Change of Heart (yaoi)

Capítulo 14

POV INGLATERRA

La fría sala del hospital me calaba hasta los huesos, tenía tantos aparatos irreconocibles pegados a mí que era simplemente insoportable, me sentía como un experimento de alguna sala de laboratorio. La peor parte era el respirador, en vez de ayudarme sentía que me estaba ahogando con él, pero no tenía fuerzas de quitármelo. Realmente ni siquiera estaba despierto.

Todo era una profunda oscuridad, me encontraba lo suficiente consciente como para distinguir voces difusas y ocasionales roces de cuando alguien venía a visitarme. Eso si alguien me visitara.

Todo era tan doloroso, y no solo hablando físicamente, psicológicamente me encontraba dañado. Pero quería creer que todo lo que había pasado con América desde nuestro rompimiento solamente fue un mal sueño. Probablemente había tenido un accidente desde hace tiempo y todo aquello lo había creado mi inconsciente que gusta de torturarme, una alucinación muy real, pero alucinación a final de cuentas.

Mis parpados luchaban por abrirse, por ver algún rayo de luz después de una infinidad de penumbra. ¿cuánto había pasado desde la última vez que había abierto los ojos?

Me sentía aturdido, como cuando te bofetean repentinamente.

Divisé una figura. Mechones dorados como el sol, piel de pálida porcelana, labios impasibles, reposaba la barbilla entre sus manos y unos ojos tan azules como el mismo mar, pero tan vacíos como las profundidades de la tierra.

Quise hablar, moverme, carraspear, cualquier cosa hubiese funcionado. Pero no podía, me era imposible realizar cualquier clase de coordinación con mi cuerpo, no reaccionaba, como si mi cerebro se hubiese desconectado del todo.

Mis parpados volvían a cerrarse, no quería, luchaba irremediablemente contra su voluntad, ¿por qué el cuerpo no me obedecía? Estaba a punto de volver a sumergirme entre los brazos de un sueño profundo. Pero ahí estaba América, con aquella mirada tan frívola y seca, como si no le importase si yo seguía vivo, había perdido todo brillo en su semblante.

Sentí una puñalada cuando esos ojos se clavaron en mí.

De nuevo oscuridad, ¿cuánto tiempo habrá pasado ahora? Cuando se está inconsciente es difícil percatarse de lo que ocurre a tu alrededor. Pero aquel rostro desinteresado persistía en mis sueños, era dolorosa la manera en la que él se había convertido en un puñal que amenazaba con acercarse cada vez más a mi piel, enterrándose lentamente, como si disfrutara de la tortura y las lágrimas en los ojos de su víctima.

Volví a despertar, parecía ser de madrugada, con el viento corriendo libre tras la ventana, el lugar era tan deprimente con aquella atmósfera azulada, el techo era aburrido, las pequeñas luces de los aparatos garantizaban cierta iluminación tenue.

Una persona estaba junto a mí, recostaba sus brazos en la cama mientras su cabeza estaba hundida entre estos, el resto de su cuerpo se encontraba sobre una silla.

Podría identificar aquel aroma en cualquier sitio, hasta con el odioso respirador y el olor característico de los hospitales.

Forzadamente levanté mi mano para poder acariciar su rubia cabellera, era tan suave al tacto como la seda, aquella sensación era relajante y perturbadora.

Me sobresalté al sentir que América se estaba despertando, aparté mis dedos con rapidez, limitándome a mirarlo. Nuestras pupilas se conectaron cuando su sueño se disipó. De haber podido sonreír lo habría hecho, aquel semblante me devolvía la esperanza, era de una preocupación evidente y un alivio palpable, su mirada brillaba con dulzura. Ese era el Alfred que tenía tiempo que no veía.