—Karma atravesó con rapidez la puerta del pequeño salón de clases, mientras trataba desesperadamente de hacer caso omiso a todas las miradas que se dignaban a posarse sobre él; con notoria incomodidad tomó asiento y fijó su vista a su desgastada mesa.
Llevaba casi tres meses conviviendo con sus compañeros de clases, sin embargo nunca había tomado el valor suficiente como para entablar una conversación con ellos, quizás se debía a lo ocurrido en la primaria; sin embargo el mismo había comenzado a pensar que no merecía hablar con nadie, ya que siempre que trataba de convivir con alguien terminaba lastimándole o hiriéndose el mismo, por lo que había optado en evadir a todas las personas a su alrededor, claro, exceptuando al peliazul y a la peliverde.
—Karma—Canturreo Isogai, no sabía cuántas veces este chico se había interesado en hablar con él, sin embargo siempre había terminado huyendo y muy rara vez contestándole con apenas una que otra palabra. Incluso él sentía algo de lastima por el moreno, después de todo siempre se había interesado en conocerlo e incluso convertirse en amigos, pero Karma nunca se lo había permitido—Me preguntaba...¿qué tan buen actor eres?, después de todo mi sueño es convertirme en todo un director de cine, y serías muy buena estrella principal—Agregó formando una especie de cuadrado con sus manos y encerrando en él al pelirrojo, quien tan solo le observaba en silencio.
—Yo...no creo que pueda ayudarte—Aclaró con una débil voz antes de que la profesora entrara al aula y Isogai saliera corriendo hacía su asiento bastante alejado del pelirrojo.
Las clases habían sido bastante aburridas como de costumbre, usualmente solía leer uno que otro libro mientras las clases transcurrían, sin embargo dado al acontecimiento del día anterior su mente había quedado en las nubes, y lo que menos había pasado por su cabeza era tomar un libro y ponerlo en su mochila, por lo que su cabeza no había hecho más que divagar. Pensó, pensó y pensó; sonrió al recordar la tímida sonrisa de Nagisa, la riña de Kayano, y el paseo de vuelta a casa, se atrevía a decir que quizás por un momento finalmente se había sentido feliz.
El timbre de salida resonó fuertemente en sus oídos obligándole a salir pensamientos. Tomó sus cosas y se dirigió hasta la azotea, el lugar menos poblado de todo el instituto, y el más tranquilo, válgame la redundancia.
Solía pasar cada almuerzo en ese lugar, la brisa fresca, el fuerte olor cerezos, y la preciosa vista, todo eso acompañado de una buena canción y un delicioso almuerzo, era casi como estar en un paraíso.
—Sigo diciendo que eres el perfecto personaje principal para mi película—Agrego una vez más Isogai, el cual, sin darse cuenta había comenzado a seguirle hasta su lugar feliz; Karma simplemente se limitó a suspirar fuertemente, sabía bien que Isogai no era un mal chico, pero que le haya seguido hasta la azotea solamente para volverle a pedir una y otra vez lo mismo había comenzado a hartarle.
—Puedo preguntarte algo...—Alargó esta vez con cierta desesperación en su voz, amaba estar solo, por eso tenía que terminar con todo aquel juego de una vez por todas—¿Qué ves de interesante en mí?
Isogai simplemente se encogió de hombros, nunca se había puesto a pensar en que era lo que le atraía del pelirrojo, quizás era el hecho de que nunca había hablado con nadie, o que siempre se la pasaba solo, sea como sea despertaba su interés de una forma inimaginable, y de alguna forma u otra iba a lograr acercarse a él. La excusa perfecta era aquella, la película.
—¿La verdad?, no lo sé—Alargó una pequeña sonrisa para luego soltar una risilla nerviosa—¿Quizás que estás todo el tiempo solo?; ¿el hecho de que tienes buena apariencia física y nunca ninguna chica se ha dignado a acercarse a ti?, la verdad, ni yo mismo lo sé, simplemente eres interesante—Aclaró con simpleza. Karma se había limitado a observarle directamente a los ojos, Isogai no mentía, nunca lo hacía, su mirada era segura y llena de amabilidad. Una equis había volado hacia las lejanías junto con la fuerte brisa, quizás, finalmente había comenzado a confiar en los demás, o simplemente en Isogai—Tomaré esa mirada como un sí, trae a todas las personas que puedas, muy pronto comenzaremos con la película—Karma se había quedado tan estancado en sus propio pensamientos que no había escuchado nada de lo que había dicho el moreno, aparentemente le había metido por qué sí en la dichosa película sin permiso alguno, pero claro, para cuando se las había arreglado para idear una excusa el moreno había desaparecido. Una vez se preguntó a sí mismo si realmente debía confiar en Isogai.
Para cuando se había percatado el almuerzo había llegado a su fin, al igual que las clases en general, todo el día su mente había estado recordando los acontecimientos del almuerzo y el día anterior, Isogai había mencionado que debía llevar personas para ayudar en la elaboración de la película, sin embargo tan solo conocía a Nagisa y a Kayano, y no estaba demasiado seguro de que ambos fueran a aceptar, sin embargo estaba dispuesto a arriesgarse.
Tras salir del instituto, y acompañado de un bello atardecer típico de la primavera se había dirigido hacía aquel pequeño puente por el que alguna vez había arrojado a Nagisa, si bien había entendido bien ayer el peliazul solía ir allí todos los días, la razón era desconocida para él, pero con verle le bastaba.
El camino era algo extenso, pero con la compañía de su música y un hermoso paisaje, poco a poco el puente se fue mostrando frente a sus ojos y junto a él un pequeño muchacho de contextura delgada y largos cabellos azules; ahí estaba Nagisa inerte del mundo observando apasionadamente el agua correr por el canal del río. Sin dudarlo comenzó a acelerar el paso, poco a poco la figura crecía y el olor al perfume del pequeño inundaba el ambiente.
Para cuando finalmente llegó a él se limitó a tomar su pequeña y fina mano para luego depositar un dulce beso en ella, quizás para muchos era un acto algo extraño debido a que ambos eran chicos, pero a él sinceramente no le importaba.
Nagisa se volteó levemente, para quedar justo frente a Karma, quién sonriente depósito otro pequeño beso en su mano para luego soltarla.
Definitivamente Karma Akabane había cambiado más de lo que el peliazul se imaginaba. Levemente sonrojado se las arregló para formar un torpe saludo con sus manos. Karma sonrió una vez más, el peliazul solo podía pensar en una sola y única cosa, Karma Akabane tenía la sonrisa más radiante que alguna vez en su vida había visto.
♡♡♡
¡Eh vuelto de entre las sombras!
Vale ya enserio, ¡muchísimas gracias por su apoyo!,en serio sus comentarios me ayudaron muchísimo, a pesar de que aún no supero las cosas del todo, muchas personas han estado apoyándome fielmente y eso me recuperado un poco siquiera.
Les debo un maratón o un especial, ¡ya queda en sus manos!, estaré encantada de hacer cualquiera.
En fin, en fin, vuelvo y repito perdonen las molestias causadas anteriormente ;--;/.
Una vez más gracias, y ahora sin más que decir me despido.
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Una silenciosa voz
FanfictionSegún dictan las tradiciones japonesas, encontrar un ramo de flores en tu asiento quiere decir solo una cosa; tus compañeros de clase desean que termines con tu vida. (AU) Inspirada en el hermoso manga de Koe no katachi.