capitulo 13

6K 313 2
                                    

Cuando Louis se despertó tenía la cabeza pegada a la melena de ___. Antes no se había dado cuenta de lo largo, tupido, sedoso y fragante que era. Se estiró con los ojos a medio abrir y respiró su aroma. Durante un momento, olvidó su plan de fomentar una amistad con ella.

___ se despertó al mismo tiempo. Miró el reloj, igual que siempre. Después permaneció quieta porque presintió que Louis también estaba despierto. A pesar de que le daba la espalda lo sentía. De pronto fue consciente de que la estaba tocando el pelo.

Aquella situación era ridícula. Eran dos adultos, medio vestidos, separados sólo por unas sábanas, que se habían despertado al mismo tiempo, pero no sabían cómo mirarse a los ojos.

-¿Qué haces? -murmuró ___.

-Aspiro el aroma de tu pelo -respondió sin titubear.

Ay Dios. Aquello empeoraba la situación.

-¿Por qué?

-Porque huele muy bien. Es un olor exótico como el del sándalo. Me recuerda ritos extraños en templos antiguos...

-Tienes alucinaciones -consiguió decir ahogando una carcajada.

-Si esto es la locura, no intentes curarme -murmuró mientras enroscaba un mechón en sus dedos.

La risa desapareció y de pronto ___ tuvo dificultad para respirar. Si permanecía en esa postura, casi imaginó...

Imaginó, ¿qué? ¿Estaba loca? Debía acabar con aquella situación inmediatamente. No necesitaba a ningún hombre en su vida. No quería a un hombre en su cama todas las noches. Y definitivamente no quería casarse. Había rechazado todo eso durante toda su vida.

Era necesario que lo detuviera, que alejara su mano, debía decir algo mordaz.

Louis la observaba apoyado sobre un codo. La luz del sol de la mañana se filtraba y le daba un color dorado cremoso a la piel femenina. La línea de su cuello, la curva de su hombro, el tirante deslizado por su brazo... era un cuadro de tanta belleza que no podía dejar de mirarla.

Ahí estaba su amiga.

En ese momento sus sentimientos no eran los de un amigo así que debía dominarlos. Aquella relación no daría resultado si no dominaba su libido.

Lo logró a base de un esfuerzo sobrehumano.

-Las niñas no se han despertado -dijo él animado y mirando a su alrededor-. ¿Cómo hemos tenido tanta suerte?

___ suspiró aliviada.

-Ni siquiera han chistado -aceptó y se cubrió el pecho antes de volverse para verlo.

Se dijo que mirarlo la ayudaría porque así desaparecía el misterio.

-Llevan horas durmiendo -dijo él.

-Tres, para ser exacta. No lo considero un récord.

-Parecen horas después de anoche -se desperezó-.

Gracias por dejar que me quedara aquí, ___. Te lo agradezco.

-No. Gracias a ti. Sin ti no hubiera podido con las niñas.

Louis le sonrió y ella le correspondió. Todo iba a marchar bien. Los dos se dominarían. Era un acuerdo tácito entre los dos.

Louis fue el primero en desviar la mirada. Estaba un poco nervioso como si no supiera qué se suponía que debía hacer. Últimamente cuando despertaba en la cama con una mujer lo primero que pensaba era en cómo escapar con el menor sufrimiento.

Chenille Savoy debía haber sido la que cambiara las cosas, la que cambiara su mala suerte con las mujeres. ¡Vaya broma! Se preguntó si Chenille volvería a hablarle alguna vez. Seguramente no. Las mujeres como ella no soportaban que nadie las dejaran plantadas.

-Ha sido divertido -dijo ___-. Como la primera vez en la que me dieron permiso para pasar la noche fuera.

-Como mi primera fiesta -sonrió-. Pero no diría que ha sido divertido aunque sí interesante.

-Supongo que está a punto de terminar -comentó ___ inquieta y desvió la mirada.

-¿Eso crees? ¿Por qué lo dices?

-No podemos seguir así. Tendremos que hacer algo con estas criaturas.

-Tienes razón -se volvió y dirigió la mirada hacia el lugar en el que las pequeñas seguían durmiendo-. Son encantadoras, ¿verdad?

___ asintió, era cierto. Pero necesitaban volver a su casa, dondequiera que estuviera. Miró a Louis y pensó que iba a pasarlo mal cuando se llevaran a las gemelas. ¡Nunca lo hubiera imaginado!

-¿Crees que Janine vendrá a buscar a sus hijas esta mañana? -preguntó Louis.

-No tengo la menor idea -no podía describir lo que pensaba de una madre capaz de abandonar así a sus hijas.

-Si no encontramos a Janine ni a Adam, supongo que tendremos que permitir que el Servicio Social cuide a las criaturas hasta que encuentren a sus padres.

Aquellas palabras enfriaron la mañana.

-¿Trabajan los sábados? -preguntó él.

-Estoy segura de que deben tener algún teléfono de emergencia -se encogió de hombros.

Los dos permanecieron sentados un momento mientras pensaban. Pocas horas antes, Louis había querido deshacerse de las chiquillas, pero por algún motivo había cambiado de opinión. Desde luego, quería que estuvieran en el hogar que les correspondía, pero sólo si era lo mejor para ellas.

-Se me ha ocurrido algo. Te dije que trabajo en la oficina del fiscal del distrito. Tengo facilidad para hablar con la policía y podría ir al centro de la ciudad para tratar de averiguar cómo está la situación sobre Adam. Es posible que también averigüe algo sobre Janine. ¿Qué dices?

___ levantó la mirada contenta, sintiendo que le habían quitado un peso de encima.

-Sería maravilloso. ¿Crees que realmente podrías averiguar algo?

-Lo averiguaré si ellos saben algo -le pareció extraño que le agradara complacerla-. Te prometo que buscaré en todos los rincones. Tienen una red de información muy amplia, no te imaginas lo grande que es.

-Estupendo.

___ desvió la mirada porque presintió que se iban a sonreír de nuevo y temió lo que aquello podría desencadenar. Ya era hora de seguir la rutina acostumbrada. Midió la distancia que había hasta el baño y pensó en cómo llegar allí sin tener que ponerse la blusa y la falda.

-Creo que me voy a dar una ducha -anunció-. Hay otro baño al lado de la sala si quieres...

-También yo tengo un baño al otro lado del pasillo -le recordó-. Será mejor que vaya a mi apartamento -añadió y se frotó la barba.

-Muy bien, pero... -sonrió.

-Pero, ¿qué? -preguntó él.

-Iba a decir que no dejes que ningún vecino te vea. Pero acabo de recordar que no conocemos a ninguno, ¿verdad?

-Exacto -se levantó de la cama y se desperezó-. Tu reputación está segura.

-También la tuya.

-Volveré dentro de unos minutos -rió. Miró hacia las criaturas que dormían y se dirigió hacia la puerta de entrada.

Tenía la mano a pocos centímetros del picaporte cuando llamaron a la puerta.

-i___! -gritó alguien afuera-. ¿Estas en casa? Déjame entrar.

UN REGALO EN MI PUERTA (Louis Tomlinson & tu)Where stories live. Discover now