capitulo 1

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La lluvia caía a cantaros sobre los edificios de manhattan, en la época de noviembre en manhattan tenias que andar con sombrillas porqué no se sabia cuando llovería, él veía la lluvia caer semi desnudó fumando en la ventana, ella se para y lo observa mientras él mira melancólico por la ventana, las cosas entre ellos no han sido fáciles últimamente lo único que hacían era discutir, gritarse como unos maniacos para después hacer el amor, esa era su forma de resolver las cosas.

Desde la cena con su padre hace dos meses nada ha ido bien, su padre no dejaba de criticar que él fuera un simple pintor y de hablar de lo que ella se merece y lo que no, cosa que a nathan no le agrado pues si fuera por él ella viviría en un castillo de nubes y dormiría en almohadas de plumas toda su vida, él sabia lo que ella se merecía y deseaba mas que a su vida poder darle todo pero no era estupido, sabia que no podía y no podría ni en mil años, allí es cuando deseaba ser rico y no tener la vida que tiene, para darle lo que ella desee y llevarla a donde ella desee cuantas veces desee.

Evidentemente sus padres no la querían con él y la verdad si fuera por él ya la hubiera dejado para que ella tuviese una relación donde su novio pudiese tenerla sobre rosas pero ya lo había intentado, alejarse de ella y todo había salido mal, ella había sufrido y él aun peor, desde allí supo que jamas iba a hacer algo que le hiciese daño a ella, jamas.

Se acuerda la vez que le dijo que la quería con otra persona, que ella estuviera entre rosas, lo que le dijo fue insólito pero ingenioso.

- Yo no quiero estar entre rosas, nat- le dijo con una sonrisa divertida pero veía la tristeza en sus ojos- seria doloroso, las rosas tienen espinas y esas espinas se clavaran en  mi cuerpo dañandome y marcandome.

Desde allí no le dijo nada parecido, porqué sabia que si él le decía algo ella lo iba a revertir  saliendole con otra, era demasiado inteligente.

- Ven a la cama- le susurra con esa voz como seda, él se la la vuelta y la agarra por la cintura, esta enfundada en una camisa de botones suya y unas pequeñas braguitas de encaje, le encanta verla así.

Ella lo agarra de la mano y lo guía hacia la cama, se acuesta en ella y le palmea para que se acueste a su lado, él se acuesta y la atrae a su pecho.

- ¿En que pensabas? - le pregunta ella haciendo círculos lentos en su pecho.

Él suspira y ella deja un beso en su quijada.

- Estaba pensando....- dice él y ella centra toda su atención en él- en como hacer para darte todo.

- Otra vez con eso...- dice parándose y sentándose en el borde de la cama.

Él la rodea por detrás y pone su barbilla en su hombro.

- Kait, sabes que tus padres no me aceptaran hasta que no te tenga en un castillo - ella resopla y se gira agarrándolo por la cara.

- Si es por mi padre..- él se suelta de su agarre y se para pasándose una mano por el cabello, cosa que hace cuando se altera. Últimamente se altera mucho.

- ¡No es por tu padre! - exclama él frustrado - ¿No lo ves? Así nos amemos los prejuicios van a estar allí, cuando salgamos a la calle, cuando nos casemos, ¡cuando formemos una familia! Van a seguir allí, kait.

- Pero te he dicho que eso no me importa - le responde ella, impasible- no entiendo porqué te preocupas por eso, no me importa con tal de que estés conmigo, no me importa.

- ¿Como puedo estar contigo cuando ni siquiera te doy lo que te mereces? - dice molesto pasándose la mano por la cara.

- Dices que suelen ser las personas las que nos juzgan pero tu ¡Tu! Tienes mas prejuicios que esas personas - grita alterada- piensas en lo que yo tengo y lo que tu no, ¡y no deberías pensar en eso! Y estoy cansada de esto - cambiándose y recogiendo su bolso.

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