28

6.9K 405 23
                                    

Sonrío como una completa idiota, completamente enamorada de él. Enamoradísima. Le brillan los ojos, sus ojos grises brillantes, rebosante de amor y dulzura hacia mí. Le sonrío y acerco mis labios a su boca, y nos fundidos en un beso apasionado, lleno de anhelo.
- Christian cariño... Apenas minutos me has contado mucho sobre ti, me has confesado el porqué de nuestra ruptura, todo lo de Kate y tus miedos... Dame tiempo de asimilar todo, dame paciencia y fe cielo, por favor. Sabes que te quiero, y esto que me has dicho no cambia absolutamente nada - digo mirándole a los ojos. Se relaja al instante al oir mis palabras, y me regala una sonrisa tímida, capaz de derretir hasta el ser más frío. Miro embelesada su apuesto rostro, y le acaricio la mejilla con la mano. Su piel suave y cálida se estremece al sentir mi contacto, y voy bajando la mano, bajando por su cuello, y llego hasta el segundo botón de su camisa de lino. Él me mira con sus abrasadores ojos grises, que están ahora dilatados, y su pupila se dilata, dejando que se apodere el negro bajo el tono gris de su iris. Sonrío de medio lado, sintiéndome poderosa, y con la respiración entrecortada, mirandole a los ojos, sintiendo contra mi vientre su creciente erección, me miedo el labio inferior, sabiando cuanto le excita que haga eso. Él baja sus manos hacia mi trasero y me aprieta, haciendo que suelte un leve gemido, y subo las manos hacia su apuesto rostro, y con un hambre febril le lanzo los brazos alrededor del cuello y me apodero de su boca. Sube las manos por mi cintura y me acerca más a él. Entonces se escucha como la puerta se abre de par en par, y nos separamos con la respiración entrecortada, y Christian me coloca detrás de él, rodeándome con sus fuertes brazos, entrelazándo nuestros dedos, con su erección pegada a mi trasero. Oh Dios mío. Dejo de mirarle y centro toda mi atención a la persona que ha interrumpido nuestro encuentro: Mia, que está con los ojos como platos, perpleja, pero feliz de vernos juntos de nuevo. Noto como el calor se apodera de mi cara, que arde en este momento. Estoy notablemente ruborizada, y él no nota, y sonríe radiante, feliz, enamorado. Me giro para verle la cara, y su preciosa sonrisa me desarma, y me hace reír a mi también. Me mira con cariño y me coloca un cabello que se me ha soltado de la coleta por detrás de la oreja, para acariciarme el rostro con ternura y darme un largo y dulce beso en los labios.
- Chicos la comida esta lista. Mamá me ha dicho que os avise - dice sonriendo. Él y yo asentimos, y vamos hacia la puerta, pero Christian abre un cajón y me pasa una de sus camisetas blancas con las que acostumbraba a dormir a escondidas, inspirando su olor. Le sonrío y me la pongo, feliz. Él viene hacia nosotras y me abraza por la espalda, apoyando la cabeza en mi hombro. Mia posa su mirada en mi, y me mira apenada - Ana, señorita Steele yo...
Sonrío y no dejo que termine.
- Ana Mia, sólo Ana. Se que tenemos que hablar, pero no ahora. Vamos abajo - sonrío y veo como Mia me abraza con efusividad y baja las escaleras para ir al salón. Me giro de golpe, mirando a Christian embelesada, sonrío y me acerco poco a poco a él, y le beso en el cuello, suavemente, excitandole. Suelta un leve gemido, y me besa, desesperado, poseyendome. Me encanta ver el efecto que ejerzo sobre él. Me separo de él y salgo de su habitación, sale él también y me coge de la mano, acariciándome los nudillos con suavidad.
Llegamos abajo y Grace y Elliot nos miran sorprendidos, y se que se alegran por nosotros. Me disculpo un momento y voy a buscar mi móvil con las demás cosas que me había olvidado en la habitación donde practicaba. Tengo dos mensajes, uno de Dakota y otro de mi madre. Abro primero el de mi madre:
* ¿Estás bien cariño? Ya te echo de menos. Esta noche cenamos en casa de Grace cielo, nos vemos allí a las 18:30 *
Sonrío y tecleo una respuesta rápida.
* Vale mamá, te quiero y yo también te echo de menos *
* Ah cielo, creo que vendrá Elena también, acaba de volver a Seattle. Me ha dicho que tiene ganas de verte *
Elena... Era como una tía para mi, le tenía mucho aprecio, y aún se lo tengo... Siempre habrá un lugar en mi corazón guardado para ella. Abro el mensaje de Dakota, tan dulce conmigo como siempre:
* Ana hermana, recuerda que a las tres salimos a correr, y luego entrenamos. Me he apuntado a Hip Hop contigo, así te protejo de la zorrilla... Te quiero *
* De acuerdo, preparate para el día que nos espera, tenemos que entrenar duro hermana. Yo también te quiero, te espero a fuera en mi casa *
Al estar de nuevo en el salón, Elliot viene hacia mi y me da un gran abrazo, que sólo él sabe darlos. Es como mi hermano mayor, que me cuida y protege de todo, igual que Ethan, el hermano de Dakota. Suena mi teléfono y veo que es ella, mi hermana, la única mejor amiga que me queda.
- Dakota - digo animada. Elliot me lleva hacia la mesa, donde todo está ya preparado. Todo tiene una pinta exquisita, pero nada más olerlo, mi estómago da un vuelco, produciendome leves arcadas.
- Ana cariño sólo llamaba para ver como estabas, y decirte que sólo entrenamos cinco horas hoy, en la academia. He pedido permiso tranquila - dice risueña -. Ana te estás esforzando demasiado, no puedes más, estás esquelética y tanto esfuerzo no es bueno. Estoy muy preocupada por ti, no puedes seguir así - susurra, con la voz cargada de miedo y preocupación.
- De acuerdo Dakota, tranquila. Comeré algo, te lo prometo, si así te quedas más tranquila. Prácticamente eres lo único que me queda... Y te agradezco que estés aquí conmigo - sollozo. Al escucharme, todos me miran, horrorizados, con preocupación hacia mí. Lástima...
- Y me tendrás siempre Annie, no lo olvides nunca. A las tres te veo, adiós.
- Adiós - susurro, y cuelgo. Cierro los ojos. Ordeno mis pensamientos y reprimo las ganas de llorar. Suspiro, abro los ojos y les regalo una falsa sonrisa, que parece tranquilizar a todos, menos a Christian. Que bien me conoce. Me siento al lado de Elliot, y mi izquierda se coloca Christian, que me pasa el brazo por los hombros y me da una suave caricia, acercarme a él, cogerme suavemente de la barbilla y alzar mi boca a sus labios.
Todos comienzan a comer tranquilamente, yo miro mi plato lleno de ensalada césar, queriendo ir al baño y encerrarme para no comer.
- Cuentame Ana, me ha dicho tu madre que harás una prueba para entrar a una gran academia de baile - me dice sonriente.
- Si, es cierto. Para entrar a una de las mejores académicas de baile en el mundo. Estoy entrenando día a día, sin descanso, de veras quiero entrar - digo muy segura de mi misma.
- Y entrarás, estoy segura, aunque nunca había oído que hubiera una prestigiosa academia de baile aquí en Seattle - Oh no... aquí la verdad.
- No es en Seattle, es en Francia. Y si todo sale bien, y me cogen, tendré que irme en un mes, en junio - digo. Christian me mira atemorizado, y sus ojos se entristecen.
- Iré a verte siempre que pueda mi vida - me dice él, en un susurro en mi oido, haciendo que me estremezca.
- Lo se cariño - susurro cariñosa. Sonríe de vuelta. Su sonrisa es lo más bonito que hay en el mundo, adoro su sonrisa, adoro su preocupación por mi, adoro a Christian. Me acerco a él y le beso castamente en los labios. Me mira risueño, pero en un segundo, su mirada cambia, una mirada reprobatoria. Me mira con sus ojos grises enfadados, lleno de ira.
- Come Anastasia - dice. Es un susurro, pero el tono de su voz me indica que no admite réplica, está enfadado. El señor voluble ha vuelto... Sonrío con cariño, y comienzo a comer. Todos me miran mientas reprimo las lágrimas. No entiendo porqué lloro, es estaño. Christian me acaricia la espalda con suavidad, animándome a seguir. Los recuerdos fluyen, recordando cuando Amy y yo comíamos fuera, riéndonos de todo, hablando... Vienen recuerdos de Christian y míos, viéndonos a escondidas, durmiendo juntos toda la noche, abrazados en mi cuarto o en el suyo, dándome calor y cariño, escapandonos juntos, llevándome a comer a restaurantes obscenamente caros y lujosos, y luego todo se borra, y vienen a mi mente nuestra separación por culpa de Kate, la muerte de mi mejor amiga, todo mi dolor. Paro de comer, con las lágrimas brotando sin parar de mis ojos. Me da una fuerte arcada, que hace que me levante y corriendo me dirijo al baño, llorando. Cierro la puerta y vomito. Vacío mi estómago, de la poca ensalada que he llegado a comer, apoyo la espalda en las frías baldosas y lloro sin parar. Soy una estúpida, no valgo nada, y el hombre más hermoso del mundo, al que conozco desde que era una niña, me ama, me ama desde siempre, está enamorado de mí, y no lo entiendo. Él podría tener a mil chicas a sus pies, chicas preciosas, pero me ama a mí, una rubia esquelética, desaliñada que lo único que sabe hacer bien es bailar. La puerta se abre de repente, y entra Christian lleno de preocupación. No sabe que hacer, mi niño perdido. Se sienta a mi lado, y con delicadeza y cuidado me sienta entre sus piernas. Apoyo la cabeza en su torso, y lloro más fuerte.
- Christian... no lo entiendo. Te has abierto a mi, has confiado en mi y se que me quieres, y no entiendo porque me quieres. Puedes tener a todas las chicas que quieras, todas estarían a tus pies, por Dios mírate, eres perfecto, eres muy atractivo, unos ojos preciosos... tú eres tú en fin. Mírame, no valgo nada, no soy nada. Teniendo a todas a tus pies me eliges a mí, me has dejado amarte... Cuando te dijo eso Kate debiste estar con ella, por mas que me doliera... Deberías estar con alguien igual que tú.
Todos mis miedos quedan expuestos, esperando su temida respuesta. Me aprieta más contra él y suspira.
- Te quiero a ti Ana, te deseo sólo a ti, estoy enamorado de ti, la única que me ha enamorado has sido tu cariño. Eres la única que me conoce realmente, que me acepta tal y como soy, que conoce todas mis sombras y aún así sigue a mi lado, amándome a pesar de todo, apoyándome a pesar de todo. Y cuando me dijo eso Kate, no me fui con nadie porque solo te amo a ti, porque solo existes tu Ana, siempre existirás solo tu. Me he dado cuenta tarde de que me amas, pero un día pensé en todo muy a fondo, y me di cuenta de que me has demostrado una y otra vez cuanto me quieres, he visto cómo me mirabas, como se te ilumina la cara, como cobrabas vida cada vez que hablabas de mi, el brillo de tu mirada al mirarme... - susurra con voz entrecortada. Me giro y le veo la cara. Tengo las piernas al rededor de su cintura, con las manos en su pecho, mirándole a los ojos, y noto que llora. Mi niño, el amor de mi vida. Se acerca para besarme pero me aparto.
- No cariño no. He vomitado... - susurro llorando. Me acerca más a él, hasta que nuestros cuerpos se tocan.
- No me importa. Te amo, y me da igual que hayas vomitado, que lo estés haciendo ahora. Me da igual que estés esquelética, o que estuvieras gorda, me da igual lo que Kate nos haya hecho, no me importa absolutamente nada que no sea nosotros dos. Me quieres tal y como soy, y me has visto vulnerable, me amas a pesar de todo - dice, y nos fundimos en un beso cálido, donde vierto todo mi amor y cariño, un beso largo, muy largo, y me doy cuenta de que es aquí, en los brazos de mi amor donde quiero estar, donde realmente me siento segura.
- Me casaré contigo cariño mío - susurro contra sus labios, que al escucharme, se curvan hacia arriba, y sus ojos brillan, brillan de amor incondicional.

Otro capítulo❤❤❤ No hay palabras suficientes para agradeceros todo... Estoy profundamente agradecida con todos vosotros, y orgullosa de que mi historia vaya creciendo. Esta historia es tan mía como vuestra💕😍

Mi amanecer [ The grey's Awards ]Where stories live. Discover now