Razones

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-¡¿Qué está sucediendo aquí?!- exclamó el comandante Erwin.- Necesito una explicacion.

-Erwin, esto fue culpa de ann...-le corte la frase a Mikasa.

-Es toda la culpa mía, presione a Annie y provoque esto. Lo lamento.- confesé.

-Comprendo. Armin, estas castigado una semana sin poder hablar, ni acercarte a Annie.-se puso a milímetros de mi cara.- Como me entere que lo has hecho, serás comida para los titanes.- después de decir esto, se marchó.

Me fui corriendo de la sala para que nadie viera mis lágrimas caer. "Armin..." dijo Mikasa preocupada antes de que saliese de aquel sitio.

¿Una semana sin Annie...? Me pregunté a mi mismo sin poder creérmelo.

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Volví a mi cuarto quitándome las lágrimas. Abrí la puerta y allí estaba él tumbado en la cama con una sonrisa embriagadora y sus ojos intensos mirándome fijamente.

-¿Qué haces aquí Bertholdf?- le pregunté al verlo allí tumbado.

- Solo vine para animarte un poco la noche, no me niegues que no te apetece juguetear un poco conmigo.- dijo mientras se acercaba a mí poco a poco hasta comenzar a acariciarme.
Me lancé hacia él sin pensarlo dos veces y comencé a besarlo. Le quite rápidamente la ropa. Necesitaba urgentemente sentir su cuerpo contra el mío...Su piel ardiente y sus labios húmedos.
Ya cuando no había casi nada más que quitar, le tumbe en la cama de un empujón y me puse sobre él. Comencé a besar todo su cuerpo hasta que me paso apartándome de él.

-Espera...Annie estás muy rara.- susurró.

-¿Enserio? no me había dado cuenta. Deja de decir tonterías y sigamos.

Bajé directo a sus pantalones y se los desabroché.

-Vaya, si casi salta el botón de lo grande que está.- Dije con voz pícara. Sabía que a él le encantaba que le hablara así.

Me puse encima de él y me quite el sujetador. De pronto me cogió de la cintura y se puso encima de mí, en ese momento su miembro rizo contra mis bragas. Notarla tan grande provocó en mí un pequeño gemido.
Me quitó las bragas, y en ese momento me sentí tan indefensa ante él....

Deje que hiciera todo lo que quisiese conmigo. Solo quería sentirme bien, hasta que de repente ahí estaba él. En mis más remotos recuerdos...Armin.

Bertholdf estaba ya apunto de entrar cuando decidí parar.

-No puedo hacer esto...- me levanté y me puse unas bragas que estaban tiradas.

-No me digas que es por ese mocoso.- dijo con voz ofensiva.- Annie, vamos... Yo te puedo dar mucho más que ese.-me susurro mientras besaba mi cuello.

-Tienes razón, no se en qué estaba pensando.-me puse la mano en la cara.- Bueno sigamos con lo que estábamos.- comencé a besarle hasta que se nos fue de las manos y seguimos con lo que no pudimos terminar.

*Dos días después de aquella noche*

Me desperté de golpe por culpa de una pesadilla, allí estaba, a mi lado.

-bertholdf...¿estás despierto?- susurre mientras le movía ligeramente.

Al ver que estaba dormido como un tronco, le puse un beso en la frente y salí de la habitación para dar un paseo. Necesitaba tomar un poco el tiempo libre.

Pasaba por un pasillo oscuro hasta que al fin salí al exterior. Vi una sombra yendo hacia la cocina. "¡Armin!" me dije a mi misma. Corrí hasta allí y vi la luz encendida. Entre...

-¿Armin?- pregunte con volumen bajo.- oh Sasha eras tu, que susto.

-Lo siento Annie, no era mi intención. ¿no puedes dormir?-me preguntó mientras miraba en la despensa en busca de comida, seguramente.

-Si, jaja... Solo venia a por agua, ya me voy.

-buenas noches.- me dijo con una sonrisa.

Llene un vaso con agua, me la bebí de un trago y salí al exterior para poder volver a mi cuarto. "¿por qué hecho de menos a Armin?¿Por qué deseo besar sus dulces labios de nuevo?¿Por qué le necesito aquí a mi lado?" Me preguntaba una y otra vez.

Volví a la cama hasta quedarme profundamente dormida.

*último día de la semana*

Después de una mañana de entrenamiento y unas que otros recados por hacer, era hora de hablar con Armin. Me recorrí todos los lugares posibles en los que se podía encontrar. Pense y pense, ¿Donde podría estar Armin...? ¡En su cuarto! Comencé a correr en esa dirección hasta que al final estaba allí parada enfrente de su puerta, sin decir ni hacer nada. Estaba como una estatua en aquel sitio, vamos Annie... Abre la puerta...

Sin pensarlo más, gire ese pomo brillante y abrí la puerta. Estaba tumbado en la cama tapado con una sábana, sabía que era él por los pocos mechones rubios que sobresalian.

-Armin...- dije al verlo de esa manera. Me acerque a él y le destape.-¡¿Qué te crees que haces mocoso?!

Vi que estaba llorando, se me encogió el corazón. Unas lágrimas se me sobresalieron. Le cogí de la camisa.

-¡Deja de llorar imbécil!- decía entre gritos mientras le movía de un lado a otro.

Note sus brazos rodeando mi cuerpo. "Armin...Armin..." decía una y otra vez. Lo único que hizo fue acariciarme la cabeza y susurrar "ya estoy aquí".

-Mocoso...Te heche de menos.- le confesé quitándole unas lágrimas con los dedos.

-Annie... ¿Por qué me hicistes eso?-me miro a los ojos fijamente.

-Armin... yo... yo no lo sé, no sé lo que hago.- respondí llevándome las manos a la cabeza.- Solo quería sentirme querida, solo queria... Solo queria ser feliz como tu. Tu tienes todo, amigos, a la gente le caes bien...

-Annie tranquila...- me abrazo fuertemente.- yo solo quería que fueses feliz.

Mi corazón empezo a latir con rapidez, me sentía como en casa.

-Armin, lo nuestro no tiene ningún fin.

-Lo se, no te preocupes, no me haces tanto daño como crees. Puedo ser hipócrita, pero siempre tu y yo sabremos la verdad.

-Te quiero Armin.- dije antes de salir de la habitación.

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Mi corazón latía con fuerza, con felicidad con solo escuchar esas palabras. Annie, nunca te olvidare dije antes de que desapareciera por completo.

Me dolía que Annie no me eligiera a mi, pero no me puedo quejar. Tengo a quienes me quieren. De repente Eren y Mikasa entraron en la habitación peleando como siempre, me acerque a ellos rápidamente y les abrace como si fuera mi ultimo dia antes de morir.

-chicos, muchas gracias por existir. Os quiero.

-Armin, ¿Qué narices te pasa? Estas muy raro últimamente.- dijo Eren extrañado.

-¿Ya te hizo algo esa zorra? Dimelo que la mato si hace falta.

Reí fuertemente. No me puedo quejar de que no tengo nada, les tengo a ellos. Ellos son mi hogar.

Confesiones. (Armin x Annie) #AttackontitanWhere stories live. Discover now