11. Rompecabezas

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-No quiero que los escuches.-dijo Ryan, tomando su rostro.- Quiero que me obedezcas en eso. Por favor, Chloe. No voy a dejar que vuelvan a hacerlo.-la miró.- Decime algo.
-Quiero volver a casa.-susurró ella.
-Entonces vamos.-besó su frente y la abrazó con fuerza.- Llegó la hora de que vuelvas a casa. Ahí está tu papá.
La chica se acercó a su padre y lo abrazó con todas sus fuerzas, descansando la frente en su cuello.
-Volvamos a casa, mi amor.
Se despidieron de la familia Payne y subieron al auto. Harry no arrancó. La miró. Ella tenía los ojos cerrados y la cabeza contra el cristal. Sin perder un minuto, la tomó, sentándola en sus piernas y le sonrió.
-¿Sabes cuál es mi cosa favorita en el mundo?-preguntó él.
-¿La música?
-No. Tu sonrisa.-las mejillas de ella tomaron color y su padre rió.- Quiero que te quedes conmigo hoy, como en los viejos tiempos.
Ella acarició la mano de él con suavidad.
No era usual que la chica hablara tanto, que se sonrosara, que se dejara mimar y abrazar. Pero parecía haber vuelto cuando su madre se fue.

Mientras iban camino a casa, Ryan marcaba el ritmo de la música con sus dedos y su padre lo miraba por el espejo retrovisor.
-¿Están juntos?-preguntó.
-¿Ustedes lo están?-respondió él con un nuevo cuestionamiento.
La música siguió sonando pero nadie más dijo nada. Liam buscó la mano de su esposa y ella entrelazó los dedos de ambos. Sí. Estaban juntos.

-Jessy.-llamó Zayn.-¿Qué haces?
-Me voy.-dijo ella, cerrando la valija. Su padre volvió a abrirla.
- No te vas a ningún lado.
-Si, papá. Me voy. Mamá se fue, ¿sabías? Encontró los papeles de divorcio. Vos los firmaste y nunca la dijiste nada. Ella los firmó y se fue. Voy a irme también.
-Hija...
-Hija, nada. Ya está.
La chica quiso pasar por su lado pero él retuvo la valija. No permitiría que ella se fuera también.

-Dijo que nos extraña.-dijo Danielle.- Louis, saben lo del bebé. No son tontos. Creo que deberíamos dejar de intentarlo y ver a nuestros hijos. Los tenemos a ellos, pero vamos a perderlos. Freddie ya tiene diecisiete años.
-Pensé que querías un bebé.-dijo él, desconcertado.
-No lo quiero si eso va a hacer que los perdamos a ellos. Es...
Tres golpes en la puerta la interrumpieron.
-Vení, Margarett. Deben estar durmiendo.-escucharon a Freddie.
La mujer abrió la puerta y se encontró con la chica refregando sus ojos mientras lloraba. Louis se apresuró a rodearla con sus brazos y pegarla a su pecho.
-Tuve un sueño feo.-dijo como cuando no era más que una nena chiquita.
-¿Queres quedarte con nosotros hoy?-preguntó y miró a su mujer que ya se estaba acostando. La chica asintió.- Vamos. Mamá ya te hizo un lugarcito. Mirá quién volvió a ser nuestra chiquitita, amor. Maggy.
Ella se acostó entre ambos y Freddie esperó la queja que no llegó. Margarett realmente extrañaba ser la pequeña Maggy de sus padres.

Niall arropó a sus hijos y se tomó el rostro. No sabía cuándo había dejado de pertenecer a una banda para volverse padre. Se sentía un adolescente inexperto intentando sacar a flote a una familia ajena.
Los cinco tenían historias, pero cada uno debía enfocarse en la suya porque, si algo había aprendido es que las paredes del mundo son finas y frágiles como una hoja de papel de calcar, y él ya veía demasiadas grietas y marcas en sus paredes.

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