo esta tal como ordeno - Una chica de pelo moreno largo y ondulado, ojos sumisos, dorados y cuerpo fino y delicado, su comportamiento totalmente sumiso y su voz monótona, casi parecia una muñeca, vestida de sirvienta. Un escalofrío recorrió al mayor mientras mirava el sol de justicia entrar por un tragaluz y guiado por un presentimiento dio orden a la sirvienta.
- Riven ve por Ciel, tráelo asta aquí - La niña camino con paso fino y elegante, Sebastián mientras se sentó en un trono de cuarzo transparente que casi parecía hielo, con las piernas cruzadas y la cabeza apoyada en la mano relajado esperando al menor. Su esbelta figura junto a los ropajes, el trono y su fría expresión le hacían ver como un soberano temible y durante un largo tiempo así fue, aunque eso ahora quedaba lejano para el demonio .

Sebastian estaba inquieto ayi las órdenes no las percibian como en el mundo humano, que las captaba altas y claras, más bien eran como un pequeño presentimiento que debía esforzarse para captar. La sala era grande digna de un gobernante grandes lámparas de araña de cristal y estandartes con el símbolo del contrato decoraban la sala, grandes tragaluces, Sebastián estaba un poco asustado de presentarse así al menor aunque tampoco pensaba explicar nada si no preguntaba Ciel antes.
- Lord - La monótona voz de la sirvienta sonaba por el pasillo tras unos relajados pasos - Lord, el Sr. Phantomhive no reacciona - totalmente inexpresiva andaba con el menor en brazos y  Sebastián se levantó de inmediato saliendo a recoger el niño. - Sí me dice como actuar yo mism- Prácticamente arranco al menor de los brazos de la otra mostrándose extrañamente tranquilo bajo la visión de la otra, aunque su sentir era muy diferente sentía como su corazón se quebrada al ver al niño totalmente quemado por el sol , sudoroso, con la boca seca y pulso casi inexistente .
- Esta muy caliente, debemos refrescarlo - Ciel estaba jadeando seguramente en busca de agua - Llena una bañera con agua templada y trae hielo. - La chica salio sin aparentar prisa pero volvio enseguida - Riven, no quiero que esto vuelva a suceder. Es intolerable, el debe estar a seguro, debe tener máxima protección  - No levantó la voz, pero sonó muy serio, casi una amenaza la otra se estremeció . 
- Es un etéreo señor en cualquier caso  no vivirá ...- paro al ver la mirada fulminante del mayor.

Minutos después sumergía al menor en una pequeña bañera y poco después metió un poco de hielo enfriando lentamente el cuerpo del menor que poco a poco respondía.
- Hace calor - Ciel entreabrió los ojos viendo como Sebastián tomaba un trago de agua y sellando un beso se lo daba a beber.
- Que pasaba por tu mente como para no llamarme - Sebastián aplico una loción en el rostro enrojecido del menor con sumo cuidado, parecía temeroso de dañarlo
-Lo hice - poso su frente contra la del menor midiendo su temperatura
- No veo factible que yo no te escuchase, ni siquiera lo sentí - Sebastián saco al menor en brazos empapándose el también
- Pero lo hice - la sirvienta, un tanto desconcertada por la manera de actuar del mayor simplemente extendió unas toallas a ambos con algo de desagrado
- Lord, leí que no es bueno que un humano quede mojado - su monótona y sumisa voz casi asusto a Ciel que dio un respingo en los brazos del mayor percatándose de su presencia.
- Ella es Riven,  será tu nueva sirvienta. Confía en ella como en mi - Dejando en el suelo al menor indicó a la sirvienta que lo secase y salió por la puerta a paso ligero.
- No hace falta Riven,  puedo hacerlo yo - Se apartó un poco secándose, sin quitarse la ropa
- Pero lord se enfadara si no lo obedezco - igual de inexpresiva intentaba desabotonar la camisa del menor
- Que yo puedo solo - Dio un manotazo apartandola de él,  no quería que nadie viese sus cicatrices
- Pero Lord se enfadara - ahora un poco más persistente intento abalanzarse sobre el menor,  pero Sebastián la detuvo dejando una muda de ropa sobre la encimera del lavabo
- Me enfadaría el doble su llegases a ver a Ciel desnudo - los ojos de Sebastián resplandecían achantado a la muchacha que se arrodilló
- Perdone, no conozco todavía sus preferencias respecto a su... - la muchacha se giró ladeando la cabeza con confusión por el menor - ¿contratista?
- Voy a cambiarlo,  agradecería que salieses - La muchacha salió un poco confusa - Perdon Ciel, sigue las órdenes de una manera muy literal
- Más bien te tiene terror - Ciel se quitaba la ropa dejándola caer al suelo al mismo tiempo que se secaba. Sebastián quedo mirando el cuerpo del menor embelesado
- Me parece que me has tenido mucho tiempo en abstinencia - acariciaba un costado del recuperado menor parando en sus caderas
- Eres un demonio idiota, tenerme encerrado no mejora mi humor para el sexo - Ciel se cubrió con la toalla y se quitó los pantalones y la ropa interior no dejando ver nada al mayor.
- Pero puedo mejorarlo yo - Se agachó cogiendo el brazo de Ciel y estirando asta dejarlo enfrente suya
- Puedes intentarlo - Ciel se mordía un dedo de manera sugerente lo lamio - pero sigo cabreado - Se colocó la ropa y ante el incrédulo Sebastián se marchó.
- No comprendo el motivo del rechazo sexual- Riven aparecía con su estática expresión y recogía las prendas mojadas - Lord solo acepta en su lecho a los más selectos, es un privilegio - Sebastián se levantaba acomodando la capa comenzaba a andar
- Quien sabe el motivo ... Es el único capaz de rechazarme así - La muchacha le seguía tres pasos por detrás
- Tiene mucho interés en ese etéreo ser, no es propio de usted centrarse en un solo invitado a su lecho
- Él será el único invitado a mi lecho, por siempre mi única pareja- La otra se paro y abrió sus dorados ojos, pareció furiosa un instante.
- Lord, recuerde que sentir nos está prohibido, nuestro pueblo no puede hacerlo. Aunque crea que siente solo es sugestión,  no tome decisiones precipitadas.

Kuroshitsuji : Etéreo IIWhere stories live. Discover now