CAPÍTULO VEINTITRÉS

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ALAN NAVARRO

          Nosotros, los varones, al vernos tan expuestos al frío que hacía fuera. Decidimos revisar las otras habitaciones a buscar ropa que nos abrigara más, esperando no encontrarnos con nada fuera de lo común.

—Ten cuidado al abrir esa puerta. —Me dijo Frank que estaba detrás de mí—. Escucha primero antes de entrar.

          Hice lo que me pidió y mi oreja tocó la fría madera de la puerta. Esperé unos segundos, quizá hasta llegué al minuto, pero lo que escuché fue un vacío que delataba la falta de vida dentro de esa habitación.

—Parece que se fueron de vacaciones. —Bromeé y me di cuenta que mi padre me había contagiado sus chistes malos. Lo sabía gracias a la risa muda de Hugo y Alan. En cambio Frank sólo me miró y se fue a tomar el pomo de la puerta para abrirla.

—Cerrada —dijo—. Habrá que derribarla...

—Déjame eso a mí —esbozó Alan apartándonos a Hugo y a mí de su camino.

          El joven agarró impulso y aterrizó su pie derecho un poco más abajo de la perilla de la puerta. La abrió, pero dejando un gran ruido que rápido escucharon las chicas y salieron a ver qué era lo que ocurría.

****

          En total encontramos mucha ropa para caballeros de diferentes tallas. Hasta conseguí algo útil para llevar a André, una cangurera, pero estaba en muy mal estado.

          Frank se colocó un jean negro, un suéter gris oscuro y una chaqueta de cuero negro, esas que llevaban los motociclistas por la carretera, y un par de zapatillas deportivas.

—¡Vaya! —Rió Alan—. Frank se unió a los Calientes 709.

         Casi escupí, por la risa, la poca agua que Kath me había ofrecido de su pequeño refrigerador, parecía más una mesa que a una nevera. No había leído el bordado que llevaba esa chaqueta y menos los dibujos que tenía, muy provocativos a decir verdad.

—Pareces a uno de los matones que salían en esas películas antiguas —comenté entre una risa que parecía más una tos.

          Frank sonrió, mas no comentó nada. Él era muy serio, muy rígido.

          Lo tomé como un "cállate y hagamos un plan." Terminé de vestirme con un suéter blanco que en la parte de las axilas estaba amarilla y con un poco de mugre en el doblé de las mangas, no me importó y simplemente coloqué encima de ese suéter un abrigo que simulaba ser una camisa mangalarga, igual a las que usabann los leñadores. Pero ésta no era roja con franjas negras, no. Ésta era de un color verde oliva con franjas con otra tonalidad de verde. Además, me coloqué unos zapatos que encontré en una habitación juvenil, pareciera que era de un chico skater, o algo así, porque estaban muy desgastados.

****

           Todos parecíamos una cosa rara, no estábamos para nada combinados, y eso a nadie le importaba. Lo que nos importaba era que no sufriríamos más de frío.

—Entienden que tenemos que salir del país, ¿verdad? —esbozó Vanessa recogiéndose el cabello, mientras oía a Frank hablar sobre ir más al norte.

—Sí, eso lo sé. —Afirmó el chico serio—. Pero no creo que el aeropuerto o cualquier otra terminal estén funcionando acá.

—¿Cómo te vas a montar en un avión en esta situación? —inquirió Vanessa, ahora atando sus cordones de las botas de montaña que habíamos conseguido.

Z-Elección©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora