My Valentine [3]

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Seungcheol.

A veces el verlo, pronunciarlo, o nada más pensarlo, provocaba que los sentidos de Jihoon se pusieran alerta. Y aquel momento no era la excepción.

La proximidad del contrario le provocaba ese llamado "cosquilleo mariposa" situado en su abdomen, solo que para él eran unas molestas abejas que le incentivaban a moverse, pero su cuerpo no cedía.

—¡Hyung! ¡Mira lo que me regaló nuestro maknae! —La voz de Jeonghan resonó en los oídos del más bajo y su corazón se estrujo cuando observó que la atención del líder no era más suya y aquella sonrisa que esbozo no era dirigida a él. Era demasiado bueno para que durase, pensó a la vez que el bichito oscuro volvía a picarle.

Celos.

¡No, basta!

Y, sin advertir la mirada de cierto peli-negro, frunció el ceño. Necesitaba algo.

¿Por qué le costaba tanto hacerle frente a la situación? En las series y películas todo parecía tan fácil, tan rosa, tan perfecto; finales felices aquí y allá. Esto es el mundo real, Jihoon. Se regañó mentalmente y sin medir sus bruscas acciones, salió de la sala de estar. ¿A dónde iba? Era la cuestión que sus pies resolverían.

Mientras en su mente los pensamientos llovían, no se percató de los pasos que le seguían, tampoco de la voz que aclamaba su nombre, y mucho menos vio venir la mano que golpeó su puerta antes de que su mano se diera el lujo de abrirla. Se sobresaltó y giró de inmediato, encarando a quien le había seguido.

—Jihoon, ¿qué te ocurre? Has estado muy raro hoy, desde la mañana. —El líder de SEVENTEEN frunció ligeramente su ceño. —Los chicos me contaron que saliste con Mingyu –traidores, pensó el más bajo-, ¿a dónde fueron? Sabes que es muy indiscreto salir así por así, ¿n-

—¡Basta, Seungcheol! —Y el límite llega para los sentimientos, provocando una reacción parecida a cuando agitas mucho una gaseosa. No puedes simplemente destaparla y esperar que no haga erupción.
—¿Acaso te has tomado la molestia de ver quién te regaló lo que tienes en brazos? ¡Pues claro que no! Has estado ocupado...no prestándole atención, ¿verdad? —Obviamente no expondría sus profundos celos, era muy vergonzoso. —Y por si no te queda suficientemente claro, fui yo. —El peli-negro abrió la boca, intentando retomar participación en esta discusión, pero el peli-beige elevó una mano. —Ahórratelo y...—Señaló el regalo en manos del mayor. —Ten la molestia de al menos revisar su contenido. —El menor suspiró, no importándole lo que sucediese después, ya no. Demasiado tiempo esperó y era momento de hacerle frente a todo, ahora solo entraría a su habitación y...

Más sorpresas le golpearon cuando, inesperadamente, fue encerrado en dicho cuarto por el mayor, este colocando pestillo a la puerta.

—No puedo más con esto, ¿me entiendes? Es un constante choque el que hemos tenido estos días, ¿por qué no me dices lo que ocurre? ¿Acaso está en la carta? ¿Por qué no me lo dices frente a frente? ¿Tan poca confianza me tienes? ¡Dímelo! Más que tu líder, soy tu amigo, Jihoon. —La decepción y molestia eran palpables en las poderosas exclamaciones de Seungcheol, y el dolor vacilaba en querer salir.

Los ojos de Jihoon picaron. Por favor, no. Lo último que necesitaba era ponerse a chillar como un niño.

—¿Es tan obvio que no lo ves, hyung? Ese es el problema. Como un miembro, como un amigo, no lograrías observarme como nada más que eso, ¿cierto? —Dio un par de pasos en retroceso, luchando por mantenerle la mirada. —¡Llevo tres años, tres largos y tediosos años Seungcheol, tres años queriéndote! —Elevó un poco su tono al decir aquello, bajándolo en cuanto notó su poca calma. —Llevo tantos días esperando confesártelo, intentando hacerte ver la claridad de mis sentimientos, pero no parece tan fácil como se ve. Es difícil, fue difícil...—Su pecho subía y bajaba, agitado por el arrebato reciente. —Yo...yo...no sabía que más hacer, y en este San Valentín se me presentó una oportunidad, ¿y sabes qué? La aproveche. ¡Hice lo imposible! Lo imposible por plasmar mis sentimientos claramente en un papel que...ya no importa, ¿o me equivoco? Ya n-

Calló al momento de que su rostro fue elevado para encontrarse con el de su contrario, y al notar algo que cubría sus belfos, se bloqueó, su mente dejando de procesar al instante. Los labios de Seungcheol se sentían como nubes. Nubes que provocaron un drástico y brusco cambio en su temperamento. Nubes que lograron impactarlo, porque las sorpresas jamás acababan en ese día. Nubes que empujaron aún más su esperanza.

Tan solo fue un ligero toque, una ínfima presión que le hizo silenciarse el par de segundos que duró. Su postura se destensó y al tener a Seungcheol a poca distancia, ahora observándole a los ojos, le dejó en trance.

—No me tengas lástima. —Murmuró.

—No sería capaz. —Fue la respuesta del peli-negro, el cual sonrió mientras su pulgar acariciaba la mejilla del más bajo. —Por lo que logro ver ya husmeaste en tu regalo, ¿verdad? Así que debes saber que hay una carta también; supongo que intentará compararse a la tuya. —Un tono dulce se asomó en su voz, descolocando al peli-beige. No podía ser, ¿Seungcheol era su amigo secreto? Es su amigo secreto. O muy bien se había desmayado en cuanto el mayor le había acorralado momentos atrás en busca de husmear su regalo y felizmente todo esto era un sueño...

O quizá Jun no fuese tan malo después de todo.

—Entonces, Lee Jihoon, ¿serás mi Valentín? —Acortó más la distancia, rozando ambas narices con afecto, provocando un tono rojizo en el más bajo. —Pero...no solo me refiero a hoy, me refiero de ahora en adelante. —Ahora la diversión abandonaba los labios del líder de SEVENTEEN mientras tomaba valor para rodear al compositor del mismo grupo con ambos brazos.

Por otra parte, Jihoon deseaba gritarle que no era justo que viniese como si nada tras la histeria de momentos atrás y le dijese tales palabras que le estaban ocasionando estragos en su interior. Su cerebro estaba en total crisis y su corazón latía con desespero absoluto. Una segunda parte de él deseaba abalanzársele encima y confesarle su eterno amor como en dramas y libros. Poder llamarle suyo. Su líder, su hyung. Su Valentín.

Tomando una profunda bocanada de aire, elevó sus frías manos para acunar las mejillas adversas y, luego de llenar de intriga al mayor, besó sus labios. Los besó de una manera cariñosa, sin malicia, sin ir más allá, solo disfrutando el mejor momento de su vida (hasta el momento).

Toc.

Las caricias que le propinaba su Seungcheol en el área de su cintura le provocaban querer derretirse ahí mismo.

Toc toc.

Los besos se multiplicaron con lentitud y calma, ambos deleitándose con la inocente presión de ambas bocas.

—¡Vernon, deja de moverte!

Pero jamás podría tener por completo un momento tranquilo en aquella casa con 11 mocosos chismosos. A refunfuños se separó del peli-negro, golpeando furiosamente la puerta con su puño, una, dos, tres veces, y sonrió satisfecho al escuchar pasos huyendo en diferentes direcciones llenos de pánico.

Se giró, encarando al mayor. —¿En qué estábamos? Cierto, me debes al menos 700 días de amor, Choi Seungcheol, y es mejor que comiences ya.





[ ESTO NO ES EL FIN. (?) ]

Hey, February 14th 《 JiCheol 》Where stories live. Discover now