Epílogo

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Estaba frente al espejo viéndose a si misma a pesar de las ojeras se seguía viendo hermosa. A pesar de la oscuridad de la habitación podía apreciar perfectamente sus facciones. No quería moverse de donde estaba, pero no podía quedarse ahí para siempre, el sonido del celular hizo que se sobresaltara miró la pantalla, había un mensaje.

Ya voy por ti, llegó la hora linda, esperó y ya estés lista, te amo.

Suspiró hondo reprimiendo las lágrimas y se giro sobre sus talones, miró toda la habitación de Justin; intacta. Fue hacia al baño, sus perfumes, su afeitadora, ahí seguían y olia tanto a el. Miró la cama, seguía siendo la misma de hace años, aquélla cama donde hicieron el amor tantas veces, donde vieron películas en días lluviosos donde Emma se refugió muchas noches. Salió de la habitación y cerro la puerta, comenzó a bajar las escaleras y se detuvo al final de ellas donde justo en frente estaba la puerta, recordó cuando en punto de las 9 de la noche el llegaba de trabajar y ella venía corriendo por las escaleras para abrazarlo con fuerza. Miró la estancia, la cocina, Justin nunca cambió los muebles, la pintura de las paredes, los cuadros, absolutamente todo seguía igual, era la misma casa que Emma decoró a su gusto cuando se casaron hace años.

Aquella casa estaba envuelta por una atmósfera de soledad y tristeza, en absoluto silencio lo único que se escuchaba era la pesada respiración de Emma al soportar estar allí, sola. Se estaba despidiendo de aquella casa donde fue inmensamente feliz y a la vez fue su infierno. Otro mensaje llegó a su celular.

Ya estamos afuera linda, se hace tarde, el sacerdote tiene otros compromisos.

Guardó el celular y miró todo por última vez, la primera lágrima cayó por su pálida mejilla, la limpió de inmediato, cerro sus ojos y los abrió para ya irse.

-Tal vez regresé un día, pero será cuando Dios quiera.- dijo para si misma, tomó la perilla de la puerta y la giro, la luz de afuera le golpeó el rostro. Caminó hacia el auto y se sentó en el asiento del copiloto.

-¿Estas bien linda?.- dijo Ryan preocupado.

-Si, vamonos no quiero llegar tarde.- dijo asintiendo. Ryan encendió el auto y comenzaron a irse. Emma veía a través del espejo que la casa se hacia cada vez más pequeña hasta perderla de vista.

-No quiero ir otra vez mami, todo es tan... Triste, todos lloran.- dijo Amanda con miedo.

-Sera la última vez cariño, lo prometo.- le dijo Emma. Miró a Drew quien no había hablado desde hace un día.

-¿Estas bien amor?.- Drew la miró y sólo se limitó a asentir. Lo que Emma no sabía era que el pequeño estaba de todo menos bien, era el más lastimado de todos.

El auto se detuvo frente a la iglesia, Ryan bajo a los dos niños del auto.

-¿Te esperamos?.- dijo Ryan mirándola.

-No,entren ustedes yo voy en unos segundos.- Ryan asintió y entró a la iglesia con los pequeños. Emma caminó hacia la puerta y se quedó inmóvil. Tomó la valentía suficiente para comenzar a caminar. Todas las personas que estaban ahí se giraron al escuchar los zapatos de Emma resonar. Emma caminó ignorando las miradas penetrantes de todos, caminó justo por el pasillo que daba directo al altar como toda una novia, mas en este caso ella no era la novia, no estaba vestida de blanco sino de negro.

Se detuvo frente al ataúd color caoba su pequeña familia que estaba a su izquierda al igual que todos la miraban con detenimiento. Se giro y tomó asiento a lado de su esposo. A su derecha estaba la madre de Justin quien la miraba con desprecio.

-Hermanos, estamos hoy reunidos para honrar la memoria de nuestro hermano, Justin Bieber.- Emma limpió la lágrima que resbaló por su mejilla.

La ceremonia fue en total silencio sólo se escuchaban los sollozos de la madre de Justin, al terminar la carroza fúnebre se llevó el ataúd para ir al cementerio, muchas personas al terminar la ceremonia querían acercarse a Emma, mas no lo hicieron, decidieron guardar la distancia.

Querido Justin (2da Temporada)Where stories live. Discover now