~16~

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Al día siguiente...

Kaito - nos vemos mañana, linda.

Rin - adiós, príncipe - soltó una ligera risa.

Len - tener que soportar esto cada que salimos del instituto es algo molesto - pensé mientras comenzaba a caminar, así, segundos después, sentí la presencia de Rin junto a mí intentando seguir mi paso.

Rin - hoy salimos más tarde, ya son las tres, y aún tengo que preparar algunas cosas para la piyamada.

Len - Lila san se encargará de eso - dije algo frío como de costumbre.

Rin - ¿uh?

Len - te debo un helado ¿no es así? Desde hace mucho.

Rin - sí, el día que empezó a llover.

Caminé un poco más rápido sin siquiera mirar a la rubia, sin embargo, sentí su paso apresurado a alcanzar mi ritmo. Cuando por fin llegamos a la heladería me detuve, saqué los yenes suficientes, y se los di a Rin.

Rin - ¡bien! ¡Con el calor que hace esto es tener suerte! - exclamó y se adentró en la heladería sin rodeo alguno.

- en verdad que es infantil - pensé después de observarla salir con un helado en la mano.

Rin - ¿volvemos a casa?

Len - no realmente - dije y empecé a caminar nuevamente - nos desviaremos esta vez, no tardaremos mucho.

Rin - ¿uh? ¿Y a dónde vamos? - cuestionó siguiendo mi paso.

Len - a un lugar donde mi padre solía llevarme cada que era mi cumpleaños.

Rin - ¿un parque?

Fijé mi mirada en Rin, observándola comer entretenida su helado sin quitar la vista del camino.

Len - no realmente.

Minutos después...

Rin - ¿falta mucho? Ya me cansé, incluso ya he terminado mi helado.

Len - deja de quejarte y cierra los ojos.

Rin - al escuchar esa frase mi corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, sentí un ligero calor en mis mejillas y obedecí su orden. Sentí como colocó su dedo índice en mi espalda y comenzó a empujarme con el mismo, obligándome a caminar en una determinada dirección, y, aunque temía a tropezar con algo, el simple hecho de saber que Len estaba ahí me tranquilizaba. Después de unos segundos Len quitó su dedo de mi espalda, entonces me detuve aún sin abrir los ojos y me limité a arquear una ceja.

Len - abrelos e intenta no gritar, me irritas.

Obedecí su orden, para al abrir los ojos, encontrarme con el paraíso, un lugar hermoso, un lugar incomparable, había miles de dientes de León, no, ¡eran millones de dientes de León! Era un lugar enorme, forrado de aquellas flores tan delicadas que se movían ligeramente por el escaso viento que había.

Mi querido mayordomo...*rinxlen*Where stories live. Discover now