Capítulo 19 - Profunda y anhelada entrega

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Su cuerpo se sentía un tanto desesperado y no sabía con exactitud desde cuando deseaba que llegara ese momento. Lo pensó muchas veces mientras tenía el cálido cuerpo de Sung Kyu durmiendo junto al suyo cada noche. Se aguantó tanto las ganas de posar sus palmas sobre su redondo trasero y, de igual forma, se contuvo sobre manera para no arrancarle la ropa cada vez que lo besaba.
     Pero todos esos lujuriosos pensamientos se quedaron atrás. En ese mismo instante podía hacer con Sung Kyu lo que quisiera. Bueno, siempre y cuando, su joven consorte estuviera de acuerdo y, en el fondo, Woo Hyun sabía que así era.
     Una vez más, lo aprisionó contra la mullida cama, lamiendo y chupando sin contemplación toda la extensión de su blanco y hermoso cuello, dejando que sus caderas se frotaran con descaro contra las de su esposo.
     Siguió masajeando sus pezones y Sung Kyu volvió a tirar de sus cabellos. Woo Hyun escuchó otro leve gemido salir de su rosada boca y curvó los labios en una divertida sonrisa cuando sintió como su pareja se retorcía bajo su cuerpo.
     Y su dulce olor lo excitó cada vez más. Mil y una corrientes eléctricas llenaron todo su cuerpo por las inevitables y suaves caricias que las delicadas manos de Sung Kyu le ofrecían en la espalda y entre sus finos cabellos. Sin embargo, eso pasó a segundo plano cuando, al separar por un momento los labios de su tersa piel, la cara sonrosada perdida en la lujuria de su amado compañero, aunada a sus ojos nublados por la excitación, terminaron por ponerlo completamente duro.
     Woo Hyun se estremeció ante tal erótica imagen, sintiendo palpitar su miembro. El calor se apoderó de todos sus sentidos y le fue inevitable no restregar su hombría sobre la de Sung Kyu, quien dejó ir otro libidinoso gemido, encajándole las uñas de pronto.
     Se dio la vuelta de repente y dejó que el menor se sentara sobre sus caderas para tomar el control, poniendo sus codos a cada lado de su cabeza para sostenerse. Las manos de Woo Hyun se aferraron a su cintura y sus labios no tardaron en apoderándose de los de Sung Kyu en un toque demasiado apasionado.
     Nam paseó su lengua en la caliente cavidad bucal del otro, inclinando su cabeza en ambas direcciones mientras se dedicaba a degustar por completo la boca de su pareja, dejando que la tibia saliva resbalara hasta llegar a sus barbillas.
     Sintió estremecer de nuevo su cuerpo y podía escuchar la errática respiración de su marido al mantenerse unidos de aquella anhelada y sensual manera. Apretó aún más el cuerpo de Sung Kyu contra el suyo, y de pronto se sorprendió cuando éste comenzó a simular pequeñas pero certeras embestidas. Sus erecciones se frotaron una y otra vez y les fue imposible seguir ahogando sus gemidos que empezaron a llenar la habitación.

...

Era la primera vez de Sung Kyu, pero aun así no se sintió avergonzado al demostrarle a Woo Hyun cuánto lo deseaba, y cuánto necesitaba de su tacto.
     En innumerables ocasiones se tuvo que abstener de pedirle que le hiciera el amor. Tenerlo cada noche durmiendo a su lado se convirtió en una dolorosa espectativa, sin embargo, Sung Kyu sabía que lo correcto era hacerlo después del matrimonio.
     Pero la esperada noche por fin había llegado, y aunque Kim estaba un poco temeroso, en ningún momento se sintió cohibido por mostrar sus pensamientos, pues quería hacerle entender a Woo Hyun qué era lo que de verdad quería.
     Y quería entregarse a él. Quería ser amado por su esposo. Quería hacerle ver que era totalmente suyo y de nadie más. Así que se incorporó un poco y comenzó a desabrocharle la camisa. Woo Hyun ya se había quitado el grueso saco y el cinturón.
     —Te amo —murmuró, pero Nam fue capaz de escucharlo y le respondió.
     —Yo también te amo —dijo, y Sung Kyu sonrió con dulzura.
     El más joven sintió su cara enrojecer otro poco y su corazón siguió bombeando su sangre a una velocidad vertiginosa. Se apenó un tanto más cuando su pareja lo despojó también de su camisa y, mientras observaba con detalle los marcados abdominales de Woo Hyun, él lo sostuvo de las caderas y de pronto lo dejó de nuevo bajo su cuerpo. Miró a su compañero levantarse del colchón unos segundos después, y el color rojo subió hasta sus orejas cuando observó cómo se quitaba los pantalones y la ropa interior.
     Sung Kyu se mordió los labios, era también la primera vez que veía a Woo Hyun totalmente desnudo.
     Nam puso una rodilla sobre la cama y sonrió de lado. Acercó las manos hasta tomar los pantalones de Sung Kyu y éste se estremeció todavía más cuando se los quitó, dejándolos caer al suelo antes de subir por completo a la cama y comenzar a bajar su ropa interior.
     Presa de la vergüenza, apretó los ojos con fuerza, pero cuando Woo Hyun terminó de desnudarlo se acomodó otra vez entre sus muslos y Sung Kyu no dudó en enredar sus piernas alrededor de su cintura. Kim comenzó a abrir los párpados y la mirada llena de deseo de su pareja se fijó en la suya. Suspiró profundo y pasó sus brazos tras el cuello de Woo Hyun.
     Se besaron de nuevo. Largo y apasionado. Húmedo y demandante. Y después Woo Hyun pasó de masajear sus labios a lamer su barbilla. Mordió con suavidad su piel. Hizo más marcas de las que Sung Kyu estaba dispuesto a contar.
     Empezó a bajar con lentitud dejando un rastro de besos por su cuello. Pasó por sus clavículas y llegó hasta uno de sus pezones para chuparlo con ansiedad mientras se encargaba de rozar el otro con un par de sus dedos. Sung Kyu se removió, arrugando las sábanas entre sus delgadas manos y arañando en ocasiones los brazos de Woo Hyun que se mantenían acariciando su cuerpo.
     Su esposo tomó sus piernas y las subió hasta sus hombros. Su respiración se entrecortó de pronto y sintió que su piel se erizaba cuando lo miró tomar un pequeño bote de lubricante que yacía sobre el colchón. Sung Kyu estuvo tan centrado en el placer que su compañero le hacía sentir, que no se dio cuenta del momento en el que lo sacó.
     —Relájate —susurró Woo Hyun, y Sung Kyu se mordió el labio inferior.
     Woo Hyun derramó parte del viscoso líquido sobre sus dedos e introdujo uno de ellos sin avisarle. Y fue un poco molesto para Sung Kyu, pero la sensación de incomodidad desapareció y un estado de completa lujuria le llenó los sentidos cuando sintió la húmeda lengua de su marido sobre su miembro.
     Sung Kyu apretó de nuevo las sábanas y levantó la cabeza, aunque en el siguiente instante arqueó la espalda y engurruñó los dedos de sus pies, cuando Woo Hyun lo masturbó con sus labios por un par de minutos. Cerró sus ojos con fuerza y volvió a retorcerse bajo su cuerpo.
     Nam siguió ensanchando su rosada entrada y depositó varios besos en el interior de sus muslos antes de vaciar más lubricante en una de sus manos y empapar su pene. Y fue entonces que juntó el torso al suyo, atrapando sus labios en otro apasionado beso al mismo tiempo que empujaba con lentitud y sumo cuidado su órgano contra la virginal entrada de Kim.
     Y era más suave de lo que el muchacho se imaginó. Era más placentero de lo que alguna vez llegó a pensar. Woo Hyun se abrió camino entre sus calientes paredes, deteniéndose en ciertas ocasiones para que su cuerpo se acabara de acostumbrar. Aunque no le tomó mucho tiempo, porque Sung Kyu lo sujetó de pronto de los hombros y lo incitó a enterrar por completo su erección.
     Lo besó con desesperación y comenzó con las arremetidas. Lentas pero profundas, haciéndolo delirar por el éxtasis.
     —Me encantas —dijo su esposo entre jadeos.
     Y la desvergüenza se hizo cargo de sus pensamientos.
    —¡Házmelo más... fuerte! —suplicó, y aquellas lujuriosas palabras se convirtieron en una orden.
     Woo Hyun entrelazó las manos con las suyas y apoyó su cabeza sobre la almohada. Sung Kyu podía escuchar con claridad su agitada respiración y la cama comenzó a temblar aún más. El muchacho dejó ir varios gritos obscenos cuando el órgano de su marido comenzó a rozar sin compasión su nudo de nervios, y Woo Hyun también dejó de contener sus gemidos al moverse tan vigorosamente dentro de él.
     Sus cuerpos brillantes y húmedos por el sudor chocaron una y otra vez, y Sung Kyu no pudo contenerse ni un minuto más, así que, sin poder evitarlo, llegó al clímax un poco antes que su esposo.
     Un placentero orgasmo se encargó de recorrer todo su cuerpo y dejó ir toda su esencia entre su abdomen y el de Woo Hyun. Las agitadas e incontrolables inhalaciones llenaron sus pulmones más rápido de lo que podía notar y las contracciones que dilataban su entrada, hicieron que su esposo se derramara en su interior segundos después.

Woo Hyun se acomodó mejor sobre el tibio cuerpo de su joven marido cuando su complaciente orgasmo terminó. Enterró el rostro en su cuello y se dedicó a aspirar su suave aroma. Sung Kyu olía a su colonia, y eso lo hizo sonreír y depositar un tierno beso en su mejilla.
     Retiró despacio su miembro y un poco de su semen escurrió entre las preciosas nalgas del menor, algo que, de nuevo, erizó toda su piel.
     Acarició con delicadeza su cabello y depositó varios tiernos y pequeños besos en su cuello. Sung Kyu le sonrió y se acercó a él para abrazarlo. Woo Hyun suspiró largamente y deslizó una mano por su espalda para acariciarlo. Aún estaban pegajosos, pero eso, a ninguno de los dos, pareció importarles. Se dejaron llevar después por el cansancio y durmieron juntos, abrazados y pensando con demasiada intensidad cada uno en el otro.
     Esa noche Woo Hyun soñó con Sung Kyu. Lo miró sonriendo y disfrutando de su compañía. Lo observó compartiendo buenos y divertidos momentos con sus padres. Después, varias imágenes de él caminando con Sung Kyu de la mano, mientras seguían de cerca a un pequeño niño lo hicieron abrir los ojos de pronto y, suspirando, deseó que todo eso se hiciera realidad.
     Giró su rostro con cuidado y aún Sung Kyu se mantenía aferrado a él. Se sentía tan seguro cuando lo tenía cerca. Nunca pensó que sería tan feliz.
     Lo apretó más contra su pecho y lo besó en la frente. Suspiró de nuevo y cerró los ojos para tratar de dormir. Y enseguida sonrió, porque deseaba hacer crecer a su familia al lado de Sung Kyu. Woo Hyun quería que terminara pronto sus estudios y regresara a su lado para dedicarle todo su tiempo.
     Ese viaje a Vancouver se le iba a hacer demasiado largo, pero Woo Hyun estaba dispuesto a esperarlo todo el tiempo que hiciera falta. Porque ya estaba seguro de que Sung Kyu le pertenecía por completo, y él le pertenecía a su joven consorte de la misma manera.

El Contrato | WooGyuOnde histórias criam vida. Descubra agora