CAPÍTULO 35

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Martes, 23 de agosto de 1977
Hora: 20.00
James y Sirius estaban en el bosque. 

Esa noche habían preferido ir andando para no dejar ninguna pista de su paradero, no querían que se volviese a repetir el episodio del mes anterior. Las chicas se habían quedado en la mansión, encerradas en la habitación de Lily. Las tres.

- ¿Por qué no nos aparecemos en el lugar?- se quejó Sirius con las manos en los bolsillos.
Había empezado a llover a medio camino y ambos estaban empapados.

- Porque me apetece dar un paseo.- murmuró James mirando a todos lados.

Sus gafas llevaban aplicado un hechizo de impermeabilidad que le dotaban de una mejor visión bajo la lluvia.

- ¿Un paseo? ¿Bajo la lluvia?- Sirius alcanzó a su amigo.- Jimmy ¿Qué ocurre?
- Nada
- ¿Y por qué actúas como si te fuese a saltar un basilisco en cualquier momento?
- Sólo estoy mirando por si nos siguen
- ¿Quiénes? ¿Lily y las demás?- Sirius suspiró.- Si se han quedado en casa.
- ¿Vanessa no se ha puesto muy pesada con la enfermedad de Remus?- James agitó su cabeza para desprenderse de algunos mechones en la frente.

- Pues...no.

Habían estado juntos y muy acaramelados hasta que Jane les había interrumpido. Después volvió bastante cariñosa y...

- Sólo me ha comentado que esta noche podríamos ir a cenar a algún sitio los dos solos.
- ¿Cómo?
- Le he dicho que no podía, claro, que habíamos quedado con unos compañeros del colegio para ir a dar una vuelta por Londres.- explicó Sirius rememorando la conversación.- Después me dio un beso y se largó de allí, diciendo que otra vez será.
- ¡Mierda!- exclamó James deteniéndose.
- ¿Qué pasa?
- Que... a mi Lily también me ha preguntado lo mismo... y antes de eso ha estado muy pesada con lo de Remus.
- Joder... ¿y qué le has dicho?
- Pues nada que se parezca a lo tuyo.- respondió James pensativo.- Mierda, si se les ocurre hablar de ello estamos muertos.
- Hay pocas posibilidades de que...
- Si que las hay, Sirius, cada uno le hemos dicho una cosa distinta y vete tú a saber que excusa le habrá puesto Moony a Jane.- reflexionó el chico de gafas bajo la lluvia.- Si se les ocurre comentarlo... y encima atar cabos sueltos y relacionarlo con la enfermedad de Lupin...
- Para eso deberían ser muy listas.
- No las subestimes.
- Vale, de acuerdo no te preocupes, vamos a aparecernos en el lugar de siempre, y cuanto nos transformemos ya no habrá manera de que nos descubran...
- Pero si se acercan demasiado a Remus...- a James se le apagó la voz.
Sólo de pensar a Lily entre las garras de un enorme lobo fuera de control se le ponía la carne de gallina ¡Joder, James! Ese lobo es tu amigo y tu misión es evitar que ocurra eso

- Vamos.- le animó Sirius poniéndole una mano en el hombro.- No va a pasar nada, Prongs.

James miró a su amigo y asintió. No debían perder el tiempo lamentándose. Quizá ellas ni siquiera se habían dado cuenta de que les habían mentido y mucho menos saldrían al bosque en medio de una tormenta como aquella. Sí, todo saldrá bien.

Al segundo siguiente ya no estaban allí.

***

- Lily, ¿estás segura que es por aquí?- preguntó Vanessa.- Porque yo creo que nos hemos perdido.

Estábamos en el bosque, como muy bien habréis adivinado. Empapadas bajo la lluvia, heladas de frío y buscando el rastro de James y de Sirius.

Los Merodeadores habían conseguido sacarnos de dudas.

Según Sirius, se iban a Londres porque habían quedado con unos amigos del colegio.

Según James, iban a ir al Seven a ver el partido de Quidditch entre Turquía y Francia, los dos solos, porque iban a dejar a Remus descansar y cuando acabase quizá se pasaban a verle.

Nunca digas nunca (Lily & James)Where stories live. Discover now