XLIV

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Nota 40

Hola, chico de los ojos verdes.

Cansada de tus vueltas, decidí ser yo la que dé el primer paso. Así que lo hice.

Fui y saqué mis dudas a flote.

Al principio fue más un monólogo de mi parte que otra cosa. Increíblemente logré contener mis lágrimas en el momento.

Tu silencio cuando acabé de hablar fue sepulcral.

Tan solo te quedaste ahí sentado y me observaste, estudiándome con la mirada, hasta que te sentiste seguro, supongo, y lo hiciste. Me diste mi tan reclamada respuesta.

Puede sonar mediocre, ¿sabes?, pero hubiese preferido tu silencio de misa. Dicen que el silencio otorga, entonces: ¿las palabras destruyen?

Tus motivos se clavaron como una daga en lo más profundo de mi ser, Noah.

Firma: la chica de la trenza bicolor.

El chico de los ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora