Capitulo 4

507 45 1
                                    

El sonido de los papeles caer sobre la mesa del despacho provocaron un gran eco que se extendió por todo el lugar, Jorge tragó saliva y observó a su madre tomar asiento a su costado.

—Aquí esta de lo que hablamos...— susurro ella con seriedad — quieren separarse?, lo haremos oficial.

Jorge elevó su mirada a la de Martina y espero ver algun signo de duda en ella, no lo encontró, un simple destello de miedo fue lo único que pudo apreciar en aquellos bellos ojos chocolate, observó como su madre le entregaba aquel papel junto con una pluma esperando por su respuesta.

—No es por ofender Cecilia... pero creo que este asunto solo es de Jorge y mío — hablo la castaña con cierto temblor em su voz.
Todo había sucedido tan rápido que jamás se hubieran imaginado llegar hasta aquel punto, lo único que ambos necesitaban era hablar, pero ninguno de los 2 lo aceptaría por su maldito orgullo.
—Si mamá... no deberías meterte.

Cecilia se levanto con superioridad de su silla y camino por alrededor de la mesa, Jorge observó a la gente que estaba en el despaho, reconocía a algunos abogados de la empresa ¿qué hacian ellos ahí?.

— este asunto se volvio de mi incunvencia desde el momento que te embarazaste Martina...— aclaró ella mientras se curzaba de brazos— sus hijos son los futuros herederos de la fortuna de Jorge. Y Jorge será el mayor propietario de acciones y fortuna Blanco, así que haremos esto a mi modo...

—se quieren separar? Bien, pero lo haremos legal.

Un repetido sonido comenzo a inundar los oídos de Jorge, el castaño tomo su almohada y tapo sus oídos, había tenido una terrible pesadilla -o más bien, un maldito mal recuerdo-. El sonido volvío a escucharse pero esta vez Jorge lo distinguio, un silvido. Alguien silvaba una canción a muy pocos metros de él.
Con cansancio notorio abrió sus ojos tratando de adaptarse a la luz de la luna pero en vez de ello, la cínica y divertida mirada de su hija apareció ante sus ojos.

—Bu!

Jorge se sentó de un salto y miró como Dafne reía a carcajadas sobre aquella silla, paso una de sus manos por su cabello algo agitado por el susto que su hija le acababa de provocar.

— sabes que me molesta que me veas dormir...
— sabes que no me importa tu opinión... — Dafne se interrumpió al instante que vío la mirada molesta de su padre y cruzó sus brazos con diversión— bueno, me disculpo. Pero es que verte dormir es tan relajante.
—aunque tengo que decir que hoy estuviste muy intranquilo — murmuró la castaña cruzandose de piernas mientras Jorge se ponía de pie y encedia las luces de su recamara.
—Recuerda lo que dice Cecilia...— cuchicheó divertida la castaña — Mente sucia, conciencia intraquila.

El castaño se giro a ver mal a Dafne y dio un trago de agua a la pequeña botella que acababa de abrir. Tenía que aceptar que aquella no había empezado como una gran noche, ver a Martina después de tanto y haber peleado con ella solo había provocado que sus más malos recuerdos salieran a la luz en su cansada mente, que cruel era su cerebro al implantar todo aquello mientras trataba de descansar.
Escuchó el timbre de su teléfono y se giro para buscarlo con la mirada.

— ya recuerdo porque venía en primer lugar...— exclamo Dafne sonriente mientras hacia girar el teléfono de Jorge sobre sus manos — la tía Mercedes te ha estado hablando por casi una hora.

Jorge arrebató su celular de las manos de su hija y se giro a ver su reloj estándar. Media noche, mierda! Con todo lo que había pasado en el día se había olvidado por completo de pasar su hermana. Corrió hacia su closet y con rapidez tomo una de sus sudaderas y sus tenis, para después salir corriendo por la puerta principal de su cuarto, al instante se regreso y miro con desesperación a su hija.

Secretos    p a r t e  2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora