capítulo XXXV musica

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La música es un arte capaz de llevarte a estados de ánimo tan extremos entre si como: alegría ,nostalgia y tristeza ,incluso en un corto lapso de tiempo.
Pueden ser minutos ,segundos ,horas o un día entero según las posibilidades.
Si uno pasa el día entero en casa las posibilidades aumentan, con la tranquilidad de hogar es posible sentarse o pedir a alguien más que toque una pieza musical de nuestra preferencia o bien hacerlo nosotros mismos.
Cuando estamos cumpliendo deberes la posibilidad disminuye aunque no del todo ,tenemos la opción personal de recordar una melodía y posteriormente tararear o repasar los versos si es que estamos acompañados ,así nos protegemos del peligro del que los demás piensen que somos unos locos por cantar solos.
Hay también personas a las que no les gusta la música ,ni siquiera en privado.
Debemos agradecer que sean las menos en este mundo.
Algo que resulta propicio para la música y sus efectos secundarios es un evento social de tan magnitud que tenga por fuerza que desembocar en un baile.
Son tan variadas las melodías necesarias para una boda que las emociones suelen ser igual de distintas conforme va pasando el tiempo.
Afortunadamente el orden cronologico de estas evita un caos del que pocos saldrían bien librados.

Podríamos empezar por la ilusión

Cuando el canon de pachelbel empezó a sonar todos los feligreses se pusieron de pie.
El primero en entrar fue el ministro, después la señora bennet con el senor gardiner ,enseguida sus hermanas excepto elizabeth a quien jane le había pedido le sostuviera la cola del vestido puesto que era algo delicada para que lo hiciera un niño.
Elizabeth estuvo encantada, no había otra cosa que hubiera deseado si con eso le pagaba a jane su excelente papel como hermana mayor.
Después de la tía philips y su esposo que estuvieron más pomposos de normal la melodía cambio dando paso a la verdadera protagonista.
Jane avanzó de forma lenta del brazo de su padre.
quienes estaban más a la orilla de las bancas alzaron su cabeza para tener una vista más completa de la novia.
Había elegido para su boda un vestido claro ,algo contrario a los deseos de su madre que lo quería en azul argumentando que estaba de moda.
Jane trataba de no poner atención más que a donde se encontraba su futuro marido. Justo frente al altar.
Ahí estaba, el sr bingley en un saco negro con un chaleco azul marino y pantalones grises.
Jane agradeció que el brazo de su padre fuera tan firme y pudiera sostenerla ya que si hubiera sido por ella seguro se habría caído por los nervios.
Elizabeth sonreía detrás de su hermana y sosteniendo el delicado encaje de la tela vislumbró el final del recorrido a pesar de que la vista para ella era limitada ya que jane y su padre ocupaban todo el pasillo.
Bingley sintió un vuelco en el pecho cuando jane y el sr bennet llegaron junto a el.
El sr bennet tomó la mano de jane y se la entregó al sr bingley.
-cuide a mi hija, se la entrego no por que quiera, si no por que no es mía, ella ha sido un don para nuestra familia y ahora será un don para usted.
Bingley tomando firmemente la mano de jane y mirando al sr bennet contestó:
- el mejor que me han concedido y el que más amaré.
el sr bennet se separó de ellos y dejó que jane tomara su lugar.
Cuando jane caminó también lo hizo elizabeth quien se encontraba tras ella. el enorme arreglo floral que le impedía la vista completa del novio fue apartado de su frente mientras avanzaba y entonces lo miró.
Ahí estaba.
El Sr Darcy de derbyshire justo frente a ella y a las espaldas de bingley cumpliendo su función de padrino y mirándola fijamente.
No supo cuanto tiempo pasó hasta que dejaron de intercambiar miradas y ella acomodó la cola del vestido para tomar su lugar junto a su familia.
agradeció de corazón que no tuvieran la obligación de saludarse.
Cuando la música paró de sonar el ministro pidió que todos tomaran asiento.
Entonces empezó con su sermón que incluía el pasaje de las bodas de Caná y en el que elizabeth apenas ponía atención.
No se atrevía a voltear ,simplemente trataba de ver un punto indefinido y sus propias manos enlazadas sobre su regazo.
Por un instante giró sus ojos hacia donde estaba el sr darcy.
Notó que a su lado había una joven rubia que le decía algo al oído mientras el asentía sin ser muy obvio.
el volteó pero ella no alcanzó a verlo puesto que ya había fijado su vista al frente.
El ministro solicitó las sortijas de compromiso y fue entonces cuando darcy intervino proporcionando a bingley los anillos de oro blanco que había seleccionado su joyero.
La ceremonia fue más o menos larga, los lloriqueos de la sra bennet no fueron tan audibles como se hubiera pensado , las hermanas menores no causaron alboroto, mari bennet se mostró muy interesada en el sermón como para estar a disgusto y el sr bennet fue bastante solemne con cada acto.
Por parte del novio como era de esperarse su familia no constituyó la mayor molestia.
La srita bingley y la sra hurst sólo se lanzaron una mirada cómplice cuando bingley le puso el anillo a jane pero más allá de eso no se inmutaron ni produjeron quejido o ruido alguno que pusiera de manifiesto el disgusto que estaban pasando.
Por el contrario en cuando terminó la ceremonia fueron generosas en sonrisas para con sus vecinos de banca.
Elizabeth sin duda se hubiera dado cuenta de la falsedad de sus buenas intenciones de no ser por que se encontraba más nerviosa de lo habitual.

Días de lluvia (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora