Mi Amada Jefa •|Selena Gomez Y Demi Lovato|•

Primera Fantasía.....

—¡Gomez! — gritó saliendo del ascensor haciendo que todos giraran su mirada hacía a mi — ¡A mi oficina ahora! — tiró su abrigo en mi escritorio y entró.

—La bruja está molesta — murmuró entre dientes mi amiga Lana divertida.

—No entiendo cual es su necesidad de gritar siempre, ¿Por qué no entra como no se — lo pensé por un momento y recordé a mi actriz favorita — como Meryl Streep en el diablo viste de moda — fruncí el ceño.

—¡Ja! Querida, porque no tiene el glamour y porque no es una estrella de hollywood — respondió obvia.

—Odiaba y amaba a Meryl en esa película — asentó y negué — bien, reza por mí — salí corriendo hacia la oficina de la bruja.

Toque una vez —Pase — salió de su voz chillona.

—¿Puedo hacer algo por usted? — pregunté.

Se mordió el labio inferior y se levantó de su silla — Da media vuelta — asentí confundida pero lo hice — perfecto, tienes un buen culo.

¿Gracias?.

—Gracias — digo sin saber qué más decir.

—Tengo mis fantasías, y quiero que cumplas una — suelta.

¡Divina mierda! — Esta bien — si no hay más remedio ni opción —¿Que fantasía?, bien empecemos — mientras más rápido mejor.

Ríe sonoramente — Veo que estás ansiosa — levanta una ceja — pero no, no será aquí, será en mi casa y esta noche, puedes retirarte.

¡Maldita lesbiana de mierda!.

—Con permiso — ¡La odio!.

—Espera — ¿Ahora qué?, me giro y me llama con su dedo.

—Mi beso gatita montes — si pudiera romperle la cara, juro que lo hiciera.

Me acerco y la veo, levanta un poco su rostro cerrando los ojos, ¡Es hora de mi venganza! — Si fuera más alta, pudiera besarme sin problema, podría llevar un banquito a todas partes — abre sus ojos y me miran con ganas de matarme.

—Lo mejor viene en frascos pequeños Gomez, no lo olvides — y antes que pudiera decir algo su mano me empuja hacia abajo.

Me besa apasionadamente y yo sólo permito que sus labios me devoren los míos.

—Anda — murmura y entreabro mis labios, sus manos bajan y suben por mi cintura.

¡Enana caliente!.

Nos separamos — con permiso jefa — y con mi orgullo por el suelo salgo sintiendo que valgo menos que la lata de atún que compre en Dollar Tree para el señor pecoso. No me culpen es que no voy a pagar diez dólares por una lata de atún en Publix si puedo pagar un dólar en Dollar Tree además al señor pecoso le gusta.

—No lo olvide Gomez — me detengo y cierro la puerta.

¡Maldita!.

Gruñó y me dirijo a mi escritorio.

—El día que alguno de nosotros salga de esa oficina sonriendo, ese día dejare de ser bollera — suelta mi amiga arreglándose los lentes.

—La odio — suelto irritada — la odio con todo mi ser a esa enana de mierda.

—Ya somos dos amiga — gira su silla y teclea viendo el monitor.

—Seguro nadie la quiere — digo y mi amiga se ríe.

—No tiene ni amigas, es la peor persona y lo peor es que nuestra jefa — dice conforme.

Suspiro — Espero alguien…

—¿Que alguien que? — esa voz….¡Mierda!, me giro y la veo con los brazos cruzados — por favor sigan señoritas — incita la señorita Lovato.

Lana me ve y yo la veo, intercambiamos miradas y las palabras no salen de mis labios y menos los de ella.

—Cierren la boca señoritas, les entraran moscas o víboras — escupe entre dientes viéndonos como si fueramos un insecto.

Estoy en problemas…

—Miller la espero en la oficina — le comunica a mi amiga, quien asiente.

Se va y me giro para ver a mi amiga, esta blanca, verde no se que color específico, es una combinación de muchos colores ahora mismo.

—Mierda Lana — me quejo.

—Selena me van a despedir — su voz es afligida.

—No, no — niego — hablaré con ella — digo no muy convencida de lo que digo pero lo haré, ser la hada madrina sexual de ella debe tener sus beneficios ¿No?, al menos un poco de favoritismo.

Ella ríe — ¿Y que?, ¿mágicamente no me despedirá? — me pregunta sarcástica — ¡Todo por tu culpa! — se lleva sus manos a su cabeza.

—Espera aquí, ya regreso.

Tal vez no funcione, tal vez si.

Abro la puerta sin anunciarme, ella se levanta y me mira con el ceño fruncido.

—¿Acaso no sabes tocar?, y no te dije a ti, le dije a Miller — asiento y suspiro.

—Se tocar, también sé lo que dijiste. Pero por favor no la despidas, ella necesita el trabajo y solo era un juego — me siento como una adolescente cuando la atrapan haciendo una travesura y no tiene escapatoria.

Gime en duda — ¿Que me darás a cambio? — arquea una ceja.

¡Es una aprovechada!— Lo que quieras — digo sacudiendo mis brazos.

—Esto que quede claro, no forma parte de mis fantasías — asiento — Quiero tocarte el trasero — se muerde el labio inferior.

¡Pervertida!

Sonrío forzosamente — Esta bien — me acerco y ella sigue parada enfrente de su escritorio.

Cuando estoy cerca me giro, dejando mi trasero delante de ella, lo toma en sus manos masajeando, apretandolo y de repente siento su mano fundada en mi trasero.

—Lo tienes un poco flácido — comenta y me aparto — te has puesto roja — comenta divertida — y no la iba a despedir solo le iba a llamar la atención, pero me ha gustado esto — se gira y con sus dos dedos hace una señal — vete.

—Desgraciada — murmuro.

Ríe y me largo.

Lo que uno debe hacer.

**

—Pasa adelante — pidió y entré.

Su casa es grandísima, lujosa, y costosa, lo que nunca tendré en mi vida. Triste realidad.

—Vamos arriba— camina por los finos escalones y la sigo.

—La verdad, tienes mas culo que estatura — y estoy siendo sincera.

Ríe — Eres tan ordinaria, me agrada — ruedo los ojos.

Llegamos y ella cierra la puerta con llave.

—Y bien.

—Bien — me imita.

—Dígame que quiere — me está estrenando.

—Quiero que me hagas un stripper — sus ojos me miran profundamente.

—¿Un qué? — trago en seco y niego.

— Un stripper — responde obvia.

—¿Aquí? — señalo donde estoy de pie.

—Aquí — asiente.

—¿Ahora? — pregunto tratando que me diga que no.

Suspira — Aquí, ahora y en esta habitación — ordena.

Estoy a punto de bailarle a una mujer, a cual odio y quiero verla lejos de mi.