T R E S

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20 de abril de 2014
~8 p.m.~

Mi mamá me llevo al psicólogo, según ella estoy enferma pero yo no estoy enferma sólo me gusta matar y eso no me hace una loca enfermiza ¿o si?. Así que decidí visitar a mi doctor.

Entre sigilosamente a su casa examinando todo a mi alrededor. Era tarde así que mi doctorcito debía estar dormido. Busque su habitación y cuando la encontré, entre en ella.

El doctor Edwins dormía plácidamente. El no era viejo, solo tenía 29 años y recién terminaba su carrera en psicología. Era realmente guapo, lastima que tenía que morir.

Rápidamente me sente encima de el. Después busque mi amado cuchillo recién afilado, comencé a besar su rostro hasta que despertó. Primero me miro confundido pero después su mirada cambio de una sorprendida a una de horror.

– ¿Qué haces? – tartamudeó

– Nada doctor, sólo me divierto.– dije sonriendo

– ¿Qué me vaz a hacer? – preguntó con los ojos cristalizados.

– Nada.– dije

El suspiro con alivio.

– ...solamente te voy a degollar hasta cansarme.– finalice con una sonrisa sádica.

– Antes de que me mates quiero saber algo.– dijo

Yo sólo asenti después de todo lo iba a matar.

– ¿Por qué haces esto? – preguntó

– Porque las voces se enojan si no lo hago y nadie quiere que las voces se enojen.– dije antes de enterrar mi cuchillo en su boca.

Después corte sus manos, pies y todas sus otras extremidades hasta que me sentí satisfecha.

Las voces estaban felices y yo también lo estaba.

El Diario de Una PsicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora