12. Mi debilidad

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Maratón 2/3

Me levanté de la camilla y fuí hacia la ventana. Oí como abrían la puerta de la enfermería. No quise voltear porque sabía que era Amélia. De pronto me vino la imagen del beso de hace unos momentos.

-Amélia no veo nada-dije mientras me tapaban los ojos.

Se hizo el silencio no contestó nadie. Espera esta fragancia me suena de algo. Y solo llevaba esa fragancia alguien que yo conozco muy bien y le odio al mismo tiempo.

-Diego, quita tus sucias manos de mí, pervertido-dije intentando quitar sus manos de mis ojos.

-¿Quieres que te calle a besos como he becbo antes?-dijo cerca de mi oído y llevando sus manos a mi cintura.

-Sueltame pervertido-grité forcejeando.

-Si no dejas de gritar te besaré-dijo apretandome más fuerte contra él.

-Idiota-dije dejando de forcejear.

-Ves cuando quieres puedes-dijo con una sonrisa.

-Vale, pero ahora ¿te importaría soltarme, por favor?-dije sin mirarme.

-Asi no es la manera de pedir las cosas-dijo canturreando.

-¿Sería tan amable caballero de soltarme, por favor?-dije lo más convincente posible con una sonrisa falsa.

-Mucho mejor-dijo soltandome.

-Y ahora largate-dije sin mirarle señalandole la puerta.

-¿Por qué no me miras?-dijo acercandose a mí.

-Porqué no quiero ver tu estúpida cara-dije enojada sin voltear.

En realidad no quería mirarle con este moretón que tenía en la cara. No quería que se riera de mí. Y no quería que me ofenda.

-Sé que algo te pasó para no mirarme-dijo serio.

-¿Quieres saber lo que me pasa?-dije volteando.

Ya estaba harta de que se metiera conmigo.

-¿Y ese golpe?-dijo mirando en mi cara con seriedad.

-Esto me lo hizo tu querida novia asiliconada-dije gritando.-Y juro que esto se va a quedar asi. Eres testigo y no me vas a detener-dije mirandole.

-Yo que tu no me metiera con ella. Sabes de lo que soy capaz de hacer contigo, princesita-sonrió con arrogancia acercandose hasta mí.

-Eso ya lo veremos-retrocedí.

-Te e-qui-vo-cas-cantó dando un paso más y yo dí otro paso atrás.

-No me equivoco-dije retrocediendo hasta llegar a la camilla.

-¿Ahora que vas a hacer?-dijo abriendo mis piernas y posicionandose entre ellas.

-Sueltame pervertido-dije enojada.

-Hoy es la fiesta ¿verdad?-dijo en mi oído yo me estremecí.

-¿Y qué pasa con eso?-pregunté.

-Te llevaré a elegir el vestido más sexy del mundo y lo llevarás ¿de acuerdo?-dijo seductoramente y luego mordió el lóbulo de mi oreja.

-Ay-me quejé.

-Nos vemos luego princesa-dijo dando un beso en mi cuello para luego irse.

-Te odio bicho raro-grité enojada.

Pero me sentía rara y no sé porque. Pero cada vez que estoy cerca de él recorrían corrientes electricas por dentro de mi cuerpo. Sus besos por mi cuello y mis labios me hacían sentir en las nubes. Y tenía la sensación de que no era la primera vez que me besa. Reconozco que tiene un buen cuerpo bien trabajado pero no podía caer a sus pies ya que me dañaría.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora