2. El visitante

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Cuando llegó a su casa el sol estaba muy alto y todo su cuerpo estaba resentido. Moverse era simplemente una tortura, como lo había sido el camino en auto. La simple vibración del vehículo le hacía nota cara herida en su cuerpo. El coche lo dejó en el sótano del edificio, Andrew simplemente bajó de él y se giró, oyendo como el motor volvía a arrancar y, sin siquiera darle tiempo a despedirse o decir algo, se marchó. Aún no había dado un paso, aún no se había alejado, notó el roce de la carrocería en su ropa. Y eso le hizo sentir aún más patético si es que es posible. El efecto de la droga estaba bajo mínimos, ya no embotaban sus sentidos ni le ayudaban a no pensar, el muchacho corrió hacía el ascensor, avergonzado, rezando para que nadie más de aquel edificio de lujo decidiera tomar el ascensor en ese momento. Marshall, para no romper su rutina de humillaciones, había decidido que el castigo de Andrew por desobedecer su orden de más temprano tendría lugar justo desde ese momento. Lo había vestido con algo humillante, algo con lo que el chico no se querría dejar ver, y lo había mandado a esperar en casa sin cambiarse. Lo tendría encerrado hasta que él viera a bien dejarle salir otra vez.

Podría decirse que tuvo suerte, en el ascensor buscó las llaves no las tenía por ninguna parte, ni la cartera, era obvio que no estaba una no iba a estar la otra, ya que tenía ambas cosas colgadas de la misma cadena. Por un momento pensó en como podía haber sido tan idiota de no notar que faltaba algo tan esencial como eso, no tenía un bolsillo grande donde no sentirlo, iba vestido tan estrecho y pegado a su piel que debería de haberlo sabido. Se sintió idiota. Quiso culpar a la droga, pero no estaba seguro de que fuera así. Sacó el móvil y llamó a Marshall, no podía quedarse así en la calle. No podía. Esperaba que estuviera en el coche y se lo acercara. Tenía la opción de ir a la casa de la vecina, ella tenía una copia, por si ocurría algún problema, pero Andrew no quería ir, no quería ser visto así. El teléfono no fue atendido y al llegar a la planta se lo planteó en serio, miró de nuevo la puerta, estaba inquieto ¿que hacer? Era humillante. Marshall le había puesto unas tobilleras, unidas entre sí por una cadena muy corta, que le hacía dar pasitos ridículos, se veían mucho ya que apenas iba vestido con un pantalón corto muy pegado, o bueno, era el mismo pantalón de cuero que hacía horas, solo que en su diversión por humillarlo lo había rajado y cortado hasta que se le veían las nalgas. También lucía un collar a juego de las tobilleras, e iba sin camisa. Demasiado expuesto, parecía sacado de una película porno. Llamar a la vecina era algo que no quería ni siquiera plantearse, así que volvió a sacar el móvil e insistió.

Esta vez si lo cogieron, era Marshall.

—Marsh... — sentía que en cualquier momento se iba a echar a llorar.

—Andrew, voy a colgarte.

—Perdón... — suspiró. Que siguiera con los juegos aún por teléfono le pareció ridículo. Pero en ese momento no tenía otra opción —. Mi amo, mi señor, ¿me dedicaría unos minutos? — no se sonrojó simplemente porque ya estaba demasiado acostumbrado a eso, pero lo odiaba, sobre todo en una situación como esa, no estaba para juegos, y ese era el único estúpido saludo que le dejaba utilizar con él si es que lo molestaba durante las horas que duraba una de sus fantasías pervertidas —. He perdido mis llaves. ¿Podrías mirar si están en tu coche?

—No voy a perder mi tiempo con eso ahora, Andrew, soy un tipo ocupado. Quédate en la puerta hasta que termine e iré a abrirte con la mía — su voz sonaba completamente divertida al decir aquello —, bueno, sacaré tiempo antes de ir a trabajar, pero asegúrate de...


De pronto la puerta se abrió desde dentro y Andrew dejó de hacer caso a los juegos que Marshall le estaba pidiendo realizar mientras esperaba. Al otro lado estaba el chico de esa noche y le hacía un gesto de silencio mientras escrutaba su rostro. El rubio no podía tener más miedo, en su rostro había terror ¿qué hacía él en su casa? ¿que demonios hacía ahí dentro? ¿porque tenía las llaves? Marshall lo iba a matar si notaba que alguien había entrado en el apartamento sin su permiso.

Forgiveness  [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora