[Lauren POV]
Dos años desde que cometí el peor error de mi vida. Tenía diecisiete, y el amor no me parecía el único factor para quedarme. No era capaz de criar un bebé, el odio hacía Shawn me separó de Camila. Mis impulsos. Todo de pronto se convirtió en nada. Y me fuí. Arrepintiendome cada día un poco más de haberla dejado. Pero si la volví a ver, ¿era cosa del destino no?
—Lauren.. —Suspiro antes de bajar la mirada, vi lo humedecido que se habían vuelto sus ojos, escuché el dolor en su voz y lo único que provocó en mi fue romper un poquito más mi corazón. —No puedo irme.
—¿Porque?¿Que te lo impide?
—Pregunté cogiendo su mano entre las mías, rozando su piel y acelerando mi corazón a toda velocidad.—No sé porque apareces siempre cuando.. No me voy a casar con ella, Lauren. —Dijo antes de soltar mi mano para enseñarme el anillo que tenía en el dedo. —Ya lo hice.
Lo primero que me vino a la mente fue aquella carta de despedida que le escribió un joven a su novia antes de morir, un caso trágico que tuvimos hace unos meses. El chico llevaba encerrado en un sótano meses, no tenía control sobre su vida, pero la tenía sobre lo que escribía, y él le escribió.
“Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar. Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad. Pero ellos.. No. Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal. No merecen ver tu pena, no mereces sentir ninguna pena, ni por mi, ni por nadie. Te quiero. Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula. Haz ver que me olvidas. Y me acabarás olvidando. De verdad.” [El texto es de Risto Mejide]
Y eso fue todo. Porque después de todo, después de cada una de las experiencias de tu vida.. Hay un final. Un final con un punto, un punto del que ya no puedes pasar porque siempre hay un momento en que el camino se rompe, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir. Desde tu camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, al final estará ella, pero al final solo ocurre una cosa, llegas sola. Y de repente te das cuenta que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes, y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar en las estrellas.
—Lo siento. —Suspiré girando la cabeza, aguantando las lágrimas.
Me levanté del banco mirando la pequeña Lux jugando con la tierra, una sonrisa preciosa dibujada en sus labios. Sonreí. Sonreí las lágrimas rodando por mis mejillas. Tal vez todo tenga un final. Tal vez se haya casado y tenga una hija. Tal vez ya no me necesité. Pero la vida esta hecha de Tal vez, y como dicen.. La vida pertenece a las personas que son capaces de naufragar bajo un diluvio. Prefiero haber perdido en el amor que nunca haber amado.
—No. No lo siento, porque no he echo nada para sentirlo. Te quiero, cometí un error.. ¿Cuantas personas cometen errores? Pero te quiero, Camila. Y eso.. Eso nadie me lo puede negar, excepto tu. Así que dímelo. Dime que te deje, dime que ya no me amas, que ya no me necesitas y juro por Dios que ya no me volverás a ver, simplemente desapareceré.. Porque soy capaz de desparecer por ti. —Dije antes de hacer que se levantara del banco. Cogí sus manos entres las mías y sonreí, vi sus lágrimas brillando en sus ojos. De un gesto con mi pulgar se las quite aprovechando para acariciar su piel. —Dímelo. —Repetí y vi su boca entre abrirse, incapaz de sacar ningún sonido de ella.
Vi sus ojos viajar de mis labios a mis ojos, un continuo viaje incapaz de encontrar su destinación final. Acerqué mi rostro al suyo, girando despacio mi cara, llegué a unos centímetros de sus labios, tan cerca que podía rozarlos. Sentía su aliento nervioso chocar contra mis labios. Lamí mi labio inferior sin darme cuenta de mi gesto hasta verla mirarlo fijamente e imitar mi gesto. Sonreí y lo repetí una última vez.
—Dímelo, Camila. —Susurré antes de dejar caer mis labios sobre los suyos.
Pedí acceso para poder entrar mi lengua, y el acceso fue aceptado. Quería llevarla hasta el cielo, hacerle sentir lo que ella me hizo sentir en mi primer beso, en nuestro primer beso.
El calor que desprendía su cuerpo se complementaba con el frío de sus labios. El sabor de su boca, el olor a primavera, las flores a nuestros alrededor, las risas de su hija. Todo en absoluto impregnaba el momento. Todo en absoluto hacía de ese momento, un momento único e irremplazable. Sonreí, posando mi frente sobre la suya, recuperando el ritmo normal de mi respiración. Esperando que mi agitación se tranquilizara. Me separé despacio de ella y sentí su mano aferrarse a mi camiseta con fuerza, rozando la piel de mi pecho bajo mi sujetador. Sus ojos estaban aún cerrados, como si de un sueño se tratase y tuviera miedo de despertarse.
—No te vayas, no te vayas otra vez.
—Susurró las lágrimas rodando por sus mejillas.—No me iré, nunca más. —Sonreí quitando las lágrimas de su rostro.

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Besos Prohibidos
FanfictionLauren Jauregui siempre ha vivido encerrada entre las paredes de los hospitales, no recuerda el sol contra su piel demasiado blanca para su gusto, no recuerda el sentir la nieve cayendo sobre su pelo. Pero su vida da un giro cuando por la puerta e...