Capítulo 22 - Nuevo comienzo

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Capítulo veintidós: Nuevo comienzo.


Ponerme al día con los deberes que he dejado sin hacer es complicado. Me he acomodado en la isla de la cocina, con mis libros y cuadernos esparcidos, el ordenador frente a mí y Fenrir tumbado a mis pies. Es raro que Ethan no se lo haya llevado, pocas veces les he visto separados. Al menos Fenrir y yo parecemos haber llegado a una especie de tregua porque no ha vuelto a querer arrancarme la piel a tiras por el mero hecho de existir. Aun así sigo guardándole mucho respeto.

Paso las hojas de mi libro de biología para volver a revisar cuántas páginas me he estudiado y si la cantidad que me queda es todavía grande. Tengo que estudiar al menos tres temas y terminar los ejercicios del último para ir bien el día del exámen. Voy casi dos. Sí, voy bien. Espero.

Llego al tema cuatro, al metabolismo celular, a sabiendas de que es el tema que menos me gustó en clase. Ahí está todo lo del anabolismo, catabolismo y esas fórmulas que me hacen creer que estoy en clase de química.

Aparto el libro para acercarme a la nevera en busca de algo que picotear. Al no ver nada que me llame la atención voy abriendo los armarios superiores y pasando la mirada por las baldas de la cocina. Nada. Lanzo una mirada a Fenrir como si él pudiera entenderlo, aunque me mira, dudo que lo haga.

Necesito algo dulce.

Me agacho para abrir los cajones inferiores, esos que hay entre la isla y la encimera. Me quedo a la altura de Fenrir, quien me mira atento.

—¿Qué? —le pregunto ofendida.

¿Me molesta la forma en la que me está mirando un perro? Vale, Emma, tienes problemas.

La puerta principal se abre en lo que busco algo que comer, paso entre las cajas de cereales y galletas para buscar algo más. ¿Tendrá regalices?

Los pasos de Ethan son rápidos, puedo escucharlos arrastrándose al salón.

—¿Emma? —llama.

Voy a responder cuando encuentro algo que me gusta detrás de las galletas. ¡Tiene filipinos! Sí, eso servirá.

Los pasos de Ethan vuelan escaleras arriba. Fenrir me sigue mirando cuando me siento en el suelo con mi nueva posesión. Si no fuera un perro podría jurar que está enarcando una ceja al haber visto cómo me arrastraba por el suelo para conseguir esto.

Abro la caja para sacar uno de los paquetes.

—¡Joder!

Devuelvo la mirada a Fenrir al escuchar el grito de Ethan, cargado de rabia, cerca de las escaleras. Hago una mueca, ¿está enfadado? No creo querer enfrentarle así, quizás por eso me es más difícil levantarme esta vez. Aunque tardo unos segundos, no es hasta que escucho el portazo de la puerta que estoy completamente arriba. Me muerdo el labio al dejar la comida entre mis libros y apuntes.

Ethan vuelve a entrar un segundo después, directo al salón para tomar un abrigo que dejó ayer sobre el sofá. Me humedezco los labios antes de poder hablar.

—¿Ha pasado algo?

—Ahora no —interrumpe de mala manera.

Se echa el abrigo al brazo y vuelve a salir.

—Parece que alguien no está de humor —murmuro hacia el perro.

Solo que esta vez Ethan no ha salido del todo porque le veo retroceder, asomarse a través del marco del salón y quedarse ahí. Abro el paquete de filipinos.

Juego de poderTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon