Capítulo 5.

214 6 0
                                    

*Narra Irene*

Me desperté al sentir como la luz del sol me daba en toda la cara. Pero no era eso lo único que sentí, notaba un peso sobre mi cintura y una respiración que me hacía cosquillas en el cuello. Puta Mary, ya se me había acoplado en el sofá porque tenía miedo, me giré y al hacerlo me dí cuenta de que no era Mary, sino David. Tenía una expresión relajada y su respiración era tranquila. Entonces, recordé porque estábamos ahí.

*Estos habían escogido una peli de miedo, joder, ni me habían preguntado si yo quería ver esa, claro como me había perdido por ahí… Bueno, tocaba hacerse la valiente. Después de las tonterías de los que ahora podía llamar mis amigos, fuimos a nuestro apartamento para ver la dichosa peli. Decidí coger yo el bol de palomitas para así centrarme en ellas y no mirar la peli, me senté con Jud y Álvaro.

La peli ya llevaba 30 minutos empezada y yo me quería morir, sobre todo después de que Jud diera un brinco y me asustara, las dos estábamos muertas de miedo pero éramos demasiado orgullosas como para reconocerlo.

Decidí levantarme para ir a por agua, tenía que ser valiente. ‘Vamos Irene, es solo una peli, esas cosas solo te pueden pasar cuando estás sola en una casa abandonada.’ No encontraba el interruptor de la luz y cada vez tenía más miedo, sentí una mano por mi espalda pero para cuando iba a gritar la mano me tapó la boca. La luz se encendió, era David y se estaba riendo. Le intenté mirar mal pero estaba demasiado asustada.

-Eh, Irene, ¿estás bien?

-Sí…sí, me acabas de dar el susto de mi vida pero oye, estoy genial. Maldito idiota, ¿qué pretendías? ¿Matarme?

-Lo siento, de verdad. Ven, siéntate- dijo, acercándome una silla y sentándose él en otra- Dime una cosa, a ti las pelis de miedo no te hacen mucha gracia, ¿verdad?

-Pues no David, pues no. Pero cuando decidisteis ver esa yo me había perdido por ahí, Dani me encontró y no me dijo nada, así que ya no era plan de quejarse. Y ahora… - dejé de hablar, me daba demasiada vergüenza admitirlo.

-¿Ahora…?- Me cogió la mano- Irene no te tiene que dar vergüenza, ahora somos amigos- Me sonrió de la manera más tierna del mundo y yo asentí.

-Pues ahora no quiero que me vean como la niñita que se pega con pesadillas tres días con solo escuchar una voz de ultratumba, que tengo 19 años, joder... -Soltó una pequeña carcajada.

-Hagamos una cosa – le miré confusa- Haremos como si aquí no hubiera pasado nada y volveremos con estos, me sentaré contigo en un sofá y te echas a dormir, o por lo menos lo intentas, ¿vale? -Asentí sonriente y le abracé con todas mis fuerzas, podía ser una tontería pero para mí era la cosa más importante del mundo.

Fuimos al salón y los chicos nos miraron, nos hicimos los locos y echamos a Carlos del sofá, que nos miró malamente. Yo me tumbé y él estaba casi tumbado, pasó su brazo por mi espalda para así evitar que me cayera sobre Blas. Empecé a acariciarle el pelo, él me miró y sonrió, cerré los ojos y me apoye en su pecho.

-Gracias.- susurré, y me quedé dormida.*

Sonreí, había sido muy amable conmigo. Decidí levantarme, pero no quería despertarle, así que me levanté lo más despacio posible. Vi a Dani en el otro sofá en una postura muy rara, tenía la cabeza sobresaliendo de este, se iba a partir el cuello, pero, ¿dónde estaban los demás? Me faltaban Blas, Álvaro, Jud, Carlos y Mary. Fui a mi habitación, allí estaba Álvaro, pero será jeta, que estaba en mi cama, Blas estaba en la de Mary, pero la verdadera sorpresa llegó cuando vi a Carlos y a Jud en la misma cama y una sombrilla en el suelo. Me fue a entrar la risa pero pensé que era mejor no despertar a Jud y salí de allí.

Endless summer.Where stories live. Discover now