R E V E N G E ||Karmagisa||

《C U A T R O》

Aquel cuarto era tan frío, tan húmedo, tan sombrío; no se podía ver nada a causa de la oscuridad. Lo único que había en ese lugar eran: Un balde, un pan duro y un pelirrojo desorientado, aprisionado de los brazos y piernas por unas cadenas pegadas a la pared. Al chico ya le estaban empezando a doler los brazos por la posición en la que se encontraban, pero, ¿qué podía hacer?, estaba encadenado. Hace un rato había despertado en ese lugar sin explicación alguna.

—«¿Qué es este lugar?, ¿Cómo llegué aquí?».—Eran las preguntas que invadían su mente.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver una silueta en medio de la oscuridad.

—Veo que ya despertaste.

La repentina luz encandiló los ojos del pelirrojo, por lo que no podía ver el rostro de su supuesto secuestrador.

—¿Q-Quién eres?—La voz del oji-dorado era débil. Han pasado horas desde que no comía nada, ese pan duro estaba muy lejos como para que lo pudiera alcanzar en su estado, y la fatiga lo estaba matando.

—¿Eh, no me recuerdas? Qué feo...—La voz arrogante del extraño se le hizo un tanto conocida, o más bien, familiar.

—¡Suéltame ahora mismo!—Con sus pocas fuerzas e ignorando el gran dolor que sentía en su cuerpo, como si lo hubieran pateado repetidas veces, se revolvía y tiraba de las cadenas.

—No, no. No hagas eso, ya perderás tus fuerzas en otro momento y otras circunstancias.—Esas palabras helaron a Karma.

—¿Por qué me secuestraste?

—Por muchas razones... — Con cada palabra, se iba acercando poco a poco en dirección al encadenado.—Salvación mundial, la recompensa...

Los ojos del pelirrojo se adaptaron a la luz, y pudo así ver con claridad a la persona que tenía enfrente. Sus orbes se abrieron como platos y ahogó una exclamación, no podía creer lo que veía.

—Y... venganza.—Completó por fin el —ya no tanto— misterioso chico.

—No... n-no puede ser... Tú... —El pelirrojo estaba tan confundido que no podía decir nada con claridad.

—Te extrañé, hermano.

[Editado el 18/07/2017]