Desde donde nacen las estrellas y los colores

XIII

C:

Fui un poco brusca. Lo reconozco, así que ahora me toca disculparme a mí.

No debería haber opinado sobre si estás roto o no sin siquiera conocerte. Perdón por haberlo hecho.

Tampoco dije que dejes de hablarme, ni de escribirme. Me gusta que lo hagas, pero no entiendo una mierda lo que me estás diciendo. Nadie te importa, pero de la nada yo sí. Soy la excepción a una de tus reglas, y eso que no estaba intentándolo. No tengo nada especial. No hice nada por ti. De momento, solo fui una mierda contigo.

Ya que tanto insistes en que nos conozcamos, voy a preguntarte algo.

¿Por qué no prestas atención en clases?

Agnes.

Intento prestar atención, pero cuando lo hago todo me parece tan absurdo que termino desvariando. Y no es que no consiga hacerlo, sí que lo hago. Mi manera es dibujando. Puedo hacerlo mientras escucho a los profesores, me ayuda a concentrarme para seguirles el hilo, solo que ninguno de ellos lo entiende. Creen que lo hago para ignorarlos, cuando en realidad es lo único que me sirve para no perderme.

Sobre lo primero que dices, ni siquiera yo entiendo porqué me interesas tanto, pero no es que no hayas hecho nada. Fue algo muy tonto, sin importancia, pero me gustó la forma en la que me miraste. Algún día, cuando tengamos confianza, me permitiré explicarte qué fue lo que sentí, pero de momento dejémoslo ahí.

Ni yo sé qué es esto, Agnes. También quiero entenderlo.

Te propongo esto: ya que respondí a tu pregunta, ahora tengo derecho a hacer otra. ¿Entiendes la dinámica?

Responde solo si quieres, pero me dejaste con la curiosidad de saberlo, y sería patético de mi parte hacerme el tonto como si no lo hubieses mencionado en lo absoluto.

Cuando dijiste que ya no estás dispuesta a ser el centro de rehabilitación de alguien, ¿a qué te referías?

-C.