Ángel

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¿Crees que el dolor es necesario?

Pregunto a mi reflejo con una hojilla en mano.

¿Y por qué no lo sería? Es lo único que me hace sentir vivo.

Estoy cubierto de cicatrices, aunque en mi piel no las exhibo.

Perdóname, yo he causado todo esto.

Perdóname, yo mismo construí este mundo que detesto.

Soy acechado por mis demonios, cada uno con su sello.

Sus huesudos dedos se ciernen sobre mi cuello.

No temo por mi vida, ¿por qué habría de hacerlo?

Si existe algo hermoso, entonces quiero verlo.

¿Cuándo se detendrán las pesadillas? ¿Por qué no se esfuma el temor?

No saben lo que hacen, perdónalos, señor.


Entre hojas marchitas, aire frío y soledad.

Corría buscando un refugio lejos de esta sociedad.

Durante la huida hubo algo que me frenó.

Quizá fue el destino, un destello de luz, o tal vez exista un dios.

De forma sobrenatural, encontré mi sanación:

Un ángel caído que mis miedos espantó.

De pie, frente a mí, sanó mi dañado corazón.

Me dio un motivo para no detener por siempre mi respiración.

Después de errar miles de veces, la vida me cedió un acierto.

¿Cómo no amarla si causa algo en este cuerpo muerto?

Ángel caído, permanece junto a mí.

Ni siquiera rodeado de placeres soportaría un mundo sin ti.

Versos en el ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora