PRÓLOGO

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     - ¡Lily! ¿Quieres darte prisa? Como no bajes ya, vas a perder el avión.
El grito de mi madre me sobresaltó.

     Estaba en mi habitación, ojeándola por última vez ya que no la volvería a ver hasta tres meses más tarde. Era 1 de Julio, primer día de vacaciones, y me tocaba pasar las vacaciones con mi padre, sí, él y mi madre estaban divorciados desde hacía dos años, desde que mi madre descubrió que tenía unos cuernos mas grandes que los de un buey... exacto, papá tenía un amante.  

     Ocurrió en el invierno de hace tres años, mi buen padre viajó a París por motivos de trabajo y en su estancia allí conoció a otra mujer, desde entonces estuvieron en contacto. Suponía que mi padre se había enamorado de esa mujer, porque en cuanto se divorció de mamá se fue a vivir con aquella "extraña".  

     Cuando mi madre descubrió por casualidad... bueno en realidad fue el inútil de mi padre, que en vez de enviarle un sms a su amante se lo envió a mi madre, supongo que mi padre no está hecho para las nuevas tecnologías, el caso es que cuando mi madre leyó el mensaje, esperó a que papá llegara del trabajo sin sospechar nada y en cuanto entró por la puerta el control de la televisión se estampó contra su cara, si, mi madre tiene mucho temperamento, seguido al golpe vinieron horas de discusión seguidas de portazos y con el resultado de mi padre durmiendo en el sofá con la maleta a medio hacer para irse de casa al día siguiente.

     Mi hermano y yo nos lo veíamos venir. La familia se quebraba.

     Al mes siguiente, mi padre ya se había instalado con su nueva novia y con él, Cristian, mi hermano pequeño, tal y como lo había decretado el juez. Yo me quedé con mamá y desde entonces yo había eludido pasar las vacaciones con mi padre, yéndome a casa de mis tíos, de campamento o a casa de mis amigas, pero este verano no había habido forma de hacerlo, recuerdo que papá y mamá tuvieron una fuerte discusión sobre el tema dando como resultado mi peor pesadilla; aquel verano lo pasaría con él, con su perfecta y joven novia y con los dos hijos de ella. La idea no me hacía gracia pero estaba obligada a ir, tal y como me lo llevaba recordando mi madre desde hacía dos semanas, pero yo sabía que lo estaba haciendo para convencerse a sí misma, porque a ella le gustaba tan poco la idea como a mi.

     Cuando bajé al vestíbulo mi madre me esperaba con mis dos maletas y mi guitarra en su funda, aquel instrumento era lo único que me podía relajar en los momentos críticos y no me separaba de ella por nada del mundo y con las llaves del coche en la mano.  

     - ¿Ya estás lista?- me preguntó evaluándome con la mirada.
     - No.-dijo de mala gana abriendo la puerta principal y saliendo de casa.
Mamá sonrió irónicamente y me siguió.

***

     Media hora más tarde estábamos en la Terminal 4 del London City Airport, situado a 10 Km. al sur de Londres, ya habíamos dejado las maletas y estábamos en la zona de embarque esperando a que fuese la hora de partir a mis "maravillosas" vacaciones.

     - Es una pena que no puedas ver a Cristian
     - Si, una verdadera lástima.- dijo con un pronunciado sarcasmo
     - Lily es tu hermano y casi nunca os veis.
     - Afortunadamente.- murmuré haciendo una mueca la cual mi madre ignoró.

     Cristian tenía 15 años y era el logotipo perfecto de adolescente salido e insoportable, solo coincidimos en Navidad, las cuales las viene a pasar conmigo y con mamá a Londres y seguimos sin aguantarnos más de 48 horas seguidas, aunque fueran tan solo una vez al año.

     Por los altavoces de la Terminal comenzaron a llamar a los pasajeros del vuelo con destino a York, mi nuevo hogar durante el verano, una ciudad al norte de Inglaterra, fría, húmeda y nublada, lo que hacía que me gustara incluso menos.
      Suspiré. Había llegado la hora de partir.

     - Recuerda Lily.- percibí un tono de advertencia en su voz, eso solo significaba una cosa; sermón de última hora.- Cuídate mucho, no dejes que la "Barbie" esa te moleste.- una aclaración, La "Barbie ésa" es la novia de mi padre, mamá la llama así desde que supo de su existencia.- Intenta divertirte y aguanta todo lo que puedas, si en algún momento quieres regresar a casa llámame ¿de acuerdo?
     - No te preocupes mamá.- intenté sonreír, pero creo que solo me salió una mueca.- Sobreviviré.

     Le di un rápido beso en la mejilla, nunca había sido muy cariñosa y ésta no iba a ser una excepción, aunque si era verdad que la iba a echar mucho de menos, pero ella me rodeó con sus brazos y me abrazó fuertemente.

     - Ya mamá...- dije un poco cohibida.- Solo serán tres meses, tranquila.
     - Y ten cuidado con tus... cualidades especiales.- dijo confidencialmente soltándome por fin.

     Como ya habréis deducido, mis "Cualidades especiales" quieren decir básicamente que soy bruja, si, existe la magia, y yo tengo el placer de pertenecer a ese maravilloso mundo; varitas, pociones, encantamientos...

     Estaba muy orgullosa de ser bruja y mi madre también, aunque ella no lo fuera, ella es lo que llamamos "muggles", personas no mágicas, al igual que mi padre, mi hermano y yo somos los que llaman "sangre sucia", magos de padres no mágicos, un insulto en nuestro mundo pero el cual a mi me resbala, como dicen, a palabras necias, oídos sordos.  

     Antes del divorcio, Cristian y yo íbamos al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pero después mi madre decidió enviarme a la absurda y pija Academia Beauxbatons, para señoritas refinadas, algo que yo no soportaba, además de lo cursis que eran todas las niñas allí, había tenido que aprender otro idioma, el francés, el cual me costó bastante, aunque ahora se ha convertido en una ventaja, aún así odiaba ese lugar, pero a la vez no me quedaba más remedio que acudir, al menos ése sería mi último allí, terminaría séptimo y esperaba poder tener los suficientes EXTASIS (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas) como para obtener un trabajo decente, a poder ser relacionado con los animales y criaturas mágicas, pero ya me estaba yendo por las nubes, primero tendría que aguantar el tormentoso verano que me esperaba.

     - Mamá, tengo que irme.- le dije cuando escuché una segunda llamada a los pasajeros de mi vuelo.
     - Cuídate mucho Lily.- volvió a decir mi madre con lágrimas en los ojos.
     - ¡Adiós!- me despedí de ella alejándome.- Pronto me tendrás otra vez aquí dándote la tabarra. Mamá sonrió enjugándose las lágrimas mientras me decía adiós con la mano.

     Nuevamente suspiré y comencé a caminar hacia la señorita que recogía los billetes apretando fuertemente el asa de mi mochila.
     Éste sería el primero, de mis días de vacaciones.


Espero que les gustes! Dejen sus comentarios!

Foto: Lily

Nunca digas nunca (Lily & James)Where stories live. Discover now