Capítulo 4

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Baekhyun sabía que era una estupidez. Lo sabía, más que nada porque ni siquiera estaba seguro de que fuera a volver a ver a Chanyeol. Hacía dos días que el alto se había ido sin decir esta boca es mía de su casa, y aún no sabía si la clase del martes siguiente se la iba a dar él o si la academia a través de la que lo había contratado mandaría a otra persona.

En cualquier caso, allí estaba Baekhyun, rodeado de mujeres parloteando sin parar, muerto de vergüenza, entre ruidos de secadores y un olor fuerte a tinte. Por qué no pidió cita en una peluquería de caballeros, se dijo.

- Hola, guapo, ya te toca, pásate por aquí -sonrió la chica, indicándole el lavacabezas más cercano y colocándole la toalla alrededor de los hombros. Vamos allá, pensó.

No estaba tan mal el cambio, pensó, mirándose al espejo ya en su casa aquella noche. Jongdae se había reído de él por haber sucumbido a los deseos de su pene, como los llamó él, aunque también reconoció que le quedaba bien y que le daba un aspecto de bastardo inocente, le dijo. Baekhyun no sabía cómo tomarse aquello, así que simplemente lo ignoró.

Se metió en la cama, acostándose de lado, y sus ojos cayeron inevitablemente sobre el libro de Hamlet que aún descansaba en su mesita de noche. Recordó lo que había pasado dos días atrás y se cabreó, cogiendo el libro y lanzándolo lejos, sin importarle que se doblaran las páginas.

Cerró los ojos, dispuesto a dormir, cuando sintió el móvil vibrar, maldiciéndose por haberse olvidado de quitar la vibración y maldiciendo a quien fuera que le enviaba un mensaje un lunes a las casi doce de la noche. Le gustaba dormir y acostarse pronto, que lo denunciaran por ello si querían.

Desbloqueó el aparato, poniéndolo en silencio, y se estaba planteando no contestar a la gilipollez que fuera que Jongdae le había mandado, cuando vio que el mensaje entrante no era del idiota de su mejor amigo.

La clase del martes la daremos en la cafetería frente a la estación de autobuses. Misma hora. No te retrases.

Chanyeol. El mensaje era de Chanyeol. No sabía si reír de felicidad porque no lo había dejado tirado a dos semanas del examen o si tirar el teléfono contra la pared porque el imbécil ni siquiera había tenido la decencia de disculparse. Contestó un simple Ok y bloqueó el teléfono, dejándolo boca abajo para ni siquiera ver si le contestaba aquel poste con gafas.

Sin embargo, Baekhyun mentiría si dijera que no puso esfuerzo en vestirse para ir a la cafetería, aunque fuera a dar clase y a volverse a casa. Apareció a la hora justa, mirando alrededor buscando a Chanyeol en alguna de las mesas del sitio. Lo encontró en una especie de semireservado, una mesa en una esquina del local, separada de las otras por paneles de madera que servían de respaldos para los sofás.

- Chanyeol -lo llamó, haciendo que el mayor levantara la vista de los papeles que ojeaba para mirarlo. El menor sonrió suavemente de medio lado al ver la expresión de asombro y la boca abierta de su profesor cuando se sentó.

- Baekhyun -parpadeó, como despertando de su trance y señalándole el asiento junto a él-. No esperaba... Bueno, no te esperaba moreno.

- Simplemente me apeteció el cambio de aspecto -dijo dignamente el más bajo, sentándose donde se le había indicado.

Podía notar el efecto que su pelo ahora negro estaba teniendo sobre Chanyeol. Eso junto con los vaqueros que le abrazaban las piernas como una segunda piel, una camisa simple cubierta por una chaqueta oscura y apenas un poco de delineador para que sus ojos resaltaran podían hacer que hasta los heteros se giraran para mirarlo, y a su profesor claramente le atraían los hombres por la manera en la que se lo estaba comiendo con los ojos. Punto para Baekhyun, pensó.

Profesor Indiscreto (Chanbaek/Baekyeol)Where stories live. Discover now