Coraline y Norman

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Lo primero que vio fue su rostro, sonriéndole desde lo alto.

Y Norman pensó que jamás había visto una sonrisa tan linda como aquella, y al momento en que se incorporó, ella no dejó de mirarlo. Incluso cuando el niño intentaba recuperar por completo el aliento, Coraline Jones lo estrechó contra sus brazos, apretándolo.

No había ningún signo del botón en su rostro.

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