Ⅰ Alec

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3 de Julio, 2010, Brooklyn

Cecily se puso el gorrillo de la sudadera que tenía puesta, debía pasar desapercibida y cruzar el portal para llegar al lugar donde se encuentra la hija de Valentaine. Sentía que su única misión era poder dar con el paradero del hombre y finalmente asesinarlo, así como él se encargó de asesinar a su padre y separarlo de su madre.

Cruzó el portal con las pocas cosas que traía consigo, aterrizando frente a una iglesia abandonada. El sonido de los automóviles la hizo dar un respingo. Se levantó del suelo. El viaje la había dejado algo mareada, pero debía entrar a aquel lugar para estar a salvo en caso de que un demonio quisiera atacarla ahora que no tiene nada de armas más que su estela haciendo bulto en el bolsillo trasero.

Camino como pudo hasta la puerta del lugar y pidió el acceso, estaba demasiado mareada y pronto unas ganas de vomitar inmensas la llenaron. Se cubrió la boca para evitar lo que venía a continuación fallidamente; se acercó a los arbustos y comenzó a sacar todo lo que tenía dentro.

Alec e Isabelle volvían de su misión, aún no sabían porque Jace había vuelto por aquella mundana a quien acababa de conocer. Ambos vieron a una chica casi arrastrándose hasta la entrada del instituto y luego vomitando a un lado, quizá era una mundi algo pasada de copas. Alec de todas formas tensó el arco e Isabelle preparo el látigo que tenía enrollado a la muñeca, después de lo que acababan de enfrentar en el pandemónium ya no se dejaban llevar por las figuras y rostros humanos.

Las puertas del instituto se abrieron y Cecily miro dentro, Alec e Isabelle se miraron confusos. No sabían que una nueva cazadora de sombras llegaría al lugar.

Se acercaron y ella se giró a mirar antes de entrar encontrándose con dos siluetas en la oscuridad que la miraban, el arco en la mano de una de ellas le dio a entender que quizá también eran cazadores de sombras.

̶ ¡¿Quién eres?! – le pregunto una voz de chica acercándose a Cecily

̶ No sabíamos que la clave mandaría a alguien más. – añadió Alec haciendo que el corazón de la chica Herondale latiera fuertemente. Esa voz, aunque cambiada por los años, le resultaba bastante familiar.

Miro a través de la capucha y un mechón de su ahora azul cabello se interpuso entre sus ojos. Los jóvenes Lightwood se acercaron colocándose frente a ella.

̶ No puedo creerlo. – susurró en cuanto pudo verlos más de cerca.

̶ ¿Quién eres? – volvió a cuestionar Alec guardando su arco y flechas.

̶ Alec. – dijo ella en un estado atónito, ciertamente no era lo que esperaba encontrarse. Estaba casi cien por ciento segura de que eran los Carstairs los que estaban en éste instituto.

̶ No, ese soy yo. ¿Quién eres tú? – dijo el pelinegro tratando de sonar más amigable lográndolo por poco. Isabelle no daba crédito a lo que estaba presenciando – Momento, ¿cómo sabes mi nombre?

Cecy se quitó el gorro dejando ver su corto cabello azulado y sus ojos también azules brillaron ante la luz del faro.

̶ ¿De verdad me has olvidado? – sin lugar a dudas, los hermanos Lightwood estaban más que sorprendidos.

...

Los tres entraron al instituto tomando asiento en la parte central, donde se encontraba la sala de mando. Alec caminaba desesperado pasando sus manos por su cabello aún más desesperadamente sin dar crédito a lo que veía.

Sober; a.l ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora