Ambos tenían la mirada perdida. Lux tuvo que cerrar los ojos para suspirar y mantenerse de pie durante todo el tiempo que duraría la conversación. Y Harry luchó contra la tentación de detallar cada ángulo de su cuerpo, pero fue imposible. Fue una suerte que Lux no tuviera intenciones de la mirada de sus propios dedos o lo habría descubierto.
Él escuchó el sonido de sus enormes tacones contra la plataforma del suelo a medida que caminaba a su alrededor, deteniéndose junto a la botella de whisky que había junto al sofá. Lux extendió sus brazos para tomarla y observar la etiqueta con detenimiento.
—Escuché que tenías ciertos problemas con el alcohol —dijo, sonriendo mientras sacudía el poco contenido que conservaba la botella—, pero nunca pensé que fuera tan grave.
—Tú no sabes absolutamente nada... —comenzó, pero Lux soltó una pequeña risa sarcástica.
—Puedo oler tu aliento desde aquí. No huele a menta, precisamente —susurró, frunciendo el ceño mientras sacudía la cabeza y volvía la botella a su posición. Harry hizo una mueca, ocultando la tristeza que lo embargaba al escucharla hablar de esa forma.
Lux aprovechó el silencio que le siguió a sus palabras para observar el aspecto que tenía después de tanto tiempo; no demoró en notar las diferencias. Tenía el cabello muchísimo más largo que la última vez que lo había visto, y su altura lo hacía parecer más voluminoso. Estaba completamente segura de que se ejercitaba con más frecuencia. También se percató de que el tono de su voz era más... profundo. Por un breve momento, Lux pensó que se encontraría con el mismo muchacho que prometía amarla en el programa..., pero no estaba ni cerca. Delante de ella, tenía a un hombre que debía bajar la mirada para no romper el contacto visual.
—Te ves diferente —murmuró después de un momento, tomándolo por sorpresa.
—Tú también —respondió, señalando su cabello; estaba unos tonos más oscuros de lo que recordaba, pero le quedaba bien. Había aumentado un poco de peso, tonificando sus piernas y luciendo más... curvilínea. El primer pensamiento de Harry fue sobre qué se sentiría tocar aquellas exquisitas curvas.
—Estás más alto —dijo, prácticamente inclinándose para mirar su rostro.
—No. Tú estás más pequeña —bromeó, para luego sentir que su estómago se revolvía con violencia. Reír con ella no debería ser tan fácil después de todo lo que había pasado entre ellos.
—Entonces, Harry... —murmuró lentamente, cruzándose de brazos. Escalofríos recorrieron la espalda de Harry al escucharla decir su nombre.
— ¿Entonces, Lux? —Preguntó, con aquella voz pastosa y ronca que combinaba con un acento británico.
— ¿Cómo haremos esto? —Susurró, enarcando una de sus delicadas cejas. Esperaba que su rostro no demostrara lo nerviosa que se sentía.
Él contuvo la respiración por un momento, aún sintiéndose mareado por todo el alcohol que había consumido. Luego caminó hasta ella.
— ¿Hacer, qué? —Pronunció con dificultad, tomando una enorme bocanada de aire después de quedar a meros centímetros de su cuerpo. Estar cerca parecía una tortura.
—Esto... -susurró—, nosotros. Las presentaciones que debemos hacer. ¿Cómo lo manejaremos?
—No lo sé —gruñó entre dientes, entrecerrando los ojos—, nunca tuve la oportunidad de decidir en esto.
—Pues yo tampoco.
—Una mierda —soltó, alejándose de ella—. ¡No mientas en mi cara! Si no hubieras querido, sólo tenías que chasquear los dedos para tener una fila de artistas interesados en acompañarte.
