paso uno: conocer

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Entrar en un papel de niña antisocial nunca me ha gustado, y menos por la ropa que debo usar o el titubeo con el que he de hablar, había llegado ya al teatro, cinco personas sentadas al frente juzgando a las bailarinas que hacían su coreografía, un hombre de boina amable, un chico de sexo dudoso bien arreglado, una mujer con un molote con cara de pocos amigos y de colmo rubia, un hombre mayor y un hombre de traje con la mirada fría, y sin anotar nada, solo observando con determinación, ya las bailarinas se estaban acabando y ya seguía mi turno, el caso fue tan repentino que ni si quiera prepare un coreografía, espero los 7 años que dure en ballet me sirvan de algo, pase con mi tutu, mis guantes, las zapatillas y un buen molote, sonreí y la música comenzó a sonar, mis pies se movían solos, mis manos iban también al compás, daba vueltas y saltaba con una gracia febril, la melodía y yo éramos una, acordes y finas, mi piel blanca sudaba y los mechones negros caían ya por mi frente la canción termino y entonces ahí me percate de los cinco pares de ojos criticandome, la muchacha asentía con aceptación, el hombre bien arreglado sonreía y el de boina se levanto.

—¿Cómo te llamas cariño?

—Bo..onnie Yo..young.- titubeo bajando la mirada.

—Sin miedo querida, creo que estamos de acuerdo cuando decimos que es la mejor candidata, ¿o me equivoco?.- pregunta a los demás jueces y todos asienten.

—Es muy buena bailarina, es la mejor para que interprete la pieza que tocaras el jueves por la noche.- apoya el hombre de sexo dudoso.

—Felicidades.- dice el joven de traje fríamente. Me retiro con un gracias en voz baja y titubiante, voy a los vestidores ahora vacíos y me visto, cepillo mi cabello y me hago una trenza de lado me pongo unos lentes sin aumento de rata de laboratorio y también cambio mis guantes por unos mas casuales, tengo suerte que en este lado del país siempre es fresco.

—Disculpa.- susurro nerviosa al chocar con alguien en el pasillo, por su forma de andar y la determinación de todo sé que él es a quien busco. —Al menos puedes decir esta bien o algo así, eres un total mal educado.- bufo al ver que paso de mi, mierda, lo volví a arruinar.

—¿Cómo me llamaste?.- coloco su mirada escalofriante en mi y su voz desafiante me puso los cabellos de punta.

—Mal educado, si quieres te digo el significado.- respondo sarcástica. A la mierda el protocolo no voy a servir siendo sumisa con un hombre que le falta que lo domen.

—No te preocupes, si lo sé, pero si quieres yo te explico donde esta la puerta de salida, ya no serás mi bailarina.

—Soy tu mejor opción no puedes echarme.

—Observame.- me desafía.

—No querrás que tu melodía quede arruinada por un estrepitoso baile ¿o sí?, tu y yo sabemos que el baile va con la melodía y viceversa.

—No tengo tiempo para niñerías.

—¿Qué cosas tan importantes puede hacer alguien como tú?

—¿Y qué es alguien como yo?.- se cruza de hombres y su penetrante mirada eriza mis vellos de la nuca.

—Alguien tan mezquino, subordinado, creído y mediocre.- su cara se torno en confusión tratando de resolver algo en su mente.

—¿Es una clase de metáfora?.- pregunta dudoso.

—Olvidalo, ya vete no te quito tu tiempo.- respondo mientras el se encoge de hombres y veo que entra a los baños, reviso el pasillo y corro al fondo y abro la puerta del servicio, cerrada, no iba a ser tan fácil, tomo uno de los broches de mi bolsa y abro la puerta.

—Vualá.- digo al haber encontrado lo que buscaba, el tipo era demasiado frío pero era cuestión de prestarle atención y era muy descifrable, las miradas que daba hacia acá y un cuarto de aseo jamás tiene llave.
El laboratorio era demasiado ordenado y limpio a comparación de otros a los que haya entrado, todo anotado en notas, iba a ser más fácil la extracción de información, miro los tubos con liquido plateado y marcados "Hg" el gran mercurio con el que este señor trabaja, observo las mezclas y tomo una y la echo a una bolsa de plástico, tomo también una libreta de apuntes y la guardo, al otro lado me encuentro con variedades de pastillas o ampulas.

HYDRAGYROSDove le storie prendono vita. Scoprilo ora