Capítulo XXVIII.

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-¿Naiara tienes todo arreglado? -pregunté mientras manejaba al colegio de Noah. Debía recogerlo mi Nana, pues al parecer hoy habían hecho un paseo y los levantaban a media tarde. Pero en vistas de mi pésimo comportamiento de ayer, quería pasar un tiempo con ella y como Liz debía asistir a sus clases no tuve más remedio que a regañadientes separarme. Sin embargo volvía feliz de haberla tenido entre mis brazos de esa forma tan única, con su perfume, su esencia aún impregnada en mi piel. Sentirla mía, estar dentro de su cuerpo volviéndonos uno solo, y poder percibir que compartíamos mucho más que sexo, que había sentimientos involucrados, tan fuertes de su parte como de la mía. Solo debía animarme, dar el paso y ponerle nombre a todo esto, pero sobre todo compartirlo con ella.
-Si cariño, todo pronto -oí que respondían al otro lado. Suspire aliviado, pues si no fuera por Nai no tendría las cosas listas en tiempo y forma.
-¿Elegiste la casa que vimos con vistas al mar verdad? -pregunté por última vez. No podía darme el lujo de fallar en nada, estábamos a menos de una semana del evento y era algo sumamente importante. Para mi representaba mucho más que los años de aniversario de la empresa, era una forma de rendir homenaje a mis papás, de hacerles saber estén donde estén que sigo manteniendo vivo el sueño por el que tanto lucharon y que los amo tanto como el día que se fueron o más. Y además tenía un plus extra, ese día sería un día en que marcaría un antes y un después para Liz y para mi.
Estaba más que decidido, ese lugar era perfecto para llevar a cabo lo que tenía en mente.
-Bebe por supuesto que sí, sabes que jamás te fallo. Debes tranquilizarte o podría pasarte algo. ¿Quieres que haga que te den un masaje?.
-No, no esta bien. No tengo tiempo para masajes ahora. Gracias Nai, mereces una compensación por todo. Hablamos luego. -escuche su risa antes de cortar, su cabeza seguro pensaba en compensaciones de tipo no monetarias, eso no cambiaba. Mire mi reloj y debía apurarme si quería llegar en hora.

Diez minutos después.

Estaba llegando a la entrada del colegio cuando vi que un hombre tenía acorralada a mi hermana contra la pared. La tenía tomada de la barbilla hablando muy cerca de su rostro, de una forma que parecía amenazante.
No dude ni un instante antes de salir corriendo a su encuentro, no sabía quien era ni me importaba, de ninguna manera iba a permitir que alguien tratará de esa forma a mi hermana.
No se habían percatado de mi presencia, lo cuál me dio cierta ventaja para acercarme a él. Me abalance sobre su cuerpo, agarrándolo por el cuello, para quitarlo de encima de ella.
-Explíqueme ya mismo que le estaba haciendo a mi hermana -exigí muy cerca de su cara, al mismo tiempo que apretaba más su cuello -antes de que acabe con usted.
Una sonrisa un tanto sínica apareció en sus labios y quise quitársela a puñetazos. No es que fuera partidario de la violencia, pero no podía tolerar haberlo visto en esa actitud con mi Nana. Si me contenía era porque estábamos en el colegio de mi sobrino, había niños que aparecerían en cualquier momento, además de sus padres y no quería que presenciaran algo así.
-Joven debería aprender a no meterse en lo que no le incumbe -dijo con mucha soberbia.
-Y usted a no meterse con mi familia -dije al tiempo que mi puño se incrustaba en la boca de su estómago.
Sentí como mi hermana trataba de alejarme de este tipo, pero no pensaba dejarlo ir tan fácil.
-Ethan por favor, ya déjalo. Solo vámonos -suplicaba mi hermana a mis espaldas, pero me iba a ser imposible detenerme hasta que obtuviera una respuesta.
-No volveré a repetirlo. ¿Por qué se comportaba así con mi hermana? -dije entre dientes, aguantando las imponentes ganas de matarlo.
-Porque no escucha a su hermana y mejor se van. Dejamos las cosas así, no lo complicamos más de lo que ya está y cada uno sigue su camino. ¿No le parece? -dijo aun sonriendo.
-Ethan te lo suplico, Noah aparecerá en cualquier momento. ¡Vámonos ya! -me imploró bastante alterada, apareciendo en mi campo de visión. Trató de empujarme para que nos marcharamos, pero era muchísimo más ágil y rápido que ella, así que pude asestarle un nuevo puñetazo al sujeto, pero esta vez en la cara.
-No quiero verlo de nuevo cerca de ella -dije mientras dejaba que Nana nos guiará a buscar a mi sobrino, la única razón por la que había decidido parar.

Mi Dulce Venganza #PGP2016Where stories live. Discover now