La última noche del amor - AloJezabel

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Basado en la mitología romana e inspirado en la escultura El Secreto, ubicada en el salón de los bustos del Teatro Colón de Buenos Aires, Argentina

Todos hablan de él, pero nadie lo ha visto en realidad. Cupido, el bebé alado, el niño de las flechas, dios del deseo amoroso, tantas versiones y cada una tan irreal como las otras. Por muchos siglos se crearon relatos acerca de su existencia, pero nadie se acercó a quien era en realidad.

Venus y Marte eran los padres del niño según la mitología romana, pero como siempre, se equivocaban, aunque no en su totalidad. Cupido sí era hijo de Venus, pero no se tenía conocimiento de quién era su padre.

"Tu padre y yo no tuvimos precisamente una historia de amor, no ha de importarte. Una historia sin amor no merece ser contada"

Ella, diosa del amor, la belleza y la fertilidad, crió a su hijo enseñándole a ver el mundo de otra manera, no solo el propio, sino también el mundo de los mortales.

A lo largo de los años, Cupido adquirió dotes admirables, trasmitiendo a todos el amor y la sabiduría que su madre le había inculcado. Sin embargo, nadie lo consideraba un dios. Muchos se burlaban de él llamándolo inútil, porque aquella era la imagen que todos tenían de él.

"Algún día entenderán que tú eres más importante que ellos. El amor lo es todo" repetía una y otra vez su madre, intentando que su hijo no escuchara las cosas que decían de él.

Una tarde cualquiera, Cupido decidió bajar al mundo mortal, en verdad le intrigaba la manera en la que lo describían los humanos. Estaba cansado de ser desvalorado y humillado por los otros dioses, esperaba que con los humanos fuera diferente.

Y lo fue, solo que no supo definir exactamente si aquello era mejor o peor. Los humanos solo escribían cosas absurdas acerca de él, tratándolo como un bebé, un niño en pañales que llevaba el amor de un lugar a otro.

Se alejó de aquel lugar completamente ofendido. No podía culpar a los humanos por describirlo como un bebé, después de todo, ellos jamás podrían verlo para poder tener una imagen mental correcta. Lo que le molestaba, era que trataran al amor como algo insignificante y que no crece.

Todos eran ineptos, nadie comprendía las cosas en la forma que lo hacía él. Su madre y él estaban en lo correcto. Sentía la necesidad de demostrárselo a cada persona que lo desvalorizó injustamente, solo tenía que encontrar la manera de hacerlo.

Viajó entre los mortales quién sabe por cuánto tiempo. Intentaba olvidarse incluso de sí mismo, alejar sus problemas y simplemente observar los paisajes que la tierra le ofrecía.

Cupido no tenía idea de cuán perdida estaba la humanidad, atrapados en la avaricia y su propio egocentrismo. Se horrorizó al ver los actos que cometían, sin sentir culpa, sin pensar en sus valores morales. Él llegó a la conclusión de que el mundo era pobre, que no tenía amor, y llegó a sentir lástima por los mortales. La carencia del amor sin duda era la más trágica y peligrosa de todas, porque sin el amor, uno no tiene nada.

Perdido en sus pensamientos, Cupido se detuvo a observar una bella cierva, alta y delicada, bebiendo agua en el lecho de un río. No muy lejos de ella, un hombre se movía con suavidad, intentando no hacer ningún ruido. Alzó su arco y flecha en el aire y se concentró en su objetivo. Todo fue cuestión de segundos, entrecerró sus ojos calculando dónde dispararía y soltó la flecha. La hermosa criatura cayó sin vida en el suelo, pero su muerte no fue en vano, puesto que le había dado a cupido la solución a todos sus problemas.

Un arco y una flecha, solo eso se necesitaba. Un instrumento increíble, preciso, sin margen de error. ¿Qué tal si se utilizaba para dar amor, en lugar de lastimar criaturas con él?

Proyecto: San Valentín 2016 || L.S ONESHOTS || ElCartelDeLarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora