2. ¿Sorpresa?

314 38 5
                                    

2. ¿Sorpresa?

Neferet.

Sentí algo mojado y calentito en mi mejilla, y cuando abrí los ojos me encontré con Jake; mi pequeño gato negro. Me reí un poco cuando él se acomodó cerca de mi cabeza, el desgraciado quería sacarme de mi propia cama para dormir en esta.

Gatos.

Me levanté y arrastre los pies hasta el baño, me cepille los dientes rápidamente y me enjuague la cara varias veces, para así poder despertarme y no andar dando cabezazos de sueño luego. Baje a la cocina y le recargue el plato de Jake con su alimento e hice lo mismo con su plato de agua, por lo que él me miro satisfecho y comenzó a comer un poco. Me hice un café y tome unas tres galletitas, sí, no comía mucho. Con unas galletitas o inclusive un pan yo ya me sentía satisfecha.

Me tire en la silla y prendí el televisor.
En las noticias mostraban como un chico había chocado con un auto, un robo a un súper mercado, un choque de nuevo, pero nada relacionado con la palabra asesinato. Porque eso era lo que me importaba, los asesinatos.
Sentí a Jake frotar su cabeza en mis piernas, provocándome un leve escalofrío pero también una sonrisa. Ese gato es la única compañía en esta casa tan deshabitada desde el incidente. Lo compré dos meses después, necesitaba a un pequeño amigo y como mi animal favorito es el gato; compre a este pequeño dormilón.

Observé de reojo el reloj de la pared, eran las 10:30 de la mañana. Suspiré, aun un poco adormilada, y me levanté para ir a mi habitación y vestirme con un jean negro, unas zapatillas rojas y una camisa blanca, y arriba una roja a cuadros.
Tome mi morral, donde tenía un cuaderno, mi teléfono, y otras cosas. Me despedí de Jake con una caricia en la cabeza y salí afuera. Sentí la pequeña brisa y sonreí, me gustaba el frío, porque así podía acurrucarme en mi cama y envolverme en mis sabanas, así dormía más cómoda. Me dispuse a caminar, mientras en mi celular se reproducía My Demons de Startet.

Cuando llegue a la entrada de la comisaría, los dos guardias de la entrada me saludaron, pues ya me conocían, de hecho; todos allí me conocían a mí, y a mi historia. Y yo respondía con un gesto con la mano en forma de saludo. Fui por un pequeño pasillo, llegando a la oficina del oficial Hans quien me recibió con su típico saludo.

— Hey, hola.

— Hola, Hans —Sonreí y él sonrió, tenía un cuarenta y en su cabellera negra se avecinaban algunas canas—. ¿Qué cuentas?

— Nada, todo está como siempre —Dio un sorbo a su café, para luego acomodarse los lentes y mirarme de nuevo—. No hay nada nuevo.

—Oh, demonios... —Murmuré—. ¿Nada? ¿Algún asesinato? —pregunté apretando un poco mi morral.

— Nada, Neferet.

Me mordí la lengua, ¿Nada? Los asesinatos habían cesado, aunque, no es como si asesinaran todos los días en este lugar. Pero bueno. Me quedé unos minutos ya que me ofreció una taza de café más unas deliciosas medialunas, me encantaban. La puerta estaba abierta, así que pude notar fácilmente como un muchacho de, aproximadamente, veinte años me observaba. Fruncí un poco el ceño y el apartó la mirada rápidamente y se fue junto con otro muchacho.

«Un nuevo» pensé.

Cuando me dispuse a salir de la comisaria, escuche un ¡Hey! Que me hizo voltear para terminar viendo al muchacho de esta mañana.

— ¿Huh? —Lo mire confundida, tal vez quería preguntarme la hora.

— Tú eres Neferet Roth, ¿Verdad?

— Así es —Asentí con la cabeza—. ¿Te conozco?

— No, no. Mi nombre es Agustín y... —Hizo una pausa, y vi como parecía pensar sus palabras—. Me han contado sobre ti y... bueno.

— Ah —dije cortante, no supe por qué, pero ese Ah me salió solo—. ¿Y se supone que yo...?

— ¿Puedo acompañarte? Me gustaría saber un poco más.

Obviamente se refería al incidente. Era la primera persona que venía hasta a mí a decirme que le gustaría saber más, sentía como si me fueran a hacer una entrevista para la televisión. Me preguntaba cómo me habrían descrito al chico, ya que no es como si tuviera las mejores impresiones en ciertas personas, aunque, a mi poco me importaba lo que pensaran de mí por mis actos.

Comenzamos a caminar en un silencio, que hubiera preferido que durara hasta la llegada a mi casa, pero, el comenzó.

— ¿Por qué lo haces?

— Porque quiero mi venganza —solté sin pensar—. No voy a parar hasta encontrarlo.

— Pero, vamos, es muy... loco que hagas todo esto. Y más si lo haces sola.

Yo lo mire de reojo. — ¿Y tú piensas ayudarme? La policía quiso dejar el caso en la nada los primeros meses, pero, gracias a mí aún siguen investigando un poco. Aunque preferiría hacerlo por mi cuenta pero, necesito la ayuda en ciertas cosas, lamentablemente.

— Pero esto no te hace bien.

— No tengo nada que perder, porque ya lo perdí todo hace cinco años.

Apenas aquellas palabras salieron de mí, el silencio volvió a apoderarse de los dos. Probablemente el estaría pensando que yo no tengo solución y que había perdido la chapita hace mucho tiempo, pero yo estaba bien. No necesitaba que un chico desconocido viniera hacía mi creyendo que iba a salvarme del abismo por el que no estaba cayendo.

No supe cómo, pero el término contándome como descubrió que quería ser policía. Él parecía realmente concentrado al contar esa anécdota, y yo solo soltaba palabras vagas que quedaban perdidas en el aire. Hasta que, por fin, habíamos llegado a la entrada de mi casa.

— Es aquí —dije deteniéndome y comenzando a avanzar por el camino de cemento—. Adiós.

— Piensa en lo que te dije. —Escuche de él antes de llegar a la puerta, para luego abrirla y entrar inmediatamente.

Me tire en mi cama, mientras Jake se acercaba a mí y se tiraba sobre mi panza, por lo que deslice mi mano por su cuello hasta su cabeza y lo acaricie. Me quede observando el techo mientras pensaba.

Pero esto no te hace bien.

¿Cuántas veces lo había oído de desconocidos y familiares? Muchas veces. Muy en el fondo mío había algo que me decía que lo dejara, aunque ese sentimiento no era muy fuerte. Pero la sed de la venganza me hacía seguir. Lo había jurado, no había marcha atrás para mí.

Podría haber seguido pensando y haber terminado dormida al final, pero un mensaje en mi teléfono me hizo reaccionar y, cuando lo observe, vi que era Nicole.

«Más te vale que muevas tu trasero de la cama y me prepares algo de comer, porque voy para allá y con una sorpresa»

¿Sorpresa?

Dulce y excitante venganza.『Masky』#CMWhere stories live. Discover now